Procede
despedir 2018, un año preñado de insólitos e inesperados cambios políticos en
España, para dar la bienvenida a 2019, un año electoral por excelencia que
presagia notables incertidumbres. Atrás queda pues un año caracterizado por
hechos jamás experimentados a lo largo de nuestra ya no tan joven democracia
como es, entre otros, el triunfo de una insólita moción de censura y el
pertinente desalojo del Gobierno, para dar paso a otro que sólo cuenta con 84
escaños en el Congreso; la insólita investidura de un President-marioneta en
Catalunya a las órdenes de quien, fugado de la Justicia, se autoproclama como
tal y, como tal, se le presta pleitesía en su refugio exterior mientras los
miembros de su Govern, presos o fugados, están siendo procesados y acusados de
gravísimos delitos como la rebelión; o la insólita alternancia política en
Andalucía por vez primera en democracia gracias a la fuerte irrupción de un
partido de extrema derecha que la posibilitará. Y, tras ello, se abre paso otro
año, necesariamente electoral, plagado de incertidumbres sustanciales que
obliga a los partidos políticos a redefinir sus estrategias, conscientes de que
cualquier error, cualquier metedura de pata sustancial, puede truncar sus
expectativas futuras. En efecto, el socialista Sánchez busca tiempo para
consolidar su precario Gobierno y pide a sus ministros que resistan como sea al
menos hasta el otoño a pesar de la más que probable desaprobación de sus
Presupuestos para 2019; el popular Casado se marca la “vía andaluza” para
llegar a Moncloa sin chocar frontalmente con Vox, eufórico tras su éxito
electoral en Andalucía; el naranja Rivera busca cierta equidistancia para
entrar en futuros gobiernos locales o autonómicos pactando a derecha o
izquierda; el populista Iglesias fía casi todo su futuro al tirón femenino de
Montero ante la evidente sangría de votos de su formación política, como se ha
constatado en los comicios andaluces, y el estancamiento de su popularidad en
el liderazgo de la coalición morada; y Abascal, el extremo opuesto de Podemos,
aspira a conseguir esos dos millones de votos que le permitan, como en
Andalucía, inclinar el “vuelco” a la derecha en toda España. Entretanto, los
secesionistas catalanes, sabedores de que los tiempos se agotan y con el juicio
del “procés” a la vuelta de la esquina, quedan obligados a tomar decisiones lo
antes posible y a recomponer, al menos en apariencia, su resquebrajada unidad
para dar la sensación a sus seguidores de que, como bloque totalitario
indestructible, pueden salir del callejón totalitario sin salida en el que
solitos se han metido, pues el paripé de un inexistente “diálogo” sobre lo
imposible, democráticamente hablando, al que se presta el precario Gobierno de
Sánchez, no puede durar eternamente sin materializarlo en cambios concretos o
en ofertas viables (previa renuncia al totalitarismo hipernacionalista) que ni
depende del Presidente del Gobierno ni del President de la Generalitat ya que,
en todo caso, exigiría el consenso de amplias fuerzas políticas españolas
mayoritarias y, en definitiva, el de casi todos los españoles, incluidos los
catalanes, para iniciar con amplias mayorías en las Cortes Generales el inicio
de una larga y oscura travesía político-institucional en la que se pudiera
vislumbra, al menos, una pequeña luz al final del túnel. Adiós pues al ya caduco
2018 y hola a este expectante 2019, que arranca con salarios y pensiones al
alza, pero con servicios más caros (subidas en las facturas del teléfono,
internet, trenes, taxis, hipotecas, diesel o peajes…..aunque se congelan las tarifas
de transporte público en grandes ciudades y bajan 1.200 medicamentos).
De entrada, según
Sigma Dos, el 74% de los españoles reclama elecciones generales inmediatas, que
se añadirían este año a las obligadas elecciones locales, autonómicas y
europeas, mientras la mayoría cree que no habrá Presupuestos y, para despejar
el panorama, pide comicios en marzo o mayo, incluidos los votantes del PSOE, en
tanto que la ministra Delgado, mantenida en el poder a capricho de Sánchez, es
la peor valorada y no aprueba ni entre los votantes socialistas. Pero Sánchez,
censurando el pacto de gobierno con Vox en Andalucía, amenaza con actuar si “recortan
derechos de las mujeres”, hace un balance triunfalista en el que insiste en
agotar la Legislatura y, mientras tilda de “monólogo” las 21 exigencias
secretas de Torra, cuenta con el secesionismo totalitario, que le aupó al
poder, para seguir gobernando hasta 2020, con lo que rechaza convocar elecciones
aunque no tenga Presupuestos y aspira a ser reelegido con los apoyos de quienes
le apoyaron en la moción de censura, instando a Quim Torra a profundizar en el “diálogo
real”, lo que implica reconocer la inutilidad de los dialogado hasta la fecha,
apoyándose en otra de sus naderías como es que con la Constitución hay que
tener una “mirada amplia”, cuando sabe que por amplia que sea la mirada hacia
la Carta Magna su modificación requerirá una sustancial mayoría parlamentaria
en el Congreso de Diputados y obviamente la previa declaración por parte del
secesionismo de abandonar la vía unilateral y de acatar las reglas de juego y
los procedimientos democráticos establecidos si pretende que cualquier diálogo
pueda tener un mínimo de credibilidad, en tanto que PP y Ciudadanos, ambas
fuerzas políticas necesarias para ese consenso imprescindible, le acusan de
llevar a España a una “crisis institucional gravísima” y exigen elecciones
inmediatas. Pero el Presidente, empecinado en su atrincheramiento ante las
críticas incluso de sus propios compañeros socialistas, está decidido a
mantener sus pírricos apoyos como sea y avala la foto de su compañera vasca
Mendía con Otegi, que ha causado la salida de Múgica del PSOE (José María, dice
que deja el partido porque no entiende que una compañera brindara “con la
encarnación del mal”, pues, siendo él testigo del atentado que acabó con la
vida de su padre, fue muy claro en el juicio al declarar sobre el etarra “Txapote”,
que hasta le amenazó al cruzarse con él en el siniestro, que “sí, ese es el
asesino de mi padre”), mientras busca aumentar su liderazgo en Andalucía
aprovechando la debilidad actual de Susana Díaz, su enemiga íntima, a la que se
culpa de su reciente debacle electoral.
Entretanto, según
Sigma Dos, hay un apoyo masivo de los votantes de PP y Ciudadanos al pacto con
Vox en Andalucía (el 81% de los electores del PP y el 73´8% de los de Cs,
respaldan el acuerdo para que no siga gobernando el PSOE), ya que los votantes “naranjas”
lo prefieren antes de que Susana continúe gobernando. Así las cosas, Marta Bosquet,
flamante Presidenta naranja del Parlamento de Andalucía, sostiene que “desprestigiar
a Vox es menospreciar a todos sus votantes”, en tanto que Juan Marín, líder
andaluz de Ciudadanos sostiene: “no tengo líneas rojas a la hora de negociar;
ni con Vox ni con nadie”, “si la Presidencia de la Junta la tiene el PP, sería
bueno que Hacienda la llevara Ciudadanos, pero también estamos interesados en
Educación o Sanidad”; “el PSOE no ha digerido su derrota; las reglas han
cambiado para los que creían que esto era su cortijo” y remata con que “para
aprobar decretos, Susana no nos llamaba la derecha” y
que “la política rancia es la de los rojos y los azules”.
Y en Cataluña,
mientras la Generalitat quiere rebajar el control del Estado sobre los fondos
que recibe (abandonará inmediatamente el Fondo de Liquidez Autonómica para
evitar los férreos controles de este mecanismo financiero, aunque las finanzas
catalanas seguirán dependiendo del Estado a través del Fondo de Facilidad
Financiera, con un control más flexible sobre los gastos, al que igualmente
solicitará 8.000 millones de euros), se conoce que ERC pidió a Torra evitar los
famosos 21 puntos para blindar a Sánchez, pero el President redactó la noche
anterior a la cita con Sánchez la lista de exigencias, entre las que destacan
la autodeterminación, liberar a los presos, parar a la ultraderecha y “desfranquizar”
Cataluña, lo que ERC y su entorno calificaron de “infumables” porque no era el
momento de negociarlos y le sugirieron que no los filtrara para no debilitar la
posición del Presidente del Gobierno, que, por cierto, permite a la
Generalitat salir ya del control de Hacienda sobre sus cuentas al aplazar la
millonaria indemnización a Acciona. Y como colofón de los despropósitos, Torra,
tras filtrar adrede sus exigencias inviables para poner en evidencia a Sánchez,
que pretendía tenerlas ocultas y en secreto, llama a la unidad de los
secesionistas y les pide elevar la presión en su discurso institucional de fin
de año, diciendo que 2019 será un año para “rebelarse ante la injusticia” e
insiste en la mediación internacional, llamando a los catalanes a “sublevarse”
para conseguir la “libertad”….. y en este personaje fía Sánchez su propio
destino como Presidente de Gobierno.
En cuanto a otros
asuntos se refiere cabe citar que el Gobierno sube un 3% las pensiones mínimas
y un 1´6% el resto, blindándolas al IPC sin resolver el futuro del sistema; que
la ex alcaldesa madrileña, Ana Botella y su equipo, son condenados por
malvender vivienda social al pago de 25 millones por vender pisos a “fondos
buitre” (Carmena busca recuperar la propiedad, Botella recurrirá lo que llama “sentencia
política”, mientras la jueza firmante de la sentencia pidió abstenerse en el
proceso por su “relación de amistad” con la “número dos” de Carmena); que
Rivera escoge a Luis Garicano para encabezar la lista europea; que la Open Arms
llega a España con 100 menores solos; que un “simple descuido” con un menor
será considerado violencia; y que Montoya, el hombre que ya no sabe vivir fuera
de la cárcel, reaviva la polémica sobre la prisión permanente revisable, tras pedir
que no se le saque de la cárcel porque volvería a cometer los mismos delitos.
Y del exterior,
citar que un ataque terrorista contra un autobús turístico junto a las
pirámides egipcias de Gizá deja cuatro turistas muertos; que España moderniza
los tanques de Venezuela pese al veto europeo, pues el Gobierno autoriza la
exportación de armamento por valor de 20 millones de euros después de la
imposición de un embargo por parte de la UE en el suministro de armamento al
régimen de Maduro; y que Juncker, Presidente de la Comisión Europea, dice “no
queremos que Reino Unido siga en la UE a toda costa” y llama a los británicos a
“aclararse entre ellos” antes de transmitir a sus socios lo que quieren.
Jorge Cremades Sena
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