Apenas se
conocen los resultados definitivos de las elecciones locales y autonómicas y
comienza el circo pactista que nos espera, no sobre proyectos, programas o
propuestas de futuro, que sería lo razonable, sino con ocurrencias e incoherencias
respecto a lo que muchos defendieron en la campaña electoral. Podemos tiene
como gran objetivo prioritario en cualquier posible pacto desbancar al PP,
mientras el PSOE, que coincide con dicho objetivo, inicia contactos con
Iglesias paa definir “políticas de progreso” y Ciudadanos insiste en exigir
primarias al PP como condición para negociar con ellos. Además Podemos, uno de
los grandes protagonistas, descarta un pacto global con el PSOE y le exige dar
un “giro de 180º”, mientras Susana Díaz se desmarca de Sánchez y negocia con
Iglesias “cambiar” su investidura por la alcaldía de Cádiz (el famoso cambio de
cromos sin más). Por su parte CiU aplaza el debate interno sobre el 27-S tras
el fiasco de Barcelona y deja en el aire las elecciones al perder el liderazgo
del soberanismo en Cataluña. Y en el PP, el pequeño ganador, pero gran
perdedor, su Presidente y Presidente del Gobierno, elude tomar medidas
inmediatas, por lo que surge un verdadero revuelo entre los barones, los
perdedores directos, alarmados por la pérdida de 2´5 millones de votos, y
manifiesta de cara a las generales: “Creo que soy el mejor candidato”; y,
aunque reconoce los malos resultados, descarta “cualquier cambio” y advierte
contra la inestabilidad porque dificulta la recuperación, mientras los barones
regionales cuestionan su diagnóstico y, por vez primera, no aplauden su
discurso en el Comité Ejecutivo, anunciando algunos de ellos su dimisión en un
futuro inmediato como dirigentes territoriales del PP, reclamando renovación en
la Secretaría General y la incorporación de más jóvenes. Llevan parte de razón
tanto Rajoy como sus barones, pues, con las elecciones generales a la vuelta de
la esquina, sería contraproducente hacer experimentos y hay que apechugar con
lo que venga (que podría ser incluso peor de lo que les ha sucedido), y, a su
vez, no reaccionar, sin prisas pero sin pausas, ante el aviso rotundo de la
ciudadanía sería prácticamente un error político garrafal. Aunque, como dice
Rajoy, hay que “seguir trabajando por la recuperación” y sólo admite problemas
de comunicación con los españoles, dos asuntos esenciales, es obvio que, sólo
con ello, no se ganan elecciones o, al menos, no se ganan con la contundencia
necesaria para la gobernabilidad.
Y, lógicamente,
mientras comienza este circo de frivolidades, que puede llevarnos a un carajal
de cuidado (permítanme el vulgarismo), animado incluso por el ofrecimiento de
paz de Susana Díaz en el PSOE a cambo de consensuar los pactos con Ferraz (la
famosa libertad que ofrece Sánchez para que cada cual pacte como crea
conveniente) y porque desde el entorno de Esperanza Aguirre ya dan por hecho
que cederá el liderazgo a Cifuentes, no extraña que los mercados castiguen a
España, con una pérdida del IBEX de un 2%, un encarecimiento del bono de más
del 3% y un incremento de la prima de riesgo, frente a la tendencia bajista de
moda últimamente (Grecia está en la mente de todos) aunque los inversores, de
momento, estén a la expectativa y reaccionen con prudencia.
En cuanto a otros
asuntos, mientras la Guardia Civil dice que Lanzas daba comisiones de los ERE
al PSOE y a UGT, Anticorrupción pide casi cinco años de cárcel a Ramoncín por
apropiación indebida en SGAE. Entretanto se conoce que el día antes de que
Aranzazu, una niña de 16 años, se suicidara lanzándose al vacío, sufrió
vejaciones, que venían siendo frecuentes, mientras que el Instituto, cuyo
Director ha sido suspendido por no dar la alerta, no expulsó al acosador “por
sus circunstancias vitales”, lo que, de entrada, pone los pelos de punta,
cuando debiera haber tolerancia cero con el bullyng que, desgraciadamente,
sufren demasiados adolescentes en nuestro país.
Y mientras Irak pide
ayuda para luchar contra el Estado Islámico, Cameron comienza a redefinir el
futuro de Reino Unido en Europa.
¡Ah! y Florentino
Pérez despide a Ancelotti sin desvelar quien será su sustituto aunque sostiene
que “sería conveniente que hablara español” lo que da pie a que muchos ya
especulen con que se trataría de Benítez.
Jorge Cremades Sena
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