El
esperpéntico espectáculo que está protagonizando el PSOE en Alicante no
sorprende a nadie que mínimamente se haya preocupado del nulo papel social que
viene desempeñando el socialismo alicantino, reducido al mantenimiento de unos
pocos cargos institucionales y orgánicos, irrelevantes y mal avenidos entre sí.
Desde hace mucho tiempo el PSOE, como instrumento político, no existe en
Alicante, sobrevive a duras penas en la Comunidad Valenciana y languidece a nivel
nacional, generando un desencanto enorme en millones de ciudadanos que,
sintiéndose socialistas democráticos, observan atónitos el inevitable declive
del instrumento político que, durante tanto tiempo, fue el motor y principal
elemento del cambio político y social en España desde la Transición. Para quienes
desde hace años venimos manifestando públicamente el desnortado rumbo del PSOE
y, muy especialmente, del PSPV, lo sucedido en Alicante sólo confirma, una vez
más, que, lamentablemente, no tienen arreglo, pues todo lo que sucede –y no
sólo en Alicante-, por absurdo que parezca, se veía venir. Juro o prometo, que
quisiera equivocarme. Pero, tristemente, no estoy errado.
Ya en
1999, después de tres años de silencio absoluto desde mi retirada de la
militancia en el PSOE y de la actividad política, en un artículo titulado “El
espectáculo del PSPV-PSOE” exponía las principales causas que, a mi juicio y
desde mi experiencia personal, estaban conduciendo al partido a un callejón de
difícil salida, pues tenía la impresión –y así lo destacaron los medios que lo
publicaron- de que el PSPV “más
que un instrumento básico de actuación política, empieza a parecerse a una
confederación de empresas de trabajo temporal”. No me equivocaba. Han pasado
catorce años y todo sigue igual. O peor. ¿Cuántas crisis ha habido desde
entonces para empeorar la situación? En ninguna de ellas se ha reflexionado
seriamente acerca de un proyecto innovador que la justifique. Todas ellas han
consistido en luchas cainitas, un “quítate tú, para ponerme yo”, sin que nadie
aporte la más mínima idea digna de interés, ni haga una autocrítica seria sobre
los errores cometidos. Y, entretanto, la derecha barriendo electoralmente en
cada uno de los comicios celebrados a pesar de lo que les está cayendo. Esta
enésima crisis local, como las anteriores, tampoco obedece, que se sepa, a
ningún asunto esencial, dando la sensación, una vez más, de que sus raíces
están en la lucha por un plato de lentejas, que, siendo importante e incluso
esencial desde el punto de vista humano personal, debiera ser irrelevante
políticamente hablando. En definitiva, el asunto es que, ante un absurdo
desalojo anterior del poder, con los mismos argumentos, es decir, ninguno, se
responde ahora con otro desalojo. Y así de forma sucesiva, consolidando un
derroche de ineficacia insoportable. Y de asco generalizado.
Pero
es más, hace dos años, ante la evidencia del deterioro progresivo del PSPV,
incluso estando gobernando el PSOE de Zapatero, desde mis vivencias personales
como antiguo militante, hice un pequeño análisis sobre las principales causas
del declive socialista que, bajo el título “A la deriva” publiqué el 26-6-2011
en mi blog (Ojo crítico, http://jcremadesena.blogspot.com.es/), ante la imposibilidad de publicarlo en los diarios por
exceder la extensión permitida. Una sinopsis de lo que, a mi juicio, le sucede
al PSOE desde que en 1993 se cerrara en falso su primera crisis importante ante
la posibilidad de perder las elecciones a causa de los casos de corrupción.
Dicho análisis, que vuelvo a colgar en mi blog ya que sigue teniendo absoluta
vigencia, comenzaba diciendo “Desde hace demasiado tiempo el PSPV-PSOE navega
sin rumbo fijo y a la deriva por un mar de incertidumbres, mientras que el
PPCV-PP, inmerso en un mar de escándalos, saca provecho sometiendo a los
socialistas a sucesivas derrotas en la Comunidad Valenciana, especialmente esta
última que ha sido catastrófica. Lo más doloroso es que, después de cada
derrota, el partido no reacciona y, una y otra vez, sólo es capaz de ofrecer
más de lo mismo: mediocridad, ausencia de liderazgos, indefinición y una feroz
lucha fratricida entre los diferentes grupúsculos que lo atomizan, haciendo
inviable la confección de un proyecto coherente y creíble para la ciudadanía”.
¿Acaso ha cambiado algo desde entonces a pesar de la posterior derrota
electoral en las últimas elecciones generales? Nada de nada, ya ven. Todo sigue
igual y, lo que es peor, no se espera ninguna mejoría.
Leo,
sorprendido, que, para intentar deshacer este último entuerto, “la ejecutiva de
Alicante reclama la intervención de Rubalcaba y Puig para acelerar la expulsión
de los ediles díscolos, mientras que éstos se atrincheran y amenazan con llevar
su desafío a los tribunales”. Y eso, aunque ya no esté Pajín para aportar
alguna nueva ocurrencia, pues las estrellas fugaces rutilantes aparecen y desaparecen
en el firmamento hasta que consiguen llegar a sus dorados destinos. Por tanto,
directamente a Rubalcaba, la estrella inagotable. ¡Cómo si Rubalcaba no tuviera
bastante con el PSC de Navarro, el PSM de Gómez, el PSA de Griñán! o el resto
de PSqués. O directamente a Puig, por si Rubalcaba se siente desbordado. ¡Cómo
si Puig no tuviera bastante con intentar consolidar su liderazgo en la
macroejecutiva del PSPV, diseñada al efecto! Ante tanta incertidumbre, el
vicesecretario y portavoz de la ejecutiva alicantina, Lalo Díez, manifiesta que
“la gente espera que demos soluciones, no un circo”. Y lleva razón. El problema
es que la gente lo viene esperando desde hace ya más de veinte años y, a estas
alturas, ya ni le interesa seguir asistiendo a más espectáculos circenses
cuando cada una de las representaciones es peor que la anterior. Hombre,
siempre cabe la posibilidad, como dicen los concejales rebeldes, el recurso a
los tribunales. ¡Cómo si los tribunales no tuvieran bastante con resolver el
atasco de casos de corrupción de los políticos! Sólo faltaría que, desde ahora,
se tengan que dedicar además a resolver los casos de incompetencia orgánica o
institucional. Es lo que nos faltaba.
Fdo. Jorge Cremades
Sena
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