Aunque quienes miran con
cierta miopía la situación y sólo quieren apostar por el regate corto, sin
proyección de futuro, el panorama que tenemos tras las elecciones generales y
la gestión del gobierno de coalición minoritario PSOE-UPodemos, apoyado por
secesionistas y radicales, es más que peligroso, pues el Estado de Derecho no
se puede poner en ninguna negociación de gobernabilidad como moneda de cambio
para desbloquearla ya que es la garantía de nuestra convivencia en paz y
libertad. Y como, visto lo visto, buena parte de las minorías
desestabilizadoras no están por la labor de garantizar la gobernabilidad
gratuitamente en pos del bien supremo de consolidar el Estado de Derecho, sino
todo lo contrario, debieran ser nuevas elecciones las que resolvieran el asunto
en vez de decidirlo en el mercado de los despachos a cambio de cesiones que
rozan o traspasan la legalidad establecida. En efecto, si los chanchullos,
ventas y reventas, cinismos y trucos ideológicos o procedimentales difuminan de
tal forma el resultado de los comicios al extremo de que se pone en duda quien
debe gobernarnos, lo más prudente es que de nuevo se pronuncien los españoles
en las urnas en vez de calcular en los despachos, con nocturnidad y alevosía, quien
tiene más capacidad para vender o comprar, a plazos o al contado, nuestro
Estado de Derecho contemplado en la Constitución, todavía vigente, que los
españoles nos dimos en 1978, para enmarar nuestra convivencia en paz, progreso
y libertad. Y en esta tarea es evidente que tienen la mayor parte de
responsabilidad el PSOE y el PP, que han gobernado desde entonces nuestro país
con mayor o menor acierto pero sin poner jamás en peligro, como sucede ahora,
la estabilidad democrática, pues entre los dos partidos ostentan la mayoría,
más que absoluta, no sólo en las Cortes Generales sino, obviamente, en la
sociedad española en su conjunto, frente a minorías chantajistas y más o menos
antidemocráticas que alardean ante sus clientelas de sus posiciones totalitarias,
ante el estupor de la inmensa mayoría de los españoles. Sin embargo,
lamentablemente, no es así pues Sánchez y Feijóo, siguen en su pugna por una
investidura incierta en vez de sentarse para desbloquear la situación y firmar
un pacto de Estado que erradicase tajantemente negociar con quienes pongan
encima de la mesa exigencias que no sean meridianamente ajustadas a Derecho,
por legítimas que éstas pudieran ser, entre otras cosas porque, si no se
ajustan a lo emanado por la Constitución y en su marco, nadie, absolutamente
nadie, salvo el pueblo español soberano en su conjunto tiene la potestad de
aceptarlas y, de una vez por todas, hay que dejarlo bien claro sin cinismos
estratégicos ni ambigüedades calculadas que empeoran incluso la situación.
Entretanto, ya iniciada la ronda de consultas por parte del Jefe del Estado,
Felipe VI, con los partidos políticos para elegir candidato a la investidura,
ninguno de los dos potenciales candidatos, ni Feijóo ni Sánchez, cuenta con la
mayoría de diputados para ser investidos con éxito, mientras los partidos
independentistas en su conjunto, salvo el PNV, dejan plantado al Rey y ni
siquiera comparecerán ante él para decirle, como está establecido, cuál es su
posición de cara a la investidura, lo que, de entrada, ya debiera invalidarles
como negociadores de la misma, mientras los socialistas, que nada dicen al
respecto, sostienen que es “una pérdida de tiempo” que Feijóo sea candidato a
una investidura fallida, esperando que la de Sánchez, de momento también
fallida, consiga los apoyos necesarios si consigue que Junts, cuando fracase
Feijóo, se sume a Sumar, ERC, BNG, PNV y EHBildu (ya ven, cada uno de un padre
y una madre) ya que para ser investido necesita la concurrencia de todos ellos
en su conjunto, obviamente mediante la concesión de sus respectivas exigencias,
muchas de ellas de clarísima inconstitucionalidad.
No obstante Sánchez, tras optar por
una investidura “pronto” al entender que lo facilitaba el cambio de Junts
porque “han entrado en el juego” en la Mesa del Congreso, se resigna, visto lo
visto, a que Feijóo pueda intentar primero una fallida investidura tras no
obtener él el apoyo, claro y concreto, de ERC y Junts, antes de su reunión hoy
con el Rey, aunque, está seguro de que el líder del PP fracasará mientras él
gana tiempo para seguir negociando con Junts, el más duro de roer por su
manifiesto totalitarismo, ya que, de momento, ante el Jefe del Estado, sólo
cuenta, además de Sumar, con el “sí” de Bildu, no expresado por Otegi ante el
Rey. En definitiva, Sánchez, al no contar tampoco con mayoría, facilitará la
investidura “fallida” de Feijóo para que asuma su “fracaso” y mientras tanto
Junts, con el prófugo Puigdemont a la cabeza y tan solicitado por Sánchez, no
sólo exige la ilegal amnistía (además del ilegal referéndum de
autodeterminación) sino que pide ampliarla a condenados por delitos de
corrupción ajenos al “procés”, condicionando la investidura a que se revoque la
sentencia de cuatro años y medio a Laura Borrás por el saqueo del Instituto de
las Letras Catalanas, en tanto que Sánchez, en vez de dejar bien claro que,
para negociar, ilegalidades ninguna, asume que, si quiere ser investido, debe
buscar un alivio penal al “procés” (como si no fuera ya excesivo alivio los
indultos, la eliminación del delito de sedición o la suavización del delito de
malversación) por lo que su PSOE ya explora fórmulas jurídicas al efecto,
mientras Sumar crea incluso un grupo de trabajo para estudiar una propuesta que
haga viable la investidura del líder socialista. Y mientras el Gobierno niega a
la jueza que el CNI espiara a dos diputados de ERC, Moncloa, a pesar de todo,
ve “más cerca” la investidura de Sánchez pero sin una amnistía “total” (hay que
preparar el camino con adjetivos y eufemismos para ver si cuela) y ve “muy
probable” entenderse con los de Puigdemont despenalizando parte del ilegal
“procés”.
Y como, a pesar de todo este
mercadeo de ilegalidades, tanto PSOE como Sumar, admiten que Sánchez no tiene
los apoyos necesarios para ser investido, el PNV (¡cómo para fiarse de él!) plantea
retrasar el encargo a un candidato por verlo “precipitado”, mientras el
socialista y ex president Montilla (el andaluz más catalanista que muchos
catalanes) arropa (junto a los expresidentes Torra y Pujol y el president
Aragonés) a Puigdemont en un acto en el sur de Francia, evidenciando un patético
legado catalanista con este trío de ilustres personalidades compuesto por un
condenado, un procesado y el prófugo de la Justicia, con quienes se utiliza el
Estado de Derecho como moneda de cambio, en pleno malestar con el Gobierno por “ensuciar” la imagen policial, pues los
agentes lamentan ser moneda de cambio con el independentismo (es parte de la
moneda de cambio del Estado) cuando el propio Sánchez en 2015 consideraba
“indispensable e innegociable” la renuncia a la secesión por parte de con quienes
ahora pretende negociar; el más destacado, el prófugo Puigdemont, quien tiene
la desfachatez de decir en Francia que no busca una “salida personal”, sino que
piensa en “el país”, obviamente no en el país España, pues en ese caso lo que
debería hacer es comparecer ante la Justicia española para ser juzgado, como
hicieron algunos compañeros suyos de aventuras totalitarias. Por otro lado,
mientras Francina Armengol, arrimando el ascua a su sardina, manifiesta que “un
modo de acercar a la gente a la política es hablar con ella”, mientras defiende
a ultranza el uso de las lenguas cooficiales en el Congreso ya que “los
españoles debemos estar muy orgullosos de la riqueza lingüística” (lo que es,
sin duda, saludable, y para empezar requeriría que no se persiguiera el
castellano, lengua oficial en todo el Estado, en ninguna autonomía), el PP
rechaza el ultimátum de Vox y, al respecto, Génova niega al partido ultra las
“explicaciones” que éste exige para apoyar la investidura de Feijóo, mientras
consigue el apoyo de UPN y CC, con lo que queda en el aire su respaldo al PP,
que, al menos, ignora las exigencias de Vox, mucho menores de las que los secesionistas
exigen al PSOE, ya que simplemente exigen a los populares que expliquen su
estrategia antes de garantizar su voto a favor en el Congreso de los Diputados,
considerando el PP que, en todo caso, siempre será mejor morir con honra que
vivir deshonrado.
Entretanto la factura del año
electoral supone 93.763 millones más de deuda, que crece un 6´4% y asciende a
1´57 billones de euros, el 113% del PIB, mientras el Gobierno (sea el que sea)
deberá ajustar 24.000 millones en dos años para cumplir con Bruselas al haberse
comprometido en situar nuestro déficit en el 3% en 2024…..y el precio del
aceite (producto insignia de nuestro país) sin parar de subir enfilando ya casi
los diez euros por litro, que muchos españoles no pueden pagar.
Por lo que respecta a otros asuntos
citar que los contagios de covid repuntan en verano pero no la gravedad; que
Tenerife sufre un incendio devastador, el peor desde 1983, dejando 2.600
hectáreas calcinadas y miles de evacuados, mientras la Guardia Civil investiga
las causas del mismo que se originó en vario focos y bajo unas circunstancias
inusuales; y que la Selección Española Femenina de Futbol conquista el Mundial
celebrado en Australia y Nueva Zelanda al vencer, 1-0, en la final a Inglaterra
con un zurdazo de Olga Carmona y el liderazgo de Bonmatí, la MVP del torneo, desatando
la euforia en España, en pleno escándalo de Rubiales por un beso en la boca
robado a la jugadora Hermoso y tras su actitud machista indecente tener que
pedir perdón por la avalancha de críticas…..una vez más el pueblo está muy por
encima de sus dirigentes, ¡qué pena!.
Y del exterior destacar que varios
ejércitos africanos preparan ya una intervención en Níger, aunque la operación
militar fractura a los países del continente; que un cayuco a la deriva, que
salió de Senegal, deja 63 muertos; que el correísmo y un empresario se disputan
el poder en Ecuador, pues Luisa González y Daniel Noboa irán a una segunda
vuelta, mientras el sustituto del candidato asesinado en campaña electoral se
queda en el tercer lugar; que el progresista Arévalo gana la presidencia de Guatemala;
y que Países Bajos entrega 42 cazas F-16 a Kiev para vengar el derribo del vuelo
comercial MH17 y el papel de Putin en el sanguinario suceso.
Fdo. Jorge Cremades Sena
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