Por fin en
las elecciones autonómicas más polémicas, más tramposas y con más
incertidumbres los catalanes votaron para decir a los líderes políticos que, si
las tomamos como lo que son, autonómicas simplemente, quienes gobernaban la
Generalitat tendrán difícil consolidar un gobierno autonómico sólido, que es de
lo que se trata, y que, si las tomamos, aceptando pulpo como animal de
compañía, como lo que no son, plebiscitarias, los independentistas pierden y
retroceden en su particular plebiscito. En efecto, los resultados han sido:
Junts pel Sí (es decir, CDC, ERC y Moviment d´Esquerres) 39´7% de los votos y
62 escaños; Ciutadans, 17´9% y 25 escaños; PSC, 12´7% y 16; Catalunya Sí que es
Pot (es decir, ICV-EUiA, Podemos y Movimientos ciudadanos), 8´9% y 11; PP, 8´5%
y 11; y CUP, 8´2% y 10. Y si comparamos dichos resultados con los obtenidos en
2012, constatamos que Junts pel Sí retrocede nueve escaños en el nuevo
Parlament (CiU tenía 50 diputados y ERC 21, frente a los 62 que ahora obtienen
juntos) quedando lejos de la mayoría absoluta de escaños que son 168; que
incluso sumando los diez escaños independentistas de CUP, frente a los tres que
obtuvo en 2012, los escaños independentistas totales en el nuevo Parlament son
dos menos, 72 frente a los 74 anteriores; que sumando el % de votos independentistas
(Junts pel Sí, CUP) y con una masiva participación electoral del 77%, el
resultado es del 47´8% frente al 52´2% de voto no independentista (suma del %
obtenido por C´s, PSC, Cat sí que es Pot y PP); que los grandes triunfadores en
los comicios han sido indiscutiblemente Ciudadanos, que pasa de 9 a 25 escaños
y CUP que pasa de 3 a 10; que los grandes perdedores han sido claramente PP,
que pasa de 19 escaños a 11, y Podemos, que obtiene sólo 11 escaños cuando
ICV-EUiA en solitario (integrada en la marca de Podemos, Catalunya Sí que es
Pot, junto a movimientos vecinales) había obtenido 13 escaños en 2012; y que el
PSC, aunque perdedor al pasar de 20 escaños a 16, puede disimular su fracaso
teniendo en cuenta que las encuestas le auguraban resultados mucho más desfavorables.
Estos son los datos concretos y concisos y esta la comparación aséptica con los
obtenidos en 2012, sin valoración subjetiva alguna por mi parte, para que cada
quien saque sus propias conclusiones.
Lo insólito es que con
semejantes resultados, entre los perdedores, que son todos menos C´s y CUP,
sólo PP y Podemos hagan autocrítica y reconozcan de forma explícita su fracaso electoral,
cuyo resultado queda muy alejado de sus propias expectativas, mientras que el
PSC, que viene de ser hegemónico en Cataluña no hace demasiado tiempo aunque en
claro declive ya en 2012, incluso habla de “éxito” por perder sólo cuatro
escaños, y Junts pel Sí, se muestra eufórico (seguramente la procesión va por
dentro) e incluso intenta vender su insuficiente y frustrante victoria electoral,
que todos daban por hecha, como el aval indiscutible para proseguir su loco e
ilegal proceso independentista cuando, simplemente, para investir a Mas como President
de la Generalitat quedan obligados a pactar con la CUP que ya ha anunciado por
activa y pasiva que no avalará semejante investidura.
Una vez más el cinismo
de los independentistas integrados en Junts pel Sí queda patente y demuestra
que ningún razonamiento, ni siquiera el de las urnas, les vale para descender
desde su quimera a la realidad. Ahora resulta que, haciendo juego de bolillos
(apelan a posibles votantes independentistas que hayan podido votar opciones no
independentistas), sin mayoría absoluta de escaños ni de votos, con sólo 62
escaños y un 39´7% de apoyos, cuando la mayoría de catalanes, el 52% frente al
48%, les dicen “no” al independentismo, si es que prefieren mantener los
comicios como ilegal plebiscito, y cuando, una vez más, se demuestra que el
independentismo es asunto, aunque no baladí, de alrededor de millón y medio de
personas, eso sí, bien movilizados desde el poder autonómico, (frente a más de
siete millones de catalanes), Junts pel Sí se considera “legitimada” ( aunque tampoco
lo estaría si hubiera obtenido los mejores resultados que esperaban) para “seguir
adelante” con la secesión. No extraña que desde Ciudadanos, tanto Rivera como
Arrimadas, pidan la dimisión de Artur Mas por haber llevado a la sociedad catalana
a semejante ruptura y abocarla a un abismo indeseable y exijan que se convoque
nuevas elecciones autonómicas, sin trampa ni cartón, para descabalgar a este
desgobierno que se avecina, tan del gusto de Mas, Junqueras y compañía. Lo
deplorable e incomprensible es que buena parte de analistas y tertulianos,
probablemente al dictado de la voz de su amo, sigan manteniendo resquicios de
tolerancia ante semejante golpe de estado civil frustrado que, por encima de
todo, sus autores prefieren seguir manteniendo.
Jorge Cremades Sena
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