¿Se imaginan qué se
estaría diciendo, y con toda la razón del mundo, si Feijóo estuviera intentando
pactar con un hipotético Abascal fugado de la Justicia por presuntos graves
delitos contra el Estado de Derecho? Pues nada menos que eso es lo que está
intentando Sánchez con el fugado Puigdemont antes de reconocer que ha perdido
las elecciones y que, guste o no guste, las ha ganado Feijóo, aunque sin la
mayoría suficiente para ser investido, salvo que el PSOE, o alguno de sus
aliados, colabore con una abstención o cualquier otra fórmula para dejarle
gobernar como el candidato más votado, o salvo que, en su caso, Sánchez pueda
presentar una alternativa clara, holgada, decente y digna para ser investido en
el Congreso de los Diputados a pesar de haber perdido los comicios….
alternativa que, lamentablemente, tampoco tiene el actual Presidente del
Gobierno, lo que debiera abocarnos, guste o no guste, a una repetición
electoral para que los españoles nos pronunciemos de nuevo con mayor claridad,
si cabe, sobre quién queremos que nos gobierne durante los próximos años. Sin
duda, ante tan patética situación, lo menos indeseable es que votemos de nuevo,
pues nada deseable sería que un nuevo Gobierno Frankenstein, más débil y
condicionado que el actual, nos gobernara durante los próximos cuatro años
cuando el mismísimo Sánchez ya adelantó por sorpresa las elecciones convencido
de que era incapaz de sostener la situación de inestabilidad gubernamental
hasta diciembre, que es cuando tocaban los comicios. Desgraciadamente, así las
cosas, en este momento estamos en un indeseable bloqueo político, que sólo los
ciudadanos pueden resolver de nuevo en las urnas, dado que, al parecer, la
única alternativa aritmética, que no política ni deseable, es oscura, demasiado
ajustada, indecente e indigna al tener que hacerla recaer en un partido, JxCat,
con su cúpula condenada por graves delitos políticos (la de ERC, también) y con
su jefe, Puigdemont, huido de la Justicia. Pero Sánchez parece estar dispuesto
a tragar con todo ello, cuando incluso, tras el recuento de los votos del
exterior (que ahora quiere revisar de nuevo sospechando que puede haber tongo
en los votos nulos: ¡qué estaría diciendo si fueran otros quien cuestionaran el
recuento!), pierde otro escaño por Madrid, con lo que el PSOE se queda con 121
(frente a los 120 que tiene ahora) en favor de Feijóo que alcanza los 137 (48
más que en 2019), y lo que, además, supone que ya no valga ni siquiera para la
investidura la abstención de los votos de Puigdemont (que siempre se podía
vender como cierta neutralidad casual) sino que ahora se requiere que Junts
vote a favor de Sánchez, dado que el bloque que presuntamente podría apostar
por Feijóo contaría con 172 diputados (PP, Vox, UPN y CC) y el de Sánchez, sin
Puigdemont, quedaría con 171 (PSOE, Sumar, ERC, Bildu, PNV y BNG) con lo que
los siete diputados de JxCat son indispensables para una investidura exitosa,
que, aunque legal, sería claramente indigna y, sin duda, estaría en contra del
sentir mayoritario de los españoles. Ante esto, Feijóo ha solicitado a Sánchez
por carta una reunión urgente esta semana proponiéndole un “diálogo responsable”
ya que “España no merece una situación ingobernable”, pero Sánchez la rechaza
en una réplica llena de reproches “hasta que el Rey designe candidato” y
anticipa que tendrá los “apoyos necesarios” para ser investido, relegando a
quien cuenta con más escaños propios que él mismo a las reuniones que tenga con
“el resto de grupos”. Ya ven Sánchez, fiel a su egolatría, a su soberbia y a su
interés personal por encima de todo, da vía libre a la indignidad política
pactando la gobernabilidad del Estado no ya con radicales, que puede ser discutible
pero no indigno, sino con verdaderos delincuentes, a los que previamente ha
indultado, y también ahora incluso con los prófugos de la Justicia que
escaparon en su día de España, todos ellos, unos y otros, dispuestos a
desmantelar el Estado de Derecho como sea.
Y para consolidar este
empecinamiento irrefrenable de justificar lo injustificable con tal de
conseguir sus objetivos personales, los aliados de Sánchez, convencidos de que
la mejor situación para ellos es evitar la alternancia política, se ponen en
marcha para convencer a Puigdemont de que acceda a investir al Presidente en
funciones y para que éste allane el camino, como sea, para que ellos puedan
justificar su apoyo a la variopinta e indigna investidura. El PNV, insta al
PSOE a iniciar la negociación y pide a Sánchez “una oferta programática” y un
pacto territorial para investirle, mientras presume de parar a la derecha (como
si ellos fueran de extrema izquierda) y Ortuzar, su jefe, dice: “el PP es un
regreso al pasado; el PSOE necesita a los partidos catalanes y vascos; no digo
que acepten el 100% de nuestras peticiones”, que obviamente sería la
independencia de Euskadi. Por su parte ERC incluso nombra equipo negociador de
la investidura incluyendo en él a la fugada Marta Rovira, para no ser menos que
el prófugo Puigdemont, dando por hecho que la indignidad saldrá adelante. Y
Bildu con su jefe Otegi a la cabeza, “trabaja” para el PSOE allanando el diálogo
de investidura con Puigdemont apelando a la “responsabilidad” (¡quién lo
diría!) de Junts para impedir un “bloque reaccionario en el Estado”. Entretanto
un crecido Puigdemont, que se siente protagonista de semejante indignidad
política favorable a sus intereses totalitarios y es consciente de que Sánchez
es cada vez más su rehén tras el recuento de votos del exterior en Madrid, pide
que la negociación no se centre en su situación personal y, aunque sea por
razones estratégicas frente a ERC, añade desde Waterloo que “no estamos para
parchear legislaturas”, anunciando que no cederá a “chantajes”, cuando el
chantajista es él, y que ata su voto a abordar el “conflicto político”,
exigiendo ilegalidades.
Por otro lado, en medio del avispero
de indignidad en que se ha metido Sánchez, mientras Page descarta apoyar la
investidura de Feijóo y no valora repetir las elecciones, aunque los
socialistas teman que “no viene bien que parezca que Puigdemont tiene la llave”
(lo que es una evidencia indiscutible, que hay que disimular), PSOE y Sumar
buscan una pista de aterrizaje para Junts, mientras Sánchez estudia la fórmula
a la espera de que Feijóo intente infructuosamente ser investido presidente
(con Vox le faltan cinco votos) y, ante su fracaso, intentar vender la
necesidad de que Puigdemont se decante por apoyar su candidatura, lo que todos
dan ya por hecho, para evitar una repetición electoral, que, dadas las circunstancias,
sería lo más sensato y digno. En todo caso, al efecto, el líder socialista del
País Vasco, Eneko Andueza, agita una
cínica e imposible oferta de “reforma constitucional”, que requeriría una mayoría
de tres quintos y es inviable sin que la apoye el PP, y dice “que es buen
momento para cambiar la Carta Magna e ir a un modelo federal”, añadiendo que
hay que consensuar con ERC y Junts (es decir, con los delincuentes), un “modelo
territorial que permita vivir en concordia”, pero ignorando que carece, incluso
con todos ellos, de la mayoría suficiente en el Congreso de los Diputados, lo
que, de momento, sería una falacia; y mientras tanto el otro brazo
filonacionalista del PSOE, el PSC, dirigido por Salvador Illa, algo menos
cínico que el líder del PSE, se limita a convencer a ERC y Junts (no importa si
son delincuentes o no) para que apoyen la investidura de Sánchez, con la oferta
de una quita millonaria de la “deuda FLA” apoyando condonar “una parte
importante” de los 70.000 millones que debe Cataluña, gobernada por ellos, del
Fondo de Liquidez Autonómica, que, al final, asumiríamos el resto de españoles,
pues ya se sabe que “la pela es la pela” y también cuenta a la hora de comprar
voluntades.
Por su parte, en la derecha, Moreno
abronca a Vox considerando que “son el mayor aliado de Pedro Sánchez” y marca
desde Andalucía la estrategia de confrontación frente a los de Abascal,
acusándoles de movilizar a los socialistas con declaraciones “incendiarias”
sobre Cataluña y otros asuntos, con lo que en el fondo Vox sigue al PSOE en su
afán de derribar a Feijóo, prefiriendo un gobierno de Sánchez sometido a Junts
al riesgo de perder más escaños en una hipotética repetición electoral, por lo
que el PP cree que “no son útiles para la derecha” y chocarán con dureza en la
próxima legislatura. Y al efecto Juanma Moreno añade “volveremos a gobernar si
crecemos por el centro sin mirar a Vox”, pues “el partido de Abascal da más
miedo al electorado que Bildu y ERC” aunque “ahora que Puigdemont es
imprescindible, la investidura de Sánchez es imposible o indigna”. En
definitiva, indignidad política cuando España ha pedido moderación en las urnas
y ha quitado a los extremos casi dos millones de votos, justo todo lo contrario
de lo que se pretende hacer por indigno que sea.
Y mientras el juez Llarena espera a
la UE para pedir la entrega de Puigdemont y Marlaska acata la sentencia del TS
restituyendo al Coronel de la Guardia Civil Pérez de los Cobos tras tres años
de “cese político” por no obedecerle en una orden ilegal, el nuevo Presidente
del CGPJ, Vicente Guillarte, urge un pacto para desbloquear el Consejo ya que “algo
hay que hacer” y “los políticos tienen que asumir con claridad que hay que
renovarlo” y, dada la incertidumbre política, habrá de hacerse con el actual
sistema ya que el resultado electoral impide la modificación del modelo de
elección.
Por lo que respecta a otros asuntos,
citar que España supera los 21 millones de trabajadores por primera vez al caer
el paro en el segundo trimestre un 11´6%, el nivel más bajo desde 2008; que
julio es el mes más cálido al batir todos los registros globales; que el PIB
crece un 0´4% pero ya acusa la desaceleración exterior, mientras la inflación
sube al 2´3% y el IPC subyacente se sitúa en el 6´2%, una décima más alto que
en julio de 2021, cuando la inflación general se disparó al 10´8%, el mayor
desde 1984; que Telefónica gana un 44´5% más en el segundo trimestre; que
España cierra los Mundiales de Natación en el top-10 del medallero con tres oros;
que los asesinatos de dos mujeres más eleva a 31 las víctimas mortales en lo
que va de año por violencia de género; que el BCE lleva los tipos de interés a
su nivel más alto en dos décadas y lo eleva al 4´25%; y que los bancos aplazan
hasta 2024 subir la remuneración por el ahorro y hasta entonces no remunerará
los depósitos por exceso de liquidez.
Y del exterior, destacar que el
dictador norcoreano presume de sus misiles ante sus aliados rusos y chinos; que
Putin compra con cereal gratis la lealtad africana y mantiene los bombardeos
sobre los puertos ucranianos mientras organiza una cumbre para ofrecer grano a
cambio de fortalecer la presencia rusa en el continente africano, dando apoyo
militar a más de 40 países de dicho continente; y que Ucrania recupera Staromayorske
tras un asedio entre cadáveres y ataca Moscú con drones mientras Putin exhibe
su fortaleza naval.
Fdo. Jorge Cremades Sena
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