Tal como se esperaba tras el nombramiento del
nuevo Gobierno por parte de Rajoy la oleada de críticas no se ha hecho esperar.
En un país donde al enemigo político se le niega hasta el pan y la sal es lo
habitual y máxime cuando desde la variada oposición ya se había avisado que no
se le dejaría respirar ni en los habituales cien días de cortesía. Por tanto,
sin esperar aplauso alguno, no extraña que se catalogara ya (incluso antes de
su jura o promesa ante el Rey) como de poco peso político, continuista, no
paritario, pensado para reforzar a Rajoy y de cara a mantener el equilibrio del
partido…. Es cierto que para los menos es calificado como rejuvenecedor aunque
continuista en los fieles de perfil con gestión y experimentado. Como ven para
todos los gustos. Sin sumarnos a crítica alguna, aunque sólo sea por cortesía,
lo cierto es que Rajoy, nada más realizada la jura o promesa ante el Rey y
hecha la foto de rigor, en su primer Consejo de Ministros les ha pedido a todos
ellos “dialogar y pactar mucho”, circunstancias mandan, por lo que entrar en la
polémica, hoy por hoy, de si lo dice sólo de boca para fuera o no me parece
gratuito. El tiempo dará o quitará razones. Y lo cierto también es que en el
nuevo Gabinete, compuesto de 14 personas, incluido Rajoy, Sáenz de Santamaría y
Guindos siguen siendo las principales figuras a tenor de sus nuevas
competencias; Cospedal asume una cartera sin alcance político, la de Defensa;
sigue Montoro pero con menos competencias; hay cinco mujeres; ninguna de las
seis caras nuevas tiene un perfil destacado y sólo abandonan el Gabinete los
tres ministros más veteranos y desgastados como son García-Margallo, Fernández
Díaz y Morenés. En efecto, la Vicepresidenta, que conserva el CNI, repite pero
cede la portavocía a Méndez de Vigo, que sigue en Educación, aunque le añade la
interlocución con las CCAA, que se le resta a Montoro; por su parte De Guindos
añade Industria a sus anteriores competencias y las seis nuevas incorporaciones
son de carácter dialogante y moderado, muchos de ellos con perfiles técnicos
más que políticos. En fin, a tan solo un día de la jura o promesa, Rajoy insta
a sus ministros a negociar la reforma de las prensiones, de la educación y de
la financiación autonómica; el PSOE se adelanta al resto de la oposición y se
apresura en pedir la comparecencia de todo el Ejecutivo; y Rivera critica “un
Gobierno más pensado en el PP que en España” aunque ya hablan para activar su
pacto la próxima semana, acuerdan constituir la comisión de seguimiento que
desarrollará las 150 medidas.
Dicho lo anterior, los partidos andan convulsos y
expectantes de cara al futuro inmediato. De un lado en el PP Cospedal, la nueva
ministra de Defensa, dice que seguirá al frente del partido tras el Congreso
popular de febrero, intentando frenar a sus críticos y zanjar el debate sobre
la compatibilidad de cargos en el partido y en el gobierno con este mensaje
para reafirmarse internamente de cara al citado Congreso del PP. De otro lado
en el PSOE, inmerso en una verdadera urgente reflexión interna tras los
destrozos ocasionados por el sanchismo, Patxi López, un sanchista
recalcitrante, presenta su plan para reconstruir el partido, mientras el juez
abre juicio oral a Chaves y Griñán que se enfrentan a graves penas por el “caso
de los ERE” en Andalucía, lo que, afectando a todo el partido, puede ser más
lesivo obviamente para la antisanchista Susana Díaz. Y en Unidos-Podemos
también bajan las aguas turbias con el “caso Espinar” en plena lucha por el
control del partido en Madrid entre errejonistas y pablistas, pues los primeros
avisan a Iglesias que Espinar puede ser otro “caso Monedero” y desde IU se
elevan las tensiones con Podemos por tan peliagudo asunto (no el único) ya que
Espinar cada vez que intenta explicar lo inexplicable se mete cada vez en más
contradicciones. De entrada, entre los cuatro grandes partidos de ámbito
territorial español sólo Ciudadanos parece tener las aguas tranquilas a nivel
interno.
Y mientras el Presidente Rajoy se dispone a reunirse con
Puigdemont cuando logren “cuadrar las agendas”, la CUP pide a la Generalitat
que los Mossos no acaten las órdenes de los tribunales, con lo que la detención
de la alcaldesa cupista de Berga pone en riesgo el pacto para los Presupuestos
catalanes de 2017. Y es que, como sucede al PSOE con Unidos Podemos en sus
acuerdos gubernamentales autonómicos y locales, a Junts pel Sí (a quienes ya
hay que echarle de comer aparte) con sus pactos con la CUP se les puede aplicar
varios refranes (sabiduría popular viva) como “quien mal anda, mal acaba”,
“dime con quién andas y te diré quién eres” o la máxima de que “lo que no puede
ser, no es, y además es imposible”. Pero en fin, allá cada cual con su cada
quién.
En cuanto se refiere a asuntos del exterior, mientras el
futuro de EEUU se va a decidir en media docena de Estados en los que Clinton
busca los votos de Obama y Trump pide creer en su victoria, en Reino Unido el
asunto del “brexit” se pone feo ya que May no podrá activarlo sin el Parlamento
como pretendía, pues la Justicia británica niega autoridad al Ejecutivo para
iniciar la salida de la Unión Europea, fallando que el Parlamento debe aprobar
el Brexit, lo que el Gobierno recurrirá ante el Supremo mientras asegura que la
sentencia no alterará sus planes para llevar a cabo la salida. ¡Y los
independentistas catalanes hablando de referéndums unilaterales, ilegales y
antidemocráticos! En fin, no querer ver las realidades es peor aún que estar
ciegos.
Jorge Cremades Sena
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