Como
era previsible, vistas las mimbres que tenemos, la solemne apertura de las
Cortes por el Jefe del Estado Felipe VI ha estado adobada con charanga y
chirigotas, aunque, afortunadamente, la irresponsabilidad y el chascarrillo de
unos cuantos no ha impedido la brillantez de un acto que todos los españoles
debiéramos celebrar con entusiasmo y respeto al ser antesala y garantía de
democracia. El largo y encendido aplauso final al magistral discurso del Rey en
un Hemiciclo abarrotado (diputados y senadores juntos) abortó sobradamente el
intento de boicot de unos cuantos maleducados (siendo yo benevolente) que, no
sólo no aplaudieron (están en su derecho si no les gusta lo que el Monarca
dice) sino que mostraron su verdadero rostro totalitario en los actos protocolarios
institucionalizados, intentando enturbiar, una vez más, la solidez de nuestras
instituciones democráticas. Debieran explicar a los ciudadanos, en vez de
exhibir la cabra circense en plenas Cortes, con qué parte del acertado discurso
real no están de acuerdo para proceder tan indecentemente, pues el Jefe del
Estado, democráticamente elegido y al que todos debemos respeto, admitiendo el
desencanto político evidente, llamó a la regeneración política e institucional
y a la solidez de nuestro sistema democrático con frases como “la crisis de
gobernabilidad se ha resuelto con diálogo y generosidad”, “los retos son
impulsar la cohesión social y fortalecer el Estado del bienestar”, “la
corrupción debe ser un triste recuerdo de una lacra que hemos de superar”,
pidiendo a sus señorías “estar a la altura” de las circunstancias tras el
“desencanto” del bloqueo y diálogo permanente para resolver las discrepancias,
reclamando el respeto a la ley frente al desafío soberanista y abogando por una
“regeneración moral” para combatir la corrupción. Un discurso escrupulosamente
correcto en términos democráticos que no merece ni camisetas chabacanas (como
la del asalta supermercados y fincas Cañamero: “yo no voté a ningún Rey”, pues,
dada su edad, si no votó la Constitución es porque no quiso y si lo hizo es que
su opción quedó en minoría muy minoritaria y, en todo caso, debe acatar la
decisión mayoritaria de los españoles), ni desplantes airados o ausencias
malintencionadas (como las de Comprimís, PDC, PNV, Bildu o ERC), ni banderas
inconstitucionales (como la republicana, exhibida por IU-Podemos durante el
discurso), ni mentiras como “algunos son Jefes de Estado porque son hijos de
una dinastía; a nosotros nos vota la gente”, dichas por Pablo Iglesias, como si
no hubiéramos sido los españoles quienes hubiéramos optado y votado por un
Estado Monárquico (al igual que ingleses, holandeses, daneses, suecos,
noruegos…. ¿acaso no son todos estos pueblos democráticos y super-desarrollados?),
ni tantos otros comportamientos circenses avergonzantes. ¿Qué parte del
discurso rechazan semejantes personajes en flagrante minoría democrática
silenciada con el aplauso final? Está bien claro, no hay que darle vueltas a la
cabeza: rechazan sencillamente la democracia y habrán de ser los españoles
quienes nos encarguemos de rechazarles más todavía a ellos y a sus intolerables
espectáculos chabacanos de corte totalitario.
Por
otro lado los socialistas, que en principio habían decidido respetar el acuerdo
sobre el reparto de presidencias en las comisiones parlamentarias, al igual que
el resto de partidos, se suma al posterior boicot de Unidos Podemos y el resto
de la oposición e impide que el ex ministro Fernández Díaz presida la Comisión
de Exteriores (caso insólito el de vetar a cualquier diputado para un cargo
parlamentario, que no gubernamental), dándose la paradoja de que todos,
incluido el PP, votan todas las presidencias, incluidas las propuestas por
Unidos Podemos, PNV, PDC y compañía, quedándose solo en la de Exteriores (un
incumplimiento del pacto previamente decidido, al margen de la idoneidad o no
del candidato, que presagia un precedente preocupante). El veto inesperado del
PSOE, sumándose a la irresponsabilidad de Podemos, no es el mejor camino para
la regeneración política que requiere el partido socialista como partido fiable
y serio, aunque es cierto que desde el PSOE, tras la decisión de Podemos de
incumplir el pacto global, llamaron a Rajoy para que cambiara el candidato
(hasta entonces, ninguna objeción ya que cada grupo propondría a quien
considerase pertinente) y éste no aceptó cambiarlo ni pidió que cambiaran a
nadie. Por su parte Zoido, el actual ministro de Interior, fulmina la cúpula
del ministerio y pone personas de su círculo de confianza.
En
cuanto a asuntos internos de los partidos políticos, mientras los nacionalismos
agrietan Podemos, escorado hacia su ala más radical y pagando con rupturas
territoriales su deriva soberanista, Iglesias, ebrio de éxito, se niega a
pactar y reta a Errejón a debatir en el Congreso del partido, en tanto que los
anticapitalistas presionan para que Errejón deje de ser portavoz. Por su parte
el PSOE prepara un Comité Federal para echar al PSC de la dirección y no pueda
participar en el próximo Congreso ni en la elección directa del Secretario
General, mientras impone castigos leves a los diputados díscolos, castigando
sólo a los más claramente afines a Sánchez, como Maritxell Batet y Sofía Herranz,
que quedan fuera de la dirección, pero no toca a Margarita Robles, que no es
militante, que permanecerá presidiendo la Comisión de Justicia, salvo que el
Grupo Parlamentario Socialista decida lo contrario.
Entretanto
salta a la palestra que el espionaje a Ignacio González se ordenó desde el PP
de Madrid y costó 300.000 euros; según la reunión clave grabada entre los
representantes del ex presidente madrileño y los abogados del detective que le
siguió a Colombia, González propició la cita en marzo de 2011 en el Gobierno
regional y ofreció atenuantes al detective si contaba quién encargó el trabajo
y cómo se abonó, y los letrados del espía revelaron que el encargo fue realizado
por miembros del PP y que se recurrió a un empresario amigo para que pagase con
facturas falsas. Todo un rocambolesco asunto interno en el que los letrados del
detective que siguió a González situaron en el mismísimo Gobierno de Madrid a
la persona que hizo el encargo, advirtiendo a los representantes de González
con frases como “si contamos quién encargó el espionaje se destapa la caja de
los truenos para Aguirre” o “no creemos que a la presidenta le interese que se
sepa”; y estos les contestaron que “eso es lo que queremos; la caja de Pandora
se abrió hace mucho tiempo”. El desenlace político final del asunto es de sobra
conocido.
En
cuanto se refiere a otros asuntos, cabe citar que la empresa FCC defraudó con
las basuras de Barcelona y el Ayuntamiento denuncia los hechos tras las
irregularidades descubiertas por los medios y la compañía abre una
investigación; que la Guardia Civil tomará declaración a los posibles
acompañantes de Diana Quer el día de su desaparición; y que la muerte de una
anciana en Reus reabre el debate sobre la miseria energética, mientras el
pertinente ayuntamiento, la Generalitat y la empresa buscan la causa en la
falta de coordinación para explicar tan lamentable desenlace.
Y
en asuntos del exterior, mientras Gas Natural denuncia agresiones a sus
empleados en Colombia, Obama se despide de Europa, haciendo un canto a la
democracia en Grecia, cuna de la civilización occidental, y pidiendo a Trump
que sea firme si Rusia viola las normas, en tanto que en Alemania Merkel ofrece
al nuevo presidente cooperar y elevar el gasto militar y éste inicia una diplomacia
paralela a la Casa Blanca. Merkel reconoce así que tendrá que gastar más en
Defensa con Trump, mientras Obama asegura que si fuese alemán “votaría a
Ángela” y la Reserva Federal estadounidense anuncia una subida de tipos de
interés en breve.
Jorge Cremades Sena
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