Dedicados nuestros
políticos, unos y otros, al juego perverso de ver quién es más hábil a la hora
de vender a los ciudadanos sus demagogias, contradicciones e incoherencias y,
por ende, denigrar las del contrario con meros fines electoralistas en vez de
perseguir ambos el bien general de todos los ciudadanos buscando verdaderas
soluciones a los problemas que tienen, asistimos a un caos
político-institucional en que nadie sabe a qué atenerse, pues lo bueno y lo
malo, lo adecuado e inadecuado, depende del quién, cómo, cuándo y dónde se diga
o se haga. Lo esencial no es, por ejemplo, que el Fiscal General se niegue a
responder al juez instructor como investigado para esclarecer unos presuntos
hechos que se le imputan, cuando precisamente su papel fundamental es “impulsar
la acción de la justicia en defensa de la legalidad, de los derechos de los
ciudadanos y del interés público tutelado por la ley”; lo que importante es que
se escape de la nebulosa en que él mismo se ha metido (y, por tanto, ha metido
a la institución) con su conducta “inadecuada” y presuntamente arbitraria, en
el ejercicio de sus funciones, lo que, al margen de si, finalmente, se
demuestra delictiva o no, ha de ser y parecer clara y transparente para no dar
lugar a indicios y sospechas que avalan su imputación, no ya en un tribunal
menor, sino nada menos que en el Tribunal Supremo, siendo improcedente, dado su
cargo de Fiscal General, que se acoja al derecho de no contestar a las
preguntas del juez (y de las partes) pues, como Fiscal General, debiera aportar
voluntariamente todo tipo de pruebas de su presunta inocencia y de la
culpabilidad de otros para ayudar a esclarecer meridianamente los hechos que se
le imputan (cabe recordar que, precisamente él, no es un ciudadano cualquiera,
es nada menos que el Fiscal General del Estado). Sin embargo García Ortiz, que
así se llama tan digno personaje, en la comparecencia ante el juez se limita a
negar “rotundamente” que él fuera el autor de la filtración del correo del
novio de Ayuso (cabe recordar que como investigado tiene todo el derecho a
mentir… ¡y, ya sólo faltaría que lo estuviera haciendo!) y a responder sólo a
las preguntas de su defensa, considerando que toda la instrucción del juez
Hurtado debe declararse nula y asegurando que está obligado a borrar mensajes
de su teléfono con frecuencia. Es más, acusa al juez de estar condicionado y
carga contra la Fiscal Superior de Madrid, su subordinada que le señaló como
filtrador, cuando, dado su alto cargo, lo que debiera hacer es denunciar en
sede judicial y en toda regla dichas conductas si ve reproche penal en ellas,
en vez de extender sospechas sobre la actuación de jueces y magistrados
mientras realizan su trabajo. Pero, en fin, ya ven, nada menos que el Fiscal
General del Estado, garante de nuestra legalidad, insólitamente abraza el
“lawfare” y desafía a la Justicia, sumándose al juego perverso de desacreditar
a los jueces, acusando al instructor de su caso (lo procedente es que no
hubiera “caso del Fiscal General”) de actuar de forma “predeterminada” en su
contra y de ordenar un registro ilegal o “allanamiento” en su despacho,
acusaciones todas ellas muy graves que, en caso de tener fundamento han de
dirimirse en sede judicial mediante las pertinentes demandas, pero que, con
semejante comportamiento, el Fiscal General cuestiona al Tribunal Supremo
(bastante cuestionado ya y desautorizado por nuestros gobernantes), esquiva
responder a cuestiones que le acorralan al negarse a contestar a las partes y
al propio juez, y no despeja los mensajes borrados de su móvil, entre ellos a
Moncloa, mientras el novio de Ayuso, González Amador, presuntamente perjudicado
en su defensa por la filtración, sostiene que no entrega el móvil para ocultar
“conductas delictivas”. ¿Es normal esta conducta del Fiscal General del Estado,
que no del Gobierno, en un Estado de Derecho Democrático? En fin, júzguenlo
ustedes.
En definitiva, la causa del Fiscal
General queda abocada a juicio aunque no se analice su móvil, mientras tanto el
juez recurre a WhatsApp y a Google para recuperar el contenido borrado, siendo
complicado que respondan a la petición, mientras la Fiscal Jefa de Madrid dice
que acató órdenes de García Ortiz y que muchos fiscales pudieron acceder a los
datos; entretanto el Fiscal General, visto lo visto, reorienta ahora su
estrategia a salvarse en el Tribunal Constitucional de Conde-Pumpido, que, como
ya se sabe, cuenta con mayoría progresista, siendo lamentable que las
decisiones casi ya sean previsibles en uno u otro sentido según la orientación
ideológica mayoritaria que tengan sus miembros, como si el resultado de aplicar
la ley dependiera de las mayorías ideológicas de los tribunales y no de la
legalidad o no del asunto que se juzga….otro juego perverso que provoca la
despiadada lucha entre gobierno y oposición por copar las distintas
instituciones, especialmente las judiciales, como si ello supusiera un seguro
de salvación de las posibles inconveniencias en que unos u otro pudieran
incurrir en el futuro o en el presente. Y mientras unos y otros esperan que los
tribunales les den la razón para, en caso contrario, arremeter contra el juez,
tras haber arremetido contra el instructor del caso para que lo inclinara a su
favor, el pueblo, que, por lo visto es lo que menos importa, cada vez entiende
menos lo que está pasando, salvo quienes con las orejeras puestas, y pase lo
que pase, siguen a ciegas y aplauden las demagogias, contradicciones e
incoherencias de sus jefes políticos afines y arremeten contra las de los contrarios.
No obstante, por si le interesa a alguien, según SigmaDos, incluso los votantes
del PSOE piden que el Fiscal General dimita, pues el 43% de los socialistas
reclama su cese y el 67% de los españoles que se posicionan le señalan como el
filtrador, mientras el 64% ve en el asunto una operación de Moncloa contra
Ayuso….y, entretanto, trece fiscales del máximo rango exigen a García Ortiz que
deje ya el cargo, pues “la tensión es insoportable” y hablan de daños intolerables
a la institución ya que su proceder “es impropio de un Estado de Derecho”.
Y, si este juego perverso es moneda
común en asuntos judiciales, imaginen lo que es en asuntos políticos. Valga
como ejemplo el indecente y demagógico asunto del decreto ómnibus que se puede resumir
en los siguientes pasos: el Gobierno lo presenta en el Congreso con unos
ochenta asuntos para que se apruebe de una tacada sin contar con la mayoría
global al mismo; el PP se opone ya que hay asuntos que apoya y otros que
rechaza y el ómnibus es rechazado finalmente porque el socio de Sánchez,
Puigdemont, vota con la oposición, aunque PP y Junts piden que sea troceado
para votar y sacar adelante aquellos asuntos que conciten mayoría parlamentaria
(revalorización de pensiones, ayuda al transporte público y a víctimas de la
dana…); ante dicha petición el Ejecutivo por activa y pasiva dice que no lo
trocea y culpa al PP, pero no a Junts, de ir contra los pensionistas, mientras,
cambiando de opinión, pacta al final el troceo con Junts, dejando el ómnibus en
una especie de minibús con una treintena de asuntos y dejando caer los otros
cincuenta; el PP de Feijóo, aunque no está de acuerdo con la inclusión de
algunos asuntos en el nuevo decreto minibús, como la cesión al PNV de un palacete
en París, cambia de opinión, al igual que el PSOE de Sánchez con el troceo, y decide votarlo a favor consciente de que, en
caso contrario, proseguirá la campaña de desprestigio acusándole de no apoyar
la revalorización de las pensiones, cuando jamás dicho asunto se ha puesto en
cuestión; y, finalmente, contra todo pronóstico el Gobierno le acusa ahora de
que vota el decreto minibús pactado con Junts porque ya su voto no es decisivo
después de que Puigdemont ha decidido apoyarlo, cuando el PP dejó claro desde
el rechazo del ómnibus que, si Sánchez quería sacar adelante las pensiones sin
nada a cambio, sólo tenía que trocearlo y contaría gratis con los votos del PP…
Pero ya ven, Sánchez, tras claudicar en lo del troceo, prefirió buscar los
siete votos del prófugo a cambio de nuevas cesiones; en fin, ¿no es todo esto
un mero juego de trileros políticos para engañar a las gentes de buena fe?.
Ante este perverso juego, indigno de
la Política con mayúsculas, hablan los protagonistas. El PP dice que apoya este
nuevo decreto “por los jubilados, los valencianos y el transporte”, y su
portavoz en el Congreso, Tellado, manifiesta: “hablamos con Junts, pero no
cedemos ante chantajes”, “el PNV es una mala copia de Bildu; el PP no puede
tener ningún tipo de relación con ellos”, “los sindicatos deberían defender a
los trabajadores y dejar la política a los políticos”, “hay otros partidos que
quizá prefieran sólo hacer oposición; nosotros queremos echar a Sánchez”….. Y
mientras Vox, que mantiene su voto en contra del decreto minibús, da al PNV un
plazo para que devuelva el palacete de París antes de llevar el asunto a los
tribunales porque “es una usurpación ilegítima de un bien del Estado”, desde el
PSOE, no sanchista, Page declara lo siguiente: “ETA me señaló por mi cercanía al
Presidente Bono, que era enormemente duro con los terroristas”, “en el Partido
Socialista hay motivos para estar en desacuerdo en cómo el Gobierno naturaliza
a Bildu” y añade “vivimos una política show, un Gran Hermano Dúo; unos se
pegan, otros se ponen los cuernos”. Por su parte Sánchez acelera tras el
acuerdo con Junts, mientras ultima la reducción de jornada y la subida del SMI,
a la espera de que Puigdemont le prepare de nuevo otro “mataleón” que, ya
saben, aprieta pero no ahoga. Y ante todo este deplorable juego perverso, los
ciudadanos, según SigmaDos, consideran que, aunque el bloque PP-Vox se afianza,
el PSOE rentabiliza el “decretazo”, ya que el pulso sobre pensiones le lleva a
ganar cinco escaños y al PP a perder cuatro en un mes, pero, de momento, sigue
habiendo mayoría de la derecha con 190 escaños sumando los votos de un Vox al
alza, mientras Feijóo refuerza sus expectativas en la Comunidad Valenciana con
un escaño más en plena reconstrucción de la zona y el PSOE crece en Andalucía,
ante un Moreno Bonilla que defiende abonar la relación con Junts pero no con
Puigdemont, que anuncia que se presentará a las elecciones “porque hay mucho
por hacer” y que acusa al Presidente del Gobierno de convertir al PSOE andaluz
en “una sucursal del sanchismo”, con María Jesús Montero, más sanchista que
Sánchez, a la cabeza por obra y gracias del Presidente del Gobierno.
Entretanto prosigue la investigación
de los casos de corrupción y las presiones a los jueces, que rechazan las
reformas de Bolaños; Sánchez ofrece gastar más a las CCAA e Illa usa a Junts y
ERC de peones en la financiación autonómica; los sindicatos mayoritarios
mantienen huelgas contra la oposición y no contra el gobierno; Hacienda
descarta que el reparto de fondos de financiación autonómica tenga en cuenta la
variable de despoblación; los diplomáticos están molesto con Albares por “represalias”
en la carrera y por imponer su ley en la Escuela Diplomática sin respetar la “libertad
de cátedra”; Junts y Gobierno buscan pactar el papel de los mossos en las fronteras;
Defensa suma gastos de Interior para mejorar ficticiamente cifras ante las
peticiones de la OTAN; el CNIO destituye a la Directora y al Gerente por su
profunda crisis, mientras Mónica García se queda sola con su plan para
dinamitar Muface; la presión vecinal detiene un desahucio en Barcelona, cuando
la suspensión de los mismos desincentiva la oferta de alquiler….. y, el dato
positivo, la economía del país crece un 3´2% en 2024, muy por encima de lo
previsto, aunque los precios suben otro 3% y suman cuatro meses acelerando. Ya
ven, este perverso juego no deja títere con cabeza, mientras Trump sigue
imponiendo su insolidario proyecto; pero, en fin, ya tenemos bastante con lo
nuestro, ¿no les parece?; dejemos los asuntos internacionales de momento para
otra ocasión; con nuestro perverso juego político los españoles ya tenemos
suficiente.
Fdo. Jorge Cremades Sena
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