domingo, 26 de enero de 2025

CHANTAJE DEMAGÓGICO E INDECENTE

 

                        Hubo un tiempo, al inicio de nuestra democracia, en que el Gobierno utilizaba las pensiones de forma descarada por meros intereses electorales, al extremo de que sólo se revalorizaban en el año electoral, para luego correr el argumento de que dichas pensiones dependerían del color del partido gobernante, en un claro ejercicio demagógico de atraer el voto de los jubilados, cada vez más numeroso e importante entre los votantes. Obviamente, con el tiempo, el actual sistema de pensiones se fue consolidado, especialmente durante los gobiernos de Felipe González, al extremo de que ya, consolidado como un derecho, a nadie se le ocurre poner en entredicho que la  permanencia de su pensión depende del color político del gobierno de turno, aunque se siga utilizando el mantra de que unos partidos se volcarán en mejorarlas y otros harán todo lo contrario con un evidente afán electoralista, lo que viene a ser un contrasentido, dado que, a la hora de la verdad, todos los partidos dependen de las urnas y ninguno va a ser tan ingenuo de tirarse piedras sobre su propio tejado. Sin embargo, es tal la cantidad de votos en juego, millones y millones, “in crescendo”, que se sigue jugando, o intentando jugar, con el asunto de las pensiones a base de demagogias y chantajes indecentes, como pone en evidencia el reciente macro-decreto ómnibus del Gobierno, que acaba de rechazar el Congreso de los Diputados por englobar más de ochenta iniciativas en dicho paquete legislativo cuando el Gobierno sabía que buena parte de ellas no cuentan con la mayoría necesaria en la Cámara para ser aprobadas y, por tanto, el Ejecutivo es el único o, al menos, el máximo responsable de este descalabro parlamentario, dado que, al ser un Gobierno minoritario, requiere de pactos concretos sobre cada uno de los asuntos importantes, como es el caso, para que éstos sean aprobados, en vez de planificar el demagógico chantaje de exigir que se aprueben todos en un solo paquete global, cuando el conjunto de medidas con las que no están de acuerdo los distintos grupos parlamentarios pueden votarse al margen del conjunto, posibilitando que aquellas que cuentan con mayoría parlamentaria salgan adelante y las que no, no, reflejando así las verdaderas mayorías parlamentarias en vez de camuflar aquellas que, siendo minoritarias, también saldrían adelante al votarse todas conjuntamente, lo que implícitamente evidencia un comportamiento antidemocrático. Comportamiento antidemocrático por parte del Gobierno que se pone de manifiesto después de la frustrada chapuza parlamentaria al culpabilizar del desaguisado a la oposición y muy en especial al PP, su alternativa gubernamental, diciéndole a los ciudadanos que es el culpable o responsable de que no se aprueben aquellas medidas claramente beneficiosas para el pueblo como es el caso de, entre otras, la subida de las pensiones, la ayuda al transporte público o a los daños por la Dana, cuando cuentan con amplio respaldo social y hubieran salido adelante en el Congreso por amplia mayoría de haberse votado no como parte del paquete del decreto ómnibus, tal como la oposición le pide a Sánchez, quien ha optado por la trampa de utilizarlas como perversa moneda de cambio para que prosperen otras medidas que no cuentan con el apoyo parlamentario mayoritario, ya no sólo por el rechazo del PP, que también, sino por el de los socios gubernamentales radicales del Gobierno y de sus aliados coyunturales nacionalistas y secesionistas, quienes, al igual que propiciaron la investidura de Sánchez y le mantienen en Moncloa, son los que ahora le dejan con el culo al aire, especialmente Junts que, en esta ocasión, cumple su amenaza de votar en contra si no se le reparan ya las promesas pactadas. Pues bien, culpabilizar demagógicamente a la oposición, y en especial al PP, con el único afán de desprestigiarle y restarle votos, con semejante demagogia y para evitar que sea verdadera alternativa de Gobierno, es un engaño manifiesto y demagógico que, afortunadamente, cada vez cuela menos en la ciudadanía.

Es lo que sucede ahora, entre otros casos, con el asunto de las pensiones, las ayudas por la dana o al transporte, decaídos por el rechazo parlamentario global al decreto-omnibus cuando hubieran podido salir adelante con amplio respaldo parlamentario si se hubieran planteado sin trampa ni cartón con decretos “ad hoc”, por lo que el responsable del caso es indiscutiblemente el Ejecutivo sanchista que pretende que a cambio de ello salgan adelante otras medidas que no cuentan con el respaldo parlamentario suficiente, no ya sólo por el rechazo de la oposición, sino también por el de los propios socios de Sánchez o sus aliados coyunturales. En fin, un chantaje demagógico e indecente, inadmisible por su evidente carga antidemocrática, para soslayar como sea que el Gobierno carece de mayoría parlamentaria y, como ya dijo Sánchez en su día a Rajoy, sin esa mayoría no se puede gobernar, aunque ahora, siendo él Presidente, diga que una Democracia Parlamentaria se puede gobernar sin Parlamento. El caso es que el Congreso rechaza rotundamente el decreto-trampa-omnibus, cuando Sánchez sabe que no rechazaría asuntos sociales como los citados y, por tanto, él es el responsable de que éstos hayan decaído. Sánchez es el responsable por no entender o no querer entender, porque no le conviene, que en democracia para gobernar con solvencia se requiere contar con la mayoría parlamentaria, lo que supone que hay que ganar unas elecciones y en caso de no ganarlas (como es el caso de Sánchez) o ganarlas pero sin mayoría suficiente (como es el caso de Feijóo), es imprescindible hilvanar un programa de gobierno sólido y mayoritario con otros grupos parlamentarios, pero sin chantajes ni trampas antidemocráticas….y si ello no es posible, como le sucede a nuestro Presidente ahora, simplemente convocar nuevas elecciones y que los ciudadanos aclaren en las urnas el asunto. Es sencillamente lo que exige la democracia parlamentaria, que necesariamente requiere, por más que Sánchez diga ahora lo contrario, contar con una mayoría cuanto más amplia y sólida mejor, en vez de engañar a la gente culpabilizando a los demás de tus propias irresponsabilidades. Es sencillamente de primero de Ciencias Políticas o de Derecho, pues mezclar churras con merinas como hace el macro-decreto-omnibus es antidemocrático y utilizar su lógico rechazo demagógicamente es sencillamente inadmisible.

Así las cosas, Sánchez, en vez de rectificar aceptar lo que le pide la oposición y sus propios socios, apuesta por “sostenella y no enmendalla”, lo que resulta paradójico, cuando él precisamente se caracteriza por rectificar una y otra vez, o, en definitiva mentir, dejando a la ciudadanía perpleja incluso en casos muy importantes tras haber prometido, para que le votaran, que jamás lo haría en caso de gobernar (son llamativas, entre otras, sus rectificaciones o mentiras sobre gobernar con Podemos, amnistiar el “procés”, blanquear a Bildu, las primarias en el PSOE, las tropas en Irak, rebajar o amnistiar la malversación etc etc), lo que ha ido minando su credibilidad al extremo de que con el paso del tiempo ya no puede seguir rectificando o mintiendo más, pues a la legua se le ve el plumero y ya casi nadie le compra la burra, mientras la Legislatura colapsa al no poder cumplir sus pactos-chantajistas, especialmente con el prófugo Puigdemont, dejando un lastre de agraviados que antes o después le exigen que repare sus agravios. Sánchez, en el caso del macro-decreto-omnibus esperaba al menos la abstención de Junts para sacar adelante su chapucero totum revolutum, pero no ha sido así, el prófugo y los suyos ya están hartos de sus incumplimientos, muchos de ellos sencillamente porque no dependen de Sánchez o, al menos, en la medida de urgencia que le exigen, pues en este laberinto de su supervivencia, en lo que es un maestro, no ha habido reparo algunos en tragar con lo que los secesionistas le han ido planteando, sea viable o no, con tal de salir del paso para mantenerse en el poder. Ahora enrocado, el Gobierno de Sánchez prefiere culpabilizar al PP y, contra lo que la ciudadanía exige y mayoritariamente los grupos parlamentarios le piden, no hace nada por ahora para recuperar los decretos perdidos, mientras el prófugo le recuerda que “culpar a los otros de las consecuencias de tus actos no genera confianza” y el resto de socios critican su soberbia….pero él tiene la desfachatez de culpar sin ruborizarse a los demás del “dolor social” causado, cuando el único responsable de ello es su Gobierno que, teniendo la solución en la mano, prefiere no ponerla convencido de que no va a adelantar las elecciones simplemente porque “ni a PSOE ni a Junts nos conviene” (lo que convenga a la ciudadanía no importa). Obviamente oposición y socios denuncian el chantaje de Sánchez con las pensiones: Feijóo le acusa de usar a los jubilados como “rehenes”, Junts le reprocha pretender colar la subida en un decreto-omnibus junto a medidas ampliamente rechazables, y ERC, Bildu y Podemos piden medidas “urgentes” para reparar los daños, en tanto que Sumar, como si no formara parte del Ejecutivo, soporta el temporal como buenamente puede aunque se desmarca de la estrategia de Sánchez de retrasar las medidas, mientras no pocos cargos del PSOE a distintos niveles ven al Gobierno metido en “un callejón sin salida”, al menos, sin salida en términos democráticos.

El pueblo, entretanto, puede esperar, mientras, según GAD3, el 72´3% de los españoles cree que la política es “mala o muy mala”, cuando en democracia debieran creer todo lo contrario. Pero es que además, más del 60% cree que la esposa y el hermano del Presidente se aprovecharon de su parentesco, cuando en democracia ello atenta contra la igualdad de derechos; dos de cada tres, españoles consideran que el Fiscal General del Estado debiera dimitir, cuando, siendo el garante de la legalidad él está encausado y, en democracia, ello es inadmisible, aunque el propio Presidente del Gobierno considere que el Fiscal General no es del Estado sino del Gobierno (error de bulto que Sánchez debiera hacerse mirar); y el 58% piensa que el Jefe del Ejecutivo conocía las presuntas irregularidades de García Ortiz, lo que, en democracia, sería totalmente gravísimo. Bueno, y por seguir añadiendo resultados del sondeo, añadir que sólo el 14% de españoles apoya los actos de Sánchez por la muerte de Franco (sería interesante conocer qué porcentaje apoyaría una intensa campaña contra la invasión de España por Napoleón), pues hasta el 35% de los votantes del PSOE está en contra y el 34% se muestra indiferente, mientras sus socios de Sumar y el nacionalismo tampoco secundan el plan del Gobierno con entusiasmo, por más que Sánchez considere que, incapacitado para gobernar por no tener mayoría parlamentaria, este tipo de cosas le va a dar votos cuando lleguen las elecciones. Ya veremos. La cuestión es saber hasta qué extremo estamos atentando contra nuestra higiene democrático y lo que luego nos puede costar reparar la enfermedad. De momento Felipe VI, en el acto de entrega de los despachos a la nueva promoción de la Carrera Judicial y en presencia del cuestionado Fiscal General García Ortiz, de la Presidenta del CGPJ Isabel Perelló y del Ministro de Justicia Félix Bolaños, una vez más, como Jefe de Estado, pone las cosas en su sitio y reclama un “profundo respeto” para los jueces, pieza clave para el Estado de Derecho Democrático hoy cuestionados incluso por parte del Ejecutivo, y recuerda, tras los ataques del Gobierno que es una condición “imprescindible” para que “una sociedad conviva pacíficamente”, y además pide a los nuevos jueces una “conducta ejemplar” (la misma que debieran tener nuestro políticos en general y nuestros gobernantes en particular), mientras Perelló desde el CGPJ advierte contra los “reproches personales” a magistrados y atribuirles “intenciones ocultas”…. En fin, Felipe VI y Perelló defienden a los jueces ante el Fiscal General y el Ministro de Justicia, que debieran tomar nota y hacerse mirar si lo que estamos haciendo es sensato y conveniente, dado que hoy son ellos quienes ostentan tan altas dignidades, pero en el futuro serán otros. Y, por cierto, el sanchismo se impone en Aragón con Pilar Alegría sin primarias, cuando Montero y López ya son líderes sanchistas respectivos en Andalucía y Madrid, con idéntico sistema, con lo que el sector no afín al sanchismo se limita a Castilla La Mancha y Extremadura….. si esto es lo que hay a nivel interno….¡qué se puede esperar en otros ámbitos!; y entretanto, ya ven, la salud democrática brilla por su ausencia.  

Fdo. Jorge Cremades Sena

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