De
avance positivo ha calificado el PP la propuesta hecha por Rivera para sentarse
a negociar incluso el “sí” a la investidura que, con el voto de CC, sumaría 170
escaños a favor de la misma y la dejaría a un paso de la mayoría absoluta. En
definitiva, se trata de seis condiciones tendentes a la “regeneración
democrática”, que habría de aceptar Rajoy como paso previo a obtener el voto
positivo de Ciudadanos. Son las siguientes: sacar de la política a los
imputados por corrupción, eliminar los aforamientos, no indultar a los
corruptos, limitar los mandatos, una nueva Ley Electoral y crear una comisión
parlamentaria que investigue el “caso Bárcenas”, además de la exigencia previa
de fijar “fecha y hora” para la sesión de investidura, a la que, obviamente,
Rivera abre la puerta. Son las exigencias de Ciudadanos para sentarse a
negociar el “sí”. Un gesto de responsabilidad claramente positivo por parte de
Rivera, que inicia así su razonable giro hacia el “sí” a Rajoy por meras
cuestiones de responsabilidad política ante el manifiesto bloqueo de
gobernabilidad existente. Cierto que Rajoy necesitará la complicidad del PSOE o
del PNV, que ambos le niegan, para llegar a ser Presidente, dado que sería ocioso
contar con Unidos Podemos, Bildu, ERC o incluso PDC, que andan por otra galaxia
política; pero no es menos cierto que bloquear una investidura apoyada por 170
escaños, cuando no hay alternativa viable y mejor, sería bastante irresponsable
y difícil de explicar, especialmente para el PSOE (el electorado del PNV lo
entendería mejor), ya que buena parte de su electorado e incluso de sus militantes
no entenderían que la alternativa al inmovilismo del “no” a sentarse a negociar
y ni siquiera a dialogar con el candidato popular les abocaría inevitablemente
a esos terceros comicios que los dirigentes socialistas, como los del resto de
los partidos, reconocen como la peor de todas las soluciones. Guste o no, se
intente difuminar o no, es obvio que el responsable gesto de Rivera descarga
toda la presión al PSOE para que se abstenga, total o parcialmente, o utilice
cualquier otra fórmula que no eche por tierra el éxito de la investidura.
Sánchez cada vez se queda más solo y con menos argumentos en su bloqueo, mientras
desde Unidos Podemos, Iglesias, casi desaparecido en combate desde las últimas
elecciones, insiste en que “sigue siendo posible una alternativa” a esos 170
previsibles escaños de PP, C´s y CC…. Es cierto, los 180 escaños restantes son
diez más, matemáticamente hablando, pero no lo son hablando políticamente, ya
que mezclar churras con merinas, además de resultar indeseable y casi
incompatible, puede llegar incluso a ser peligroso, especialmente para quienes,
como partidos democráticos serios, que son alternativa democrática y aspiran a
gobernar, no piensan ni debieran pensar que para conseguir sus objetivos cuanto
peor mejor.
Y
en el exterior, mientras la Unión Africana prohíbe la ablación en todo el
continente (ya es hora de que a nivel internacional se pongan de acuerdo y
pongan todos los medios para erradicar definitivamente estas aberraciones
intolerables e inadmisibles), Putin y Erdogan acuerdan en San Petersburgo
acercar posiciones para tratar de normalizar las relaciones bilaterales, que
están congeladas desde el derribo de un avión ruso por Turquía en noviembre,
aunque Siria sigue siendo el problema que más les divide. Por su parte Trump
fracasa en su intento de contener deserciones en las filas republicanas y no
calma el recelo de militares y expertos en seguridad, mientras “incendia” la
campaña insinuando que se usen armas contra Clinton (¡menudo impresentable!).
En
cuanto a los deportes se refiere, mientras el Real Madrid se proclama supercampeón
de Europa tras derrotar al Sevilla por 3-2 en la prórroga durante la final de
la Supercopa celebrada en Noruega, Gasol y los suyos se complican el camino al
cosechar una segunda derrota contra Brasil, 65-66, Belmonte se reivindica en
200 mariposa, Nadal gana y Muguruza dice adiós a Río.
Jorge Cremades Sena
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