A nadie se
le oculta que ganar Madrid, tanto la capital como la Comunidad, es el esencial
objetivo de cualquier partido político que pretenda gobernar en España. No en
vano la movida madrileña (y no la de la época de Tierno Galván), me refiero a
la movida política, tiene a nuestros líderes políticos soliviantados, mientras
las encuestas no dan esperanzas para una gobernabilidad tranquila tras las
elecciones. Así sucede con la última de Metroscopia por la que, en caso de
corresponderse con los resultados definitivos, obligaría a consolidar un
probable Gobierno de Madrid mediante pactos a derecha o a izquierda y,
seguramente, con más de dos partidos. Según dicho sondeo, aunque el PP ganaría
las elecciones con un 28%, no evitaría un verdadero descalabro respecto a los
resultados anteriores y pasaría de tener 72 escaños en la Asamblea a obtener
sólo 38, mientras que el PSOE pasaría a ser la tercera fuerza política al
obtener el 17% de votos, pasando de los 36 diputados actuales a tener sólo 23;
en tanto que, las otras dos fuerzas políticas con representación actual en la
Cámara (IU con 13 escaños y UPyD con 8), según la encuesta, andarían rozando el
5% de votos con la esperanza de conseguir al menos una mínima representación.
Sin embargo, frente a esta debacle casi generalizada de los actuales partidos
con representación en la Asamblea, entrarían con fuerza, según la encuesta, dos
nuevas formaciones políticas: Podemos que, con el 24´6% de votos y 34 escaños,
pasaría a ser segunda fuerza, y Ciudadanos que, con el 15´8% y 21 escaños, se
convertiría en la cuarta fuerza política. Vayan haciendo cábalas de posibles
acuerdos en una Cámara compuesta por 129 diputados, quedando la mayoría
suficiente para una tranquilidad gubernamental en 65 escaños, sólo alcanzable,
paradójicamente, con la suma de los 38 escaños del PP y los 34 de Podemos, lo
que, ante la evidencia de un más que improbable acuerdo gubernamental entre
ambos (aunque en política nada es intrínsecamente descartable), obligaría a
cualquiera de ellos, como primera y segunda fuerza respectivamente, a alianzas
a tres bandas para conseguir mayoría estable, salvo que se optase por gobiernos
débiles basados en acuerdos parlamentarios puntuales… o, quién sabe, si, como
en Grecia, a la convocatoria de nuevos comicios para ver si los ciudadanos
ofrecen otros resultados más razonables.
Si a nivel del Estado
español ya se apunta a que el próximo debate en el Congreso sobre el estado de
la Nación puede ser el último con el formato de un “cara a cara” entre el
Presidente del Gobierno y el Jefe de la Oposición, a nivel autonómico como en
Madrid parece más que probable que sea lo que sucederá. Y conociendo el percal
de nuestros políticos (nada que ver con otros muchos colegas europeos) la ingobernabilidad
está casi servida. Ante semejantes perspectivas, no extraña que los distintos
partidos anden convulsionados a nivel interno para elegir a sus candidatos y a
nivel exterior para airear las debilidades de sus contrincantes, especialmente
de los partidos nuevos que tienen mucho más fácil vender la burra a los
electores. El empuje de Podemos y Ciudadanos ha nublado el horizonte tranquilo,
no sólo del PP y el PSOE en la alternancia, sino también el del resto de
partidos minoritarios, como IU o UPyD, por ejemplo, cómodos en la cuota de
poder representativo para seguir mirándose el ombligo.
Entretanto, según una
encuesta de NCReport el 61´2% tacha a Podemos de corrupto y un 56´6% pide la
dimisión de Monedero, en tanto que la mayoría de españoles cree que un gobierno
de este signo desestabilizaría el país, mientras que, según expertos, el coste
de contratar a un trabajador con sus planteamientos subiría un 33%, cuando
además se detectan 199 votos “fraudulentos” en las primarias del partido de
Iglesias, sospechándose que se trata de un “pucherazo”. Además, tras todo lo
acaecido con Tania Sánchez, Alberto Garzón, candidato de IU, aunque dice estar
buscando un pacto con Podemos, asegura tajante: “No soy el caballo de Troya de
Podemos”, mientras los sondeos sitúan a su formación política bajo mínimos.
Por su parte el PSOE
se da un respiro tras la aplastante victoria de Gabilondo, especialmente para
Pedro Sánchez, mientras César Luena manifiesta que “Nuestro cambio tiene
resistencias internas y externas, pero las venceremos”. Y todo ello reforzado
por una reunión de socialistas europeos celebrada en Madrid, en que los
principales líderes socialistas de Europa respaldan a Sánchez y prometen ideas
realistas frente a la demagogia, especulando algunos si la retirada de un
inicial discurso repartido por el PSOE pidiendo “deshacerse” de la troika, para
cambiarlo por otro, obedece al citado realismo. En todo caso, bienvenido sea el
cambiazo, aunque sólo sea para evitar en el futuro la actual imagen de un
Tsipras preparando contra reloj la “traición” a su programa tan repleto de falsas
promesas que nada tienen que ver con el realismo que promete Sánchez. ¿No es
mejor dejar este aventurerismo político a Podemos e IU y, entretanto,
desenmascarar la inviabilidad de su demagógico proyecto?
Y mientras en una
audiencia privada el Papa Francisco dice a Merkel que “El oficio de un Jefe de
Estado es proteger a sus pobres” y la canciller alemana le contesta que “Tratamos
de hacerlo lo mejor que podemos”, los podemistas eluden pronunciarse, por más
que se les pregunte, sobre el impresentable e intolerable encarcelamiento del
alcalde de Caracas, así como de otros líderes de la oposición venezolana, llegando
como mucho a hacer una denuncia genérica contra cualquier violación de los
derechos humanos, como hizo Bescansa anoche en la tele.
En cuanto al futbol se
refiere, el Barça se da un batacazo morrocotudo en su propio campo cayendo
derrotado 0-1 ante el Málaga, con lo que permite al Real Madrid distanciarse a
la cabeza de la tabla si es capaz de ganar hoy su partido en Elche.
Jorge Cremades Sena
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