No
hay peor ciego que quien no quiere ver y lo confirma lo que ha pasado en las
elecciones autonómicas y locales de ayer, cuando, entre otros, no pocos
socialistas moderados, que no sanchistas, venimos diciendo, por activa y por
pasiva, que esta debacle del sanchismo, que es lo que ha sucedido, se veía
venir, pues Sánchez, erre que erre, adulado por incondicionales voceros afines
con orejeras, que se empeñan incluso en descalificar a los tradicionales viejos
socialistas moderados de toda la vida, prefiere seguir instalado en su
entelequia particular que, de no virar el rumbo, llevará al PSOE al caos más
absoluto si es que ya no lo está. En efecto, lo que ha pasado se veía venir
pues en el 28-M el PP ha arrasado sin paliativos tanto en los municipios como
en las CCAA, superando incluso las previsiones más optimistas para la derecha,
por lo que el vergonzante CIS de Tezanos, único que pronosticaba la victoria
del PSOE, debería comparecer ante la opinión pública y presentar “ipso facto”
la dimisión de su Presidente a quien pagamos con dinero de todos nosotros. La
crudísima realidad es que ni las vergonzantes predicciones del CIS, ni los
carteles insultantes con el hermano de Ayuso en Madrid ni las descalificaciones
personales hacia la presidenta madrileña o la de sus políticas, ni los anuncios
de Sánchez en cada mitin tirando la casa por la ventana para materializarlos
con el pertinente nuevo decreto en el posterior Consejo de Ministros, ni la
llamada a que viene el coco con Vox porque tendrá que pactar con el PP mientras
Sánchez lo hace con los radicalismos de izquierda y los secesionismos
totalitarios, ni otras tantas estrategias populistas vacías de contenido y de
credibilidad, han evitado la debacle del sanchismo. Una debacle para el sanchismo
ya que, tras ser superado por el PP por casi 800.000 votos, el PSOE pierde
cinco CCAA y once de las veintidós capitales donde gobernaba, mientras el PP,
no sólo conserva las que dirigía, sino que incrementa en ellas sus apoyos
incluso llegando a obtener mayorías absolutas como sucede en la Comunidad de
Madrid o en el Ayuntamiento de la capital, en los que ni siquiera necesitará
pactar con Vox para gobernar. Debacle sin paliativos para el PSOE que pierde comunidades
tradicionalmente socialistas como la Comunidad Valenciana, Extremadura,
Baleares, Aragón o Rioja, y sólo conservará Castilla-La Mancha, que podrá
gobernar en solitario, y Asturias, Navarra y Canarias, que podría gobernar
mediante pactos, al igual que le sucederá al PP en algunas de las CCAA citadas.
Pero es que además el PSOE de Sánchez pierde en las grandes ciudades y en las
capitales de provincia, pues el PP le arrebata Cádiz, Valladolid, Toledo,
Palma, Logroño, Granada, Cáceres, Valencia y Sevilla (esta última, la joya del
socialismo andaluz). La cruda realidad es que el PSOE pierde el poder
territorial que tenía y Moncloa, ante semejante fracaso, carece de relato
mínimamente creíble al que agarrarse de cara a los inminentes comicios
generales, cuando Sánchez, contra lo que muchos barones socialistas deseaban,
se ha encargado de convertir el 28-M en una especie de primera vuelta electoral
de lo que tiene que venir en diciembre. Page, probablemente el líder regional
socialista más crítico con las políticas del minoritario Gobierno sanchista, se
erige como alternativa interna en el PSOE (si es que hay algún debate interno
serio en la calle Ferraz) tras haber conseguido por la mínima nueva mayoría
absoluta en Castilla-La Mancha, pues en Asturias y Navarra simplemente han sido
capaces de aguantar el chaparrón y no perder.
Además,
no le han ido las cosas bastante mejor a los socios de Sánchez, salvo a
EHBildu, que se dispara, pues Podemos desaparee en varias CCAA (entre ellas en
la de Madrid, donde nació el invento populista) y en muchos ayuntamientos, y
ERC, su otro gran aliado, queda en la ciudad de Barcelona (objetivo del PSC
para gobernarla en alianza con otras fuerzas, con lo que sería la única gran
ciudad gobernada por los socialistas) como cuarta fuerza política, pues las
elecciones en la ciudad las ha ganado Junts con 11 concejales, seguido de PSOE
con 10, En Comú con 9, ERC con 7, PP con 4 y Vox con 2……el guirigay de alianzas
está servido, entre secesionistas de izquierdas y de derechas, populistas,
socialistas, derecha española y extrema derecha. Por el contrario en Madrid las
cosas están mucho más claras: PP 29 concejales, Más Madrid 12, PSOE 11 y Vox 5;
en Valencia PP 13, Compromís 9, PSOE 7 y Vox 4; en Sevilla PP 14, PSOE 12, Vox
3 y Podemos 2; y en Zaragoza PP 15, PSOE 10, Vox 4 y ZEC 2…..(son los
resultados concretos en las principales ciudades españolas), de unas elecciones
municipales en las que a nivel global el PP ha ganado con el 31´5% de votos,
seguido de PSOE con el 28´1%, Vox 7´2%, Junts 2´5%, ERC 2´4%, EHBildu 1´7%, PNV
1´5%, Compromís 1´5%, Ciudadanos 1´4% y BNG 1´1%).
Y
en plena resaca de las elecciones locales y autonómicas, mientras escribo este
artículo, salta la noticia de que un abrumado Pedro Sánchez, incluso antes de
someter a debate en el partido la situación, adelanta las elecciones, previstas
para diciembre, al próximo día 23 de julio, tras este fiasco del 28-M que
estamos analizando. La noticia es de tal envergadura que hace preferible dejar
el citado análisis de los recientes resultados electorales para un momento más
sosegado. No sabemos si el propio Pedro Sánchez será el candidato a las
generales o el PSOE elegirá a otro, son las consecuencias de un errático
proceder al gobernar abusando de los radicalismos, de la confrontación ideológica
y a expensas de los dictados que quieran imponer los partidos minoritarios en
asunto que están fuera de la realidad. En fin, ahora, que los voceros con
orejeras sigan su estrategia suicida de seguir apostando por la nada y el caos
y seguir desacreditando a quienes, desde una óptica de izquierda razonable,
moderada y progresista añoramos gobiernos de verdadero progreso, paz y concordia
entre la inmensa mayoría de españoles, en vez de ser tachados por ello de
fachas y cosas por el estilo que carecen de sentido común. Toca pues, esperar
acontecimientos.
Fdo. Jorge Cremades Sena
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