Ya sé que es insuficiente, pero que, según la
EPA, que nadie cuestiona, siga descendiendo el paro en España en el segundo
trimestre, es una gran noticia que debiera alegrarnos a todos, aunque, según
los aires, unos se lo tomen con euforia, otros con cautela y algunos den la
imagen pública de que incluso les causa tristeza, lo que, a todas luces, parece
una reacción impresentable. En todo caso, nadie niega las cifras (310.400
desempleados menos en el citado trimestre que con las cifras positivas del
último año suponen un aumento de 402.400 trabajadores), que, según algunos
supone el mayor descenso del paro en 50 años, una creación récord de empleo
pese a que el crecimiento todavía es débil o el mejor dato en nueve años. El
caso es que parece confirmarse que España vuelve a crear empleo por primera vez
desde 2008, al margen de los adjetivos que quiera ponerse a su intensidad,
reduciendo la tasa de desempleo 1´5 puntos y situándola en el 24´47%, que sigue
siendo alarmante. Queda ahora el debate sobre las causas y la calidad del
trabajo generado. En cuanto a las causas, para unos son el turismo y la reforma
laboral; para otros, la tímida ola de superación de la crisis a nivel
internacional, una cuestión cíclica positiva que también arrastra a España. En
cuanto a la calidad, para unos es la que, guste o no guste, tienen muchos
empleos en los demás países de la UE; para otros, es un trabajo precario,
temporal, a tiempo parcial y muy mal pagado. Puede que unos y otros tengan su
parte de razón, aunque cada uno ponga énfasis en su parcial visión del asunto
por razones estrictamente electoralistas. Pero, así las cosas, lo que nadie
debiera poner en cuestión es que los datos de la EPA, estos últimos y los
anteriores del último año, avalan la esperanza de que, “piano, piano” como
dirían los italianos, se puede resolver uno de los mayores problemas que
tenemos los españoles, el desempleo.
Y, como la EPA en cuanto al desempleo se refiere, los
líderes del PSOE parece que están dispuestos a avalar la esperanza de un
regeneracionismo del partido al garantizar a priori el aval a la Ejecutiva
Federal que conforme Sánchez, el Secretario General electo, aunque se rumorea
que Madina no logra imponer sus cuotas en la nueva dirección, lo que, a mi
juicio, no está nada mal en aras a la renovación que necesitan los socialistas,
no sólo de proyecto político sino de caras nuevas, poco implicadas en el
pasado, por más que sea inevitable que alguna de ellas se cuele, como sucede
con Carmen Chacón, quien, al parecer, estará en la Ejecutiva porque “hay que
remar en la misma dirección”. Ahora sólo falta saber a qué dirección se
refiere. Para comprobarlo, el Congreso Federal del PSOE que se celebra en
Madrid este próximo fin de semana. Esperemos que sea un éxito.
No estaría de más que en el citado Congreso del PSOE, se
hiciera hincapié en el grave problema de la corrupción y en una contundente
condena a la misma, tanto a la propia como a la ajena. Cuando en estos días
están a punto de entrar en la cárcel significados líderes del PP en
determinados ámbitos territoriales, sería bueno que desde el PSOE se apostara
decididamente porque, al igual que a los referidos condenados, cuanto antes se
resuelvan los juicios contra la interminable lista de espera de los que están
encausados en los diferentes casos. Entre ellos el de las ayudas a la formación
sin justificar en Andalucía, que la jueza Alaya cifra en 950 millones, nada
menos, en sólo tres años, mientras la Junta, presidida por Susana Díaz, que
parece ser que no acepta presidir el PSOE, tilda de “bulo” la acusación
policial de “fraude masivo”. No parece que esta sea la actitud más apropiada
para afrontar el problema de la corrupción en España, otros de los mayores
problemas, como el paro, que sufren los españoles.
Y siguiendo con los problemas, no es de menor rango el de
la financiación de las CCAA que, junto a las apetencias separatistas de
algunos, se eleva al rango de los anteriores. Pues bien, en plena controversia
por la publicación de las balanzas fiscales, Fabra pedirá 1.000 millones por el
desajuste de la financiación a la CA de Valencia, en tanto que Madrid exige a
Montoro recibir al menos la media por habitante del conjunto de las CCAA. Llegó
la hora de poner orden en este asunto, pues, al margen de otros agravios
comparativos, como dice el prestigioso profesor Ángel de la Fuente, uno de los
autores del cálculo de las balanzas fiscales, “en España hay dos castas: vascos
y navarros, y el resto”. La disyuntiva es bien fácil: o se eliminan las castas
o muchas de las CCAA querrán ascender a tal categoría. En esto, seguro que se
puede contar con Podemos y con su líder Pablo Iglesias, salvo que no se atreva
a planteárselo a sus colegas de Bildu y compañía.
Para finalizar, como si el destino quisiera jugar una
mala pasada al transporte aéreo, el más seguro, por cierto, a las recientes
tragedias de estos días, se suma el accidente de otro avión con 118 pasajeros
que se ha estrellado en el Sahel, concretamente en Mali. Ningún superviviente,
entre ellos los seis españoles que formaban la tripulación. Todo apunta a que
el avión de la española Swiftair se ha estrellado en plena tormenta, tras
cambiar dos veces de rumbo antes del siniestro. Un accidente trágico,
lamentable e inevitable.
Lo evitable, siendo trágico y lamentable, es la situación
en Gaza, donde Israel ha bombardeado una escuela de la ONU, en que se
refugiaban personas de la situación bélica desatada en estos días, matando a 16
personas. Al parecer se había enviado a las tropas israelíes las coordenadas de
dicho edificio, para que fuera respetado. Al final, la tragedia y la pérdida de
vidas inocentes. Nadie puede entender que con la sofisticación armamentística
se produzcan semejantes masacres contra la población civil. El derecho de
defensa que, como cualquier otro país, tiene Israel no puede ser excusa para
una matanza indiscriminada de palestinos. Alguien debe poner orden de una vez
por todas en estas conductas repudiables, pues, si lamentablemente no se puede
poner fin al conflicto, al menos, habría que exigir el final de la barbarie.
Jorge Cremades Sena
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