Andan los
distintos partidos políticos intentando salir del laberinto político andaluz en
el que Susana Díaz ha metido la gobernabilidad de Andalucía. Una vez más se
demuestra que, habiendo un gobierno estable (el pactado con IU), cuando por
meros intereses personales se adelantan los comicios, lo más probable es que,
en vez de mejorar, empeore la situación (y si no que le pregunten a Artur Mas
cuando innecesariamente decidió hacer lo mismo que Susana). Lo cierto es que
Susana Díaz, para intentar arreglar el entuerto lo antes posible, en su
discurso de investidura (frustrada en principio en primera vuelta) intercala
concesiones a Ciudadanos, Podemos y PP con el objetivo de que, si ninguno de
ellos está por la labor de establecer un pacto de gobierno con ella, al menos
decidan dos de ellos abstenerse en segunda votación para que el PSOE de Susana
pueda gobernar en minoría. Y, producto de estos juegos malabares, no debe
extrañar que la candidata socialista y presidenta en funciones, por decisión
propia, caiga en nuevas contradicciones, que la hacen menos creíble aún, como,
por ejemplo, prometer a Ciudadanos menos impuestos y a Podemos más gasto, o,
simplemente, intentar pactar en Andalucía lo que Sánchez, su jefe (al menos en
teoría) no apoyó en el Congreso de los Diputados, ya que las medidas
anticorrupción vienen a coincidir con el plan de regeneración de Rajoy. Apela
Susana a la responsabilidad de los partidos para que ayuden a la gobernabilidad
de Andalucía. Y no le falta razón, pero debiera comenzar por reconocer su
irresponsabilidad cuando caprichosamente decidió romper la gobernabilidad
anterior y, al salirle el tiro por la culata, ya saben… quien siembra vientos
recoge tempestades. En fin, que su cóctel de propuestas para contentar a los
grupos no convence a nadie: Rivera cree insuficientes las medidas
anticorrupción que propone, mientras Iglesias pide más dureza con los bancos y casi todos dudan que bajando el tramo autonómico del IRPF y el
Impuesto de Sucesiones, entre otros (es decir, recaudando menos), es complicado a la vez contratar más
maestros y médicos y comprar vivienda social (es decir, gastar más), ya que no confían demasiado, como es obvio, en
la cuadratura del círculo.
Y entretanto el PP estudia un modelo
electoral que refuerce a los grandes partidos (Italia acaba de aprobar una
reforma electoral para facilitar gobiernos más estables), pues el Gobierno de
Rajoy está a favor de un sistema de doble vuelta que, rechazado anteriormente
por la oposición, forma parte de la idea adelantada ahora de Susana Díaz (de
haberse aprobado antes se ahorraría ahora buena parte de los problemas
existentes para conformar el nuevo gobierno andaluz), quien además reclama la
dedicación exclusiva de los diputados. Por su parte Esperanza Aguirre ofrece
rebajar el IBI más del 50% si gana en Madrid, mientras Pablo Iglesias rechaza
un cara a cara en TV con Albert Rivera, mientras los críticos de Podemos
anuncian “acciones conjuntas” con Monedero.
En cuanto a otros asuntos cabe citar que la
“reválida” de Primaria provoca el boicot de padres y colegios, mientras el
Ministerio está decidido a llevar a los insumisos a la Inspección o a los
tribunales; que el BBVA da un vuelco a su cúpula para acelerar la
digitalización, pues Francisco González elige a Carlos Torres Vila como sucesor
en el banco al nombrarle consejero delegado en lugar de Ángel Cano; que el
“número tres” de Trías dio un contrato de 180.000 euros a su propia hermana; y
que el TSJ envía al fiscal al PP y a Bárcenas por su contrato simulado,
mientras que Esperanza Aguirre será juzgada por falta tras el 24-M por el
asunto de tráfico.
Finalmente destacar a dos personas, una que
se nos fue y otra que acaba de llegar. Desgraciadamente se nos fue para siempre
Jesús Hermida, el periodista que inventó un género nuevo de hacer periodismo y,
entre otras cosas, nos contó la llegada del hombre a la Luna; sólo cabe dar el
pésame a sus familiares y amigos y desearle que descanse en paz. Y
afortunadamente en alta mar nació la pequeña Francesca Marina en una
embarcación italiana después de que los guardacostas rescataran a su madre;
sólo cabe dar la bienvenida a Francesca en tan lamentable situación que muchos
consideran ya como el milagro del “bebé patera”.
Jorge Cremades Sena
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