Con el más
genuino estilo de los populismos irresponsables, aunque después tengan que claudicar
ante una realidad ineludible (salvo que quieras la ruina más absoluta de tu
pueblo), y Grecia es un buen ejemplo en el que fijarse, Artur Mas amenaza con
no pagar la deuda si el Estado se niega a negociar la independencia. Y todo
ello como respuesta diabólica a quienes, vistos los derroteros que está tomando
el loco desafío independentista, tratan de exponer las consecuencias que una
supuesta declaración unilateral y antidemocrática de independencia acarrearía
para los catalanes en el futuro inmediato. En efecto, el Banco de España,
sumándose a la cordura, advierte del riesgo de un “corralito” y el President de
Cataluña considera las palabras de Linde “indecentes e irresponsables”, cuando
es él maestro indiscutido e indiscutible de indecencias e irresponsabilidades
en que basa su locura independentista totalitaria y antidemocrática. No en vano
Arrimadas, la candidata a la Generalitat por Ciudadanos, dice con razón que lo
que sucede en Cataluña “es el resultado de años de trabajo de la Generalitat
con dinero público”, pues en vez de gobernar para el bienestar de los catalanes
se ha dedicado a arremeter contra el Estado Español sistemáticamente, como si
la Generalitat no fuera una de las instituciones que conforman dicho Estado y,
como tal, debiera defenderlo. En idéntico sentido al del Banco de España, la
Seguridad Social alerta de que en Cataluña habría “un incremento brutal de
cotizaciones o un recorte inmediato de prestaciones” con lo que “la
independencia dejaría en el aire el pago de las pensiones”. E igualmente los
pequeños empresarios se manifiestan contra la independencia manifestando que “nos
jugamos el pan” y decididos a distribuir un video en el que rompen por fin su
silencio. Y es que finalmente todos están viendo la boca al lobo pues muchos
pensaron que la locura independentista de Mas, como President de la
Generalitat, no llegaría tan lejos en despropósitos e irresponsabilidades, que
culminan con esta amenaza, como en su día hizo Tsipras en Grecia, de impagar la
deuda. Por su parte, mientras las solicitudes de voto por correo suben un 70%,
el Gobierno de Rajoy dice que está “preparado” para responder “institucional,
política y jurídicamente” desde “el minuto uno de la noche electoral”, mientras
que, al parecer, Junqueras y Romeva pactan una presidencia rotatoria sin Mas ya
que los encuentros a espaldas del “president” se han intensificado tras el
escándalo del 3%, acordando si es preciso turnarse en la Presidencia cada seis
meses si Junts pel Sí necesita para gobernar a la CUP, que no estaría dispuesta
a apoyar a un futuro president de la Generalitat corrupto presuntamente.
Y además del drama
independentista de Cataluña, que, obviamente, ocupa buena parte del interés
mediático en estos días, cabe destacar que la banca se disputa 110.000 millones
por la “guerra de los cajeros”; que la Fiscalía investiga a Xabi Alonso por
defraudar a Hacienda, un caso bastante similar al de Mascherano; que muere
Carmen Balcells, la agente literaria que se convirtió en la “Mamá Grande” de
los escritores; y que el repetido lema “una nación, una lengua” ha presentado
al español como idioma impuesto y colonizador, una ideologización de las
lenguas que tanto ha servido a los intereses independentistas.
En cuanto a temas del
exterior, mientras la UE cambia el modo de reparto de refugiados para excluir a
Hungría, los neonazis doblan votos en las islas de Kos y Lesbos, desbordadas
por la llegada de refugiados. Si la UE es incapaz de imponer una política común
sobre refugiados, si es incapaz de entender que se ha de estar en la UE tanto
en las duras como en las maduras, el futuro de la Unión quedará bien
debilitado, lo que sólo beneficiará a los radicalismos de extrema izquierda o
extrema derecha que ya suponen en muchos Estados miembros una verdadera amenaza
a la convivencia en paz y a la estabilidad política, social y económica,
amenazando seriamente al sistema democrático europeo que tanto esfuerzo, sudor
y lágrimas costó implantar y extender en la siempre inestable vieja Europa.
Jorge Cremades Sena
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