(Tal
como he anunciado en mi reciente artículo “PSOE-Alicante, se veía venir”,
publicado en el Diario Información y en La Verdad, cuelgo en mi blog, por si a
alguien le interesa, este pequeño análisis, escrito hace dos años, sobre las
principales causas del progresivo deterioro del PSPV que lleva más de veinte
años sin levantar cabeza, defraudando a muchos de sus militantes, simpatizantes
y votantes)
Desde
hace demasiado tiempo el PSPV-PSOE navega sin rumbo fijo y a la deriva por un
mar de incertidumbres, mientras que el PPCV-PP, inmerso en un mar de escándalos,
saca provecho sometiendo a los socialistas a sucesivas derrotas en la Comunidad
Valenciana, especialmente esta última que ha sido catastrófica. Lo más doloroso
es que, después de cada derrota, el partido no reacciona y, una y otra vez,
sólo es capaz de ofrecer más de lo mismo: mediocridad, ausencia de liderazgos,
indefinición y una feroz lucha fratricida entre los diferentes grupúsculos que
lo atomizan, haciendo inviable la confección de un proyecto coherente y creíble
para la ciudadanía.
Obviamente tan lamentable situación
no surge por generación espontánea, sino que es el resultado de un proceso que,
a mi juicio, se inicia a nivel nacional durante la legislatura de 1993-96 y a
nivel valenciano en la de 1995-99. Hasta el inicio de las mismas no se percibe,
al menos públicamente, ningún síntoma de deterioro interno. Felipe González
gobernaba desde 1982 con tres mandatos por mayoría absoluta y dirigía al PSOE
desde 1974; Juan Lerma hacía lo propio en la Comunidad Valenciana desde 1983
con tres mandatos – dos de ellos, el primero y último, por mayoría absoluta- y
dirigía al PSPV desde 1979. Conseguirlo no había sido tarea fácil, ni a nivel
interno ni externo, en una época, La Transición, difícil y llena de
incertidumbres.
El PSOE histórico, en el exilio, no había sido el partido
de izquierdas más activo en el franquismo –lo era el PC- y el ideario
socialista y socialdemócrata español estaba atomizado en múltiples partidos -PSP,
FPS, PSC, PSD, PAD…- con aspectos bastante diferenciados de tipo ideológico y programático,
por lo que aglutinarlos en torno al PSOE-renovado de Felipe González y
consolidar el proyecto de cara al exterior como una opción viable de gobierno
supuso importantes esfuerzos, teniendo en cuenta que éramos muy pocos
militantes. La creación y consolidación de múltiples agrupaciones locales, las
casas del pueblo, para llegar con una infraestructura partidaria hasta los más
pequeños lugares, y la formación de militantes y cuadros políticos en las
mismas fue una tarea muy apasionante para todos los que tuvimos que ejercer,
casi desde el inicio de nuestra militancia, algún cargo de responsabilidad
orgánica. El éxito electoral del PSOE en las Constituyentes de 1977 le
convierte con 118 escaños -8 de ellos del PSC-C- en la segunda fuerza política,
tras la UCD de Adolfo Suárez, y en un referente imprescindible para la
elaboración de la Constitución. Tal responsabilidad exigía un mayor esfuerzo,
no sólo de tipo orgánico sino también de definición ideológica, especialmente
cuando en las Generales de 1979 se incrementan los resultados, al obtener 121
escaños, y el PSOE, definitivamente, se consolidaba como una verdadera alternativa
de gobierno, si los españoles éramos capaces de consolidar la recién nacida
Democracia en aquellos difíciles años, preñados de crisis económica, de
terrorismo y amenazas golpistas que ponían al borde del abismo a una España en
la que estaba todo por hacer.
Nuevas exigencias, nuevos retos, que requerían una reflexión
interna para hacer un proyecto asumible por la mayoría de los ciudadanos. Un
proyecto mayoritario a nivel interno con aspiración de ser mayoritario para la
ciudadanía, que abría un periodo de confrontación ideológica entre las
diferentes sensibilidades que convivían dentro del PSOE, ya consolidado como
claro referente de las opciones socialistas democráticas. El marxismo, los bloques
militares, la definición, la estructura organizativa. . . serán los siguientes
temas de debate, más o menos acalorados, que afrontará el PSOE antes del
histórico éxito electoral conseguido en 1982, por el que con 202 escaños -81
más que en la legislatura precedente- Felipe González se convierte en el
Presidente del Gobierno que goza de la mayoría absoluta más abultada de nuestra
historia democrática. El trabajo bien hecho daba sus frutos. La Transición
llegaba a su fin. Algunos, entre los que tengo el honor de encontrarme,
aparcamos nuestro trabajo privado temporalmente y tuvimos el alto privilegio de
formar parte como diputados de aquel histórico momento. Otros compañeros, que
ya tenían cierta experiencia parlamentaria desde la legislatura constituyente y
la anterior, seguro que sintieron el mismo entusiasmo que los que llegábamos
por primera vez a tan alta responsabilidad ante un horizonte esperanzador para
realizar el cambio modernizador que necesitaba España.
Y así fue. Las mayorías absolutas
conseguidas en las elecciones de 1982, 1986 y 1989, propiciaron una
transformación de España sin precedentes, tanto a nivel interno como en su
papel exterior. El tándem Felipe González-Alfonso Guerra, como principales
dirigentes del Gobierno y del PSOE –González como el indiscutible líder y
Guerra como el indiscutible organizador-, pilotaron este extraordinario cambio,
hasta que durante la última de estas legislaturas (1989-1993), determinadas
fisuras entre ambos, provocan la dimisión de Guerra como Vicepresidente del
Gobierno en 1991, abriendo en el PSOE una disputa interna que se materializa en
dos corrientes enfrentadas, los “guerristas” y los “renovadores”· Entretanto se
van conociendo, tanto a nivel interno como exterior, una serie de escándalos de
corrupción en que se ven involucrados importantes cargos del Estado (Roldán,
Mariano Rubio, Mario Conde…) y relevantes personajes del Gobierno (Vicente
Albero, Juan Guerra, Narcís Serra, García Vargas…) a lo que se añaden casos de
financiación ilegal socialista (Filesa) y la vinculación de los GAL al Estado
que salpica a altos cargos del Ministerio de Interior (Barrionuevo, Vera…). Un
panorama sombrío que sorprende a propios y extraños en un ambiente de crisis
económica y política que apunta directamente a un previsible descenso electoral
del PSOE.
En tan adversas circunstancias se
afrontan las elecciones de 1993. El PSOE tenía dos opciones al margen del mayor
o menor riesgo de perderlas: recuperar y afirmar sus esencias ideológicas y su
identidad, que habían propiciado la victoria de 1982, depurando a los corruptos
“ipso facto” –no todos los socialistas eran corruptos-, o buscar un mensaje
nuevo y unas personas no socialistas para desvincular ante la opinión pública
lo que en estos momentos significaba el PSOE, desvirtuándolo de alguna manera.
Se optó por esto último y, aunque sin mayoría absoluta, se volvió a ganar. El
precio a pagar fue muy alto y los que participamos como candidatos en aquella
campaña electoral bien lo sabemos. Para las candidaturas se fichó a una serie
de “estrellas” no socialistas a imagen y semejanza de las de Madrid con
Baltasar Garzón de número dos, justo detrás de Felipe González, que relegaban a
socialistas de toda la vida que sí se sentían orgullosos de serlo a pesar de los
desmanes de algunos compañeros. Estas “estrellas” salvadoras, durante la
campaña, no tenían reparo alguno en proclamar su condición de no militancia, de
no socialistas, obligando a los socialistas, bien a reafirmar el orgullo de
serlo ante los votantes y asistentes a los mítines, bien a permanecer en
silencio ante el bochornoso espectáculo. Hubo de todo. Y se ganó, dando paso a
la última legislatura con gobiernos de Felipe González gracias a alianzas con
los nacionalistas vascos y catalanes.
Esta última legislatura de mayoría
socialista (1993-1996) devino en un caos desde el punto de vista
interno-partidario y desde el punto de vista gubernamental. Pronto se constató
la intencionalidad de aquellas “estrellas” que supuestamente nos ayudaron a
ganar las elecciones, valga como ejemplo el citado Garzón, así como el precio a
pagar a los nacionalistas por sus apoyos. Pero, a mi juicio, fue mucho peor el
deterioro interno del Partido Socialista, especialmente de algunas federaciones
como la valenciana –que aún no se ha recuperado-, a medida que avanzaba la
legislatura y se evidenciaba que las siguientes elecciones se iban a perder.
Bajo la apariencia de “renovación” fueron surgiendo corrientes internas de tipo
personalista que sólo buscaban, a cualquier precio, hacerse un hueco en las
siguientes listas para mantener el cargo público. La traición, la deslealtad,
la zancadilla, el codazo, el descrédito público gratuito e interesado…fueron la
moneda de cambio entre los compañeros, haciendo buena la frase de que en las
relaciones humanas se puede ser amigo, conocido, enemigo o compañero de
partido. Un ambiente irrespirable que nada tenía que ver con lo que la
organización había sido hasta poco tiempo atrás.
Si este siniestro panorama es
aplicable al PSOE, se agrava aún más en el PSPV y en la Agrupación de Alicante
de forma especial. Se pierden las elecciones autonómicas y locales de 1995.
Juan Lerma deja de ser Presidente de la Generalitat y Ángel Luna deja de ser
Alcalde de Alicante. Ambos son los secretarios generales de sus respectivas
demarcaciones partidarias, pero ninguno de los dos se mantiene –Luna algo más
tiempo- como jefe en la oposición de sus respectivas instituciones públicas.
Y llegan las elecciones generales de 1996 al disolverse
las cámaras en enero. Cada familia, grupo, clan o como quiera llamársele se
mueve sólo por el afán personal de garantizar su cuota de poder en las listas
utilizando el método que sea para conseguirlo. Sorprendentemente en la prensa
alicantina aparecen unas declaraciones de Ángel Luna, a la sazón secretario
general de la agrupación local, en las que, sin precedentes, hace una crítica
pública a los diputados socialistas por Alicante, entre los que me encuentro,
por indisciplinados y poco trasparentes. Tan insólito proceder refleja las
condiciones en que se van a afrontar las elecciones que ponen punto y final a
casi catorce años de gobiernos socialistas e inician para el Partido Socialista
una travesía del desierto que en la Comunidad Valenciana y en la ciudad de
Alicante aún no ha terminado.
Aunque en dichas declaraciones el
señor Luna -¿o compañero?- no me citaba personalmente –sí lo hacía con otros-
me acerqué a la sede socialista para hacerle llegar una carta, que trascribo:
Compañero Ángel Luna
Sec. Gral. de la
Agrupación de Alicante
PSPV-PSOE
Alicante, 11 de enero de
1996
Querido compañero:
Ante las noticias aparecidas en la
prensa de que, como parlamentario, nos habías solicitado una memoria de las
actividades desarrolladas en esta legislatura por cada uno de nosotros y no
habiendo yo recibido dicha comunicación, al enterarme por la prensa me he
puesto en contacto con la Oficina Parlamentaria y me comunican que, en efecto,
tienen allí una carta tuya para entregarme, fechada el pasado día dos de enero,
pero que no me la han podido hacer llegar. Conociendo al fin su contenido, paso
a comunicarte lo siguiente:
PRIMERO: Que me parece que esta situación se hubiese
evitado simplemente enviándonos la correspondencia a nuestro domicilio al
tratarse de fecha semifestivas y para tener constancia de que la recibíamos
haber certificado la misma.
SEGUNDO: Que sin tener la certeza de que teníamos conocimiento
de los datos que me pides, me parece tremendamente negativo para el Partido y
sus parlamentarios las declaraciones que tú haces en los medios de
comunicación, ya que no solamente ponen en entredicho nuestra labor realizada,
dando la impresión de que queremos ocultarla, sino que además somos unos
indisciplinados que pasamos olímpicamente de lo que nuestra Ejecutiva nos pide.
Tú muy bien sabes que, al menos en mi caso, soy muy disciplinado con mi
Ejecutiva y siempre he sido muy prudente con los medios de comunicación, hecho
que contrasta con tus declaraciones; espero que, al menos, al conocer el
contenido de la presente hagas una rectificación pública que palíe el daño
personal y político que has causado, ya que de lo contrario me situarás en
difícil postura de seguir siendo prudente en la reserva del contenido de la
presente.
TERCERO: Que me parece una gran idea el hecho de que por
primera vez se tenga constancia del trabajo que los parlamentarios venimos
desarrollando y que ello pueda tener influencia en la confección de las
distintas candidaturas. Sabes perfectamente que hasta la fecha ello valió de
muy poco; por no poner ningún otro ejemplo valga simplemente el mío: Durante
las tres legislaturas precedentes y al tener menor trabajo en Madrid, mi
dedicación se centró preferentemente en la circunscripción, con la responsabilidad
de coordinar el Grupo Parlamentario; ello redundó en una mayor presencia en la
provincia y por las agrupaciones locales, lo que influyó que en el año 86,
junto al compañero García Miralles, fuese el candidato más propuesto, y en los
años 89 y 93 sucediese algo parecido…, al parecer, todo ello siempre valió para
que, en las diversas candidaturas, mi lugar siempre fuese de dudosa salida.
Todo ello a pesar de que jamás la Ejecutiva Local que diriges haya contado con
este parlamentario para ninguna actividad de las que supongo que habréis
programado, ya que si no lo hubierais hecho sería mucho peor la situación; tú
bien sabes que siempre me puse a disposición de mi secretario general, e
incluso en los momentos en que además eras el Alcalde de Alicante en que, como
coordinador entonces del Grupo Socialista, insistí a través de tu secretario en
prestar toda la ayuda posible que redundara en un futuro más consolidado de los
apoyos locales al Partido en Alicante, jamás tuve respuesta a tales
intenciones, pensé que por otros cauces estabais consiguiendo dicha
consolidación sin necesidad de mi ayuda como coordinador del Grupo
Parlamentario o del resto de compañeros; los resultados están a la vista.
CUARTO: Que cuando en el año 93 volví a ser diputado tras
la dimisión del compañero Berenguer, la situación política, al tener menos
diputados que en legislaturas anteriores y las mayores responsabilidades que la
dirección del Grupo Parlamentario me ha encomendado ha propiciado que haya
tenido más trabajo en Madrid que el resto de legislaturas, trabajo que,
precisamente por centrarse en Madrid puede que sea menos conocido por esa
Ejecutiva y que paso a resumiros tal como pretendes en tu carta, aunque lamento
no conocer tus intenciones hasta hoy y por la prensa lo cual me impide ser
pormenorizador en la respuesta.
Mi labor como diputado en esta legislatura se ha venido
desarrollando como:
-vocal de la comisión de Asuntos Exteriores
-vocal de la comisión de Sanidad y luego de Defensa
-coordinador y portavoz socialista de la comisión de
Cooperación y Ayuda al Desarrollo
-ponente y portavoz socialista de la Ponencia creada para
la elaboración del Informe sobre Seguridad y Cooperación en el Mediterráneo a
presentar en la Conferencia Euromediterránea de Barcelona
-miembro del Consejo de Cooperación Federal del PSOE
En principio el hecho de trabajar en cuatro comisiones
parlamentarias (lo normal es trabajar en dos) y además ser el coordinador y
portavoz de una de ellas, da idea de la tarea harto costosa a desarrollar. Si a
ello se añade la portavocía de la Ponencia citada y pertenecer al Grupo Federal
de Cooperación, es obvio que casi todos los lunes y viernes (días sin pleno) mi
presencia en Madrid era casi obligada, como sucede al resto de compañeros
coordinadores y portavoces de Comisión con tarea parlamentaria. Ello es más
obvio todavía si tenemos en cuenta que la Comisión de Cooperación ha tenido una
actividad vertiginosa en estos dos años por las movilizaciones reivindicativas
de la Plataforma del 0´7 y la elaboración del Proyecto de Ley de Cooperación y
del de los Créditos FAEX que, por disolución de las Cámaras, se han quedado en
puertas de ser aprobados.
Por todo lo anterior, entre ponencia, comisiones y pleno
del Congreso he tenido más de 40 intervenciones; varios debates con los
portavoces de los demás grupos, especialmente los habidos en la Casa de América
sobre la problemática de la cooperación y en el Casino de Madrid con presencia
de organizaciones no gubernamentales, la Coordinadora de ONGs; numerosos encuentros
y contactos con representantes de las ONGDs, Plataforma del 0´7, Coordinadora,
etc así como autoridades del Ministerio de AAEE, de Comercio y AECI,
especialmente para ir perfilando las citadas leyes de Cooperación y FAEX, así
como la discusión de los diversos Planes Anuales de Cooperación Internacional
(PACI de 93, 94, 95).
Pero es además necesario destacar el trabajo realizado en
la Ponencia para el Informe a presentar en la Cumbre Euromediterránea de
Barcelona como colofón de la acertada Presidencia Europea que ha desarrollado
España en el pasado semestre. Como portavoz socialista de dicha Ponencia me
siento gratificado del duro trabajo realizado, ya que hemos tenido la
posibilidad de muchos encuentros con expertos de la Cooperación, autoridades
del Ministerio de AAEE, como el compañero Solana, o de la Unión Europea, como
el compañero Marín, por destacar los más interesantes; igualmente hemos tenido
que estudiar numerosos informes nacionales e internacionales, etc pero todo
ello ha dado el fruto de que, de todos los países de la ribera sur del Mediterráneo
y de la Unión Europea presentes en noviembre en Barcelona, solamente el
Parlamento Español haya sido quien ha hecho el esfuerzo de aportar su granito
de arena ante la Conferencia, presentando nuestro Informe que tuve previamente
el honor de defender en el Pleno del Congreso por parte de nuestro Grupo y que
finalmente fue aprobado por unanimidad.
Finalizo este resumen destacando que, como miembro del
Grupo Federal de Cooperación de la CEF, he venido asistiendo y trabajando con
el resto de compañeros que lo integran en todas y cada una de las reuniones en
que hemos sido convocados.
QUINTO: Que todo lo anteriormente expuesto, como me
imagino que lo realizado por el resto de parlamentarios, hubiese tenido un
mayor eco en nuestra ciudad si desde la responsabilidad de la Ejecutiva Local
se hubiese hecho una programación adecuada de difusión o debate, aunque en mi
caso la mayoría de las veces hubiese tenido que ser los sábados o domingos; yo,
al igual que la Ejecutiva, lamento que no haya sido así, lo cierto es que jamás
se me convocó a ello. Desde luego lo que no estoy dispuesto a reconocer es la
imagen que con tus declaraciones en la prensa estás dando ante la opinión
pública y por ello te envío los datos de mi trabajo. Yo muchas veces he tenido
la impresión de que el trabajo tuyo como Secretario General, e incluso como
alcalde, no era lo suficientemente conocido en los medios de comunicación (ello
a pesar de que tienes mayor acceso a los mismos) pero jamás se me hubiese
ocurrido y menos sin conocer los datos, hacer públicas esas impresiones, que
hacen mal en lo personal y en lo político, una vez más se confirma que cada uno
es dueño de sus silencios y reo de sus palabras. Si esos son tus criterios para
defender o condenar a nivel personal los candidatos con nombres y apellidos y a
través de los medios de comunicación (y te agradezco que al menos a mí no me
hayas nombrado como haz hecho con otros) comprendo que en vez de mejorar vamos
a peor y así lo vienen aclarando los resultados electorales, pero si además lo
haces como mi Secretario General la cosa es mucho más grave todavía.
Esperando haber satisfecho tu deseo de conocer la labor
realizada por este diputado aunque de forma tan precipitada, no te pido que
ello haga cambiar nada de tus juicios preestablecidos (tú sabrás lo que haces),
solamente deseo que al menos reconozcas públicamente los errores de tus últimas
declaraciones, para evitar que lo tenga que hacer yo, pues al menos siempre
defenderé mi dedicación a lo largo de tantos años a este partido y jamás fui
indisciplinado con sus órganos de dirección. Mi conciencia está tranquila y no
voy a permitir que ni siquiera tú pongas en entredicho mi entrega a las tareas
encomendadas, aunque tú jamás, como responsable del partido, jamás me hayas
encomendado ninguna.
Saludos
socialistas.
Jamás tuve respuesta a dicha carta,
que era una despedida. Ya intuía que no tendría respuesta. Tampoco hubo una
rectificación pública por parte de Luna a sus erróneas declaraciones. Tomé la
decisión de abandonar mi actividad política y solicité a la Consellería de
Educación mi reincorporación como profesor; el entonces Jefe Territorial y
amigo Pepe Marín, se sorprendió por mi petición, los diputados cesantes
teníamos la posibilidad de prorrogar la excedencia especial hasta la confección
de las siguientes candidaturas. Días después, tuve la tentación, tal como
manifestaba en mi carta, de hacerla pública para que la opinión pública tuviese
conocimiento de cómo se hacían las cosas desde la dirección del Partido, pero
consideré que ello haría más daño y las elecciones eran inminentes. Preferí
definitivamente marcharme en silencio, aunque algunos lo hicieran con ruido, e
incluso participé en la pegada de carteles al inicio de la campaña. Perdimos
las elecciones, el señor Aznar se convirtió en Presidente del Gobierno, y el
PSPV, pero muy especialmente la Agrupación Local de Alicante, inició un camino
hacia un precipicio que, hasta la fecha, no ha tocado fondo. Ángel Luna también
dejó la política activa poco después para trabajar con Enrique Ortiz como
abogado.
Cuando en 1999 el PSPV vuelve a
perder las elecciones inmerso en un océano de división interna, muchos
socialistas que, como yo, nos habíamos alejado de la política activa, nos
sentimos muy defraudados. ¿Dónde estaba aquel partido por el que tanto habíamos
luchado? Por primera vez decidí manifestar públicamente lo que, a mi juicio y
al de otros muchos socialistas, estaba sucediendo y, después de tres años de
silencio, publiqué en el Diario Información el siguiente artículo:
EL ESPECTÁCULO DEL
PSPV-PSOE
El bochornoso espectáculo que el PSPV
está ofreciendo a los ciudadanos, especialmente a los que nos sentimos
socialistas o simpatizantes con el socialismo democrático, no es algo casual
sino la consecuencia de un perverso proceso de depuración ideológica en
beneficio del mantenimiento de los intereses particulares de unos pocos (cada
vez son más) que, desde el gobierno de las diversas instituciones del Estado,
aprendieron que la Política escrita con minúsculas puede resultar muy ventajoso
para la transformación radical de sus propias vidas y haciendas o de sus familiares
(obsérvense muchas de éstas y comprueben la vertiginosa transformación acaecida
y no correspondida con el sueldo del cargo ocupado). Iniciado este proceso no
caben medias tintas: o juegas o te vas, o, en caso de que las circunstancias lo
permitan, se acepta que algunos permanezcan con escaso poder de decisión para
poder ser eliminados con facilidad en épocas de vacas flacas y en beneficio de
los de siempre.
En
el citado proceso se va eliminando progresivamente el inicial “romanticismo
ideológico” de la predemocracia y de los años de oposición a los primeros
gobiernos democráticos de centro-derecha; romanticismo que, con grandes dosis
de utopía (imprescindibles para la ideología de izquierdas) se basaba en
valores universales de la izquierda democrática como la honradez, la libertad
real, la ética política, la entrega al servicio público, la solidaridad, la
lucha contra las desigualdades, etc.; romanticismo que cautivó a una inmensa
mayoría de ciudadanos que apostaron finalmente por un grupo de hombres y
mujeres que, con ilusión y entrega desinteresada, habían conseguido
reestructurar un instrumento político eficaz para encauzar todas sus
aspiraciones en un programa a corto, medio y largo plazo que generaba ilusión y
esperanza para el futuro. Ese instrumento era el PSOE, con unos principios y
unos liderazgos democráticamente asumidos y unas personas con la suficiente
autoridad moral y respaldo político para ejercerlos desde las distintas
sensibilidades ideológicas (izquierda socialista, nacionalistas,
socialdemócratas, etc.).
Tras
los diversos éxitos electorales, una avalancha de personas ajenas a la política
hasta entonces (no era rentable hacer política de izquierdas) se van integrando
en el Partido y en sintonía con los máximos dirigentes del mismo y de las
instituciones territoriales (que siempre coincidían en la misma persona)
inician un proceso de sustitución ideológica por un pragmatismo oportunista que
va relegando a los “románticos” hasta eliminarlos prácticamente; sustituyendo
los necesarios debates conceptuales por escaramuzas personales, los conceptos
por las personas como forma real de organización y control partidista, dando
paso a la aparición de todos los –ismos posibles (felipismo, guerrismo,
pastorismo, lermismo, ciscarismo, romerismo, asuncionismo, franquismo -de
Angel, no piensen mal-, etc.), sin ninguna diferencia entre los mismos ni
ideológica, ni programática, ni de actuación y estilo político, ni de
organización partidista, ni nada de nada.
El
Partido, más que un instrumento básico de actuación política, empieza a
parecerse a una confederación de empresas de trabajo temporal (los –ismos citados
y los no citados) que pugnan por abrirse un espacio en el mercado (cada vez más
reducido) y en la que los “jefes” (así se les llama) y empleados más
cualificados dedican todo su esfuerzo a la noble aspiración de convertir su
trabajo temporal (cargo público) en empleo estable y definitivo (hecho que les
honra como militantes de izquierda). Al igual que el gran capital, estas
empresas o –ismos, carecen de color político, su éxito depende casi
exclusivamente de la rentabilidad obtenida y los métodos utilizados para
conseguirlo (el fin justifica los medios), suelen ser la traición, la
deslealtad, la amenaza arbitraria de aplicar los reglamentos, las alianzas
interesadas y oportunas entre unos y otros, etc. Esto se deduce desde el inicio
del proceso de creación de estas empresas, ya que, normalmente las van creando
los más fieles colaboradores del “jefe” de un –ismo anterior del que han
aprendido, ejecutando ciegamente sus decisiones, todas las técnicas de
actuación que ahora aplicarán inexorable y directamente desde su –ismo propio;
eso sí, pasando de ser los más “fieles” defensores de su antiguo “jefe” a los
más encarnizados enemigos del mismo (necesidades de la competencia
empresarial).
Así
las cosas y a medida que el mercado de trabajo se va reduciendo con la
progresiva disminución de apoyos electorales (saltan a la opinión pública
demasiados escándalos de los “jefes”) se agudiza la “competencia empresarial” y
muchos “fieles” colaboradores de los –ismos desprestigiados ven el momento
oportuno de desmarcarse (como si ellos no hubieran tenido nada que ver) para
consolidar o crear su nueva empresa; algunos, los más impresentables, no han tenido
ningún rubor en ser los más ciegos defensores de varios –ismos (sobre todo si
no consiguieron consolidar el suyo propio o durante el tiempo que tardaron en
conseguirlo) e incluso han tenido la desfachatez de pertenecer simultáneamente y
con la misma euforia a –ismos enfrentados en los distintos ámbitos
territoriales. Asimismo para dar cierta credibilidad a la situación se ha
recurrido al fichaje de “estrellas” (y “estrellitas” en ámbitos más reducidos)
con el pretexto de una renovación de “caras nuevas” reservándose los “jefes
empresariales” el derecho a decidir quiénes son las “caras viejas” a sustituir
(es el apartamiento definitivo de los últimos románticos) y convirtiendo su
propia “cara vieja” en nueva cara renovada por arte de magia con lo que su
empresa (su –ismo particular) puede seguir funcionando con los nuevos fichajes.
Estas nuevas estrellas y estrellitas ya presumían en los mítines, como reclamo
electoral desde las elecciones del 93, de no ser socialistas, dejando
asombrados a los socialistas “románticos” que quedaban y a los que se les
privaba precisamente de su único bagaje político: defender y comportarse de
acuerdo a los principios de aquellos difíciles años predemocráticos. Ahora, por
lo visto, tenían que pedir perdón por seguir siendo lo que siempre habían sido.
Los resultados están a la vista: sin compromiso político solidario, sin
imaginación, sin alternativas, sin líderes éticamente cualificados, sin ideas,
en definitiva, es muy difícil ganar a esta derecha que nos gobierna
(seguramente por culpa de los “románticos”) a pesar de que la mayoría de los
españoles siguen siendo de izquierdas y muchos de ellos (a pesar de la alta
abstención en los últimos comicios) sigan prestando su apoyo a lo que queda del
PSPV-PSOE.
Fdo.
Jorge Cremades Sena
Alicante,
Julio de 1999.
Desde entonces ha llovido mucho.
¿Pero ha cambiado algo? Incluso el PSOE ha conseguido de nuevo gobernar con
Zapatero tras los desgraciados atentados del 11-M y revalidar su confianza en
el 2008, confirmando que la mayoría de los españoles son de centro-izquierda.
Pero el PSPV sigue hundido; una y otra vez, pierde las elecciones y el apoyo
popular ante una derecha que no tiene reparos en presentarse con listas
contaminadas, seguros de que, incluso así, van a salir vencedores. ¿Es esto
normal? Obviamente no a simple vista.
Curiosamente la Agrupación de Alicante vuelve a estar
dirigida por Ángel Luna, el mismo que la dirigía cuando yo, entre otros,
decidimos abandonar la actividad política por razones obvias. Él también lo
hizo, pero volvió después. Ahora la dirige como presidente de una Gestora,
situación de anormalidad, y no como Secretario General. Una Gestora surgida
tras el último fiasco electoral, para, una vez más, aparentar una renovación,
la misma que decidió cambiar los signos de identidad del viejo PSOE desde el
año 93 para ganar las elecciones, que ha llegado en la última confrontación
electoral ha minimizar incluso las siglas para captar apoyos, entonces sólo
bastaba declararse no militante en los mítines. Una Gestora en cuya gestación
siguen apareciendo los de siempre –Luna, Franco, Valenzuela- como la solución
final –la anterior la dirigió García Miralles- sin preguntarse si no son ellos
el problema. Algunos viejos socialistas, como ellos, aunque no militemos, nos
seguimos preguntando si este es el camino correcto. Yo creo que no. A las
pruebas me remito.
En todo caso, deseo que esta vez Ángel Luna sea capaz de
acertar como dirigente del Partido, especialmente en sus declaraciones públicas,
si, innecesariamente, hacen daño políticamente a la organización y
personalmente a los compañeros. No siempre como en 1996, por prudencia y
responsabilidad, se obtiene el silencio como respuesta. La situación pues puede
empeorar. Y sigo agradeciéndole, como le decía en mi carta, que, al menos, a mí
no me citara personalmente en aquellas declaraciones tan desafortunadas.
Jorge
Cremades Sena, 26 de junio de 2011.
Mis deseos sinceros, siguen sin cumplirse. Luna, superado
lo de la Gestora, dejó paso a otra ejecutiva local, y otra…..Hoy, en pleno mes
de julio de 2013, lo único que lamento es que todo lo que mantengo en este
pequeño análisis me sigue dando la razón. Tras esta nueva absurda y grave
crisis de la Agrupación Socialista de Alicante ¿quién presidirá la nueva gestora?
o, en su caso, ¿qué ejecutiva se va a elegir? ¿qué objetivos la inspirarán? La
vieja guardia, tiene la palabra. Ángel Luna en un artículo que acaba de
publicar en Diario Información, al menos pide perdón públicamente por el
espectáculo que está protagonizando la Agrupación de Alicante. Pero ¿se ha
preguntado quienes son los verdaderos responsables? Esa es la cuestión. Las
enfermedades, para curarse, requieren que el paciente asuma que las padece y se
someta a la correspondiente terapia curativa. De lo contrario, todo seguirá
igual…o peor aún, si esto es ya posible. El espejismo del gobierno de Zapatero,
por si no había suficientes problemas, ha puesto la puntilla al propio PSOE a
nivel nacional, cerrando su sucesión (o mejor su continuismo) de forma falsa,
al extremo de que, ni siquiera el tremendo desgaste del Gobierno de Rajoy, le
hace beneficiario de los votos que éste pierde. Si el PSPV y especialmente la
agrupación de Alicante ha sido incapaz de salir del bache cuando el PSOE tenía
cierta credibilidad, ahora, que ni siguiera se puede apelar de forma coherente
a la corrupción en el PP (ahí están los EREs, Blanco, etc), ni a un liderazgo
sólido aunque sólo fuera porque detentaba el poder (Zapatero, Pagin etc etc),
ni a un proyecto convergente y estructurado por la progresiva atomización a
nivel nacional (PSM, PSC, PSA….), me temo que las cosas aún pueden empeorar más
aún por estos lares. ¡Ojala que esta vez me equivoque!
Jorge Cremades Sena 14 de julio de 2013.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario, gracias