Mientras va remitiendo el interés mediático
sobre los “verificadores” del falso desarme de ETA, sobre su ilegitimidad y
sobre el papel desempeñado por Urkullu, quien, por cierto, envió un SMS a Rajoy
su nota de apoyo a los mismos poco antes de leerla, Artur Mas protagonizaba otro
espectáculo pintoresco en Barcelona en un acto importante con empresarios, que
presidía el Príncipe Felipe, quien, ante la impresentable bienvenida “a
Cataluña, una vieja nación de Europa” del President, tuvo que responder, como
es habitual en semejantes eventos, “Bienvenidos a España” para situar en sus
justos términos el verdadero anfitrión del evento. Un disparate más de Mas que,
junto a sus colaboradores, no ceja en su empeño de hacer un ridículo mayúsculo
en sus apariciones públicas (Ver “Entre el esperpento y la farsa” en Blog Ojo crítico, http://jcremadesena.blogspot.com.es/,),
justo cuando se publica que sus asesores barajan la posibilidad de que el Rey
Juan Carlos sea el Jefe del Estado Catalán futuro, a imagen y semejanza de la
Reina de Inglaterra en sus antiguas colonias actualmente independizadas, ya que
abogan por unas “estrechísimas” relaciones con España en el futuro. Y todo ello
cuando se inicia el debate sobre “el estado de la nación” en el Congreso de los
Diputados.
Hablando de debates, mucho tendrán que debatir en Ucrania,
tras la huida de Yanukovich, para mantener el principal objetivo político de
mantener en el futuro la unidad territorial, justo cuando, al parecer,
reemprende el camino, truncado por el huido presidente, de integración en la
UE, que debe evitar que estalle una guerra civil. De momento, mientras se hace
público el desmesurado lujo de todo el entorno presidencial, comenzando por su
residencia abandonada, Rusia agrava la inestabilidad de Ucrania al rechazar su
nuevo gobierno, en tanto que la oposición se niega a entregar las armas, ante
el desafío ruso y EEUU les manda ayuda en una especie, como dice algún diario,
de reanudación de la antigua “guerra fría”.
Y en medio de un mar de especulaciones sobre lo que Rajoy
ofrecerá hoy en el debate parlamentario de cara al resto de su legislatura como
Presidente del Gobierno, siguen los problemas en la frontera de Melilla, donde
un centenar de inmigrantes han entrado tras un violento asalto, arrojando
piedras y palos a la Policía marroquí que solicitaba a la Guardia Civil que
abriera la valla para evitar males mayores. Entretanto dos subsaharianos cuestionaban
la versión oficial sobre lo acaecido en Ceuta hace unos días, mientras la
Guardia Civil prohíbe disparar pelotas de goma ni al agua ni al aire para
disuadir a los inmigrantes y sólo autoriza el uso de cartuchos de fogueo. Cien
inmigrantes más hacinados en los centros pertinentes que están saturados, a la
espera de practicar las pesquisas pertinentes para su identificación y
devolución a sus países de origen. Así se soluciona el gran problema de la
inmigración.
Lo que también tiene pocas soluciones, cuando debiera ser
lo contrario, es la corrupción sistémica en España. Por si no fuera suficiente
el fraude en los cursos de formación por parte de los sindicatos, que se
investiga en los tribunales, la patronal no se queda atrás y sólo el de la
patronal madrileña supera los quince millones de euros, mientras un juzgado
investiga la multiplicación de falsos alumnos con el objetivo de obtener más
subvenciones. Aquí el que no corre, vuela.
Y, para terminar, el Poder Judicial rechaza la regulación
de los cacheos y detenciones, desmontando por inconstitucional la Ley de
Seguridad, así como que empresas privadas colaboren en disolver protestas; la
nueva ley del Deporte propicia un reparto más equitativo del dinero del futbol,
que no es asunto baladí; y, WhatsApp, que permitirá hacer llamadas de voz
próximamente, rompe el mercado telefónico al ofrecer llamadas gratis a las que
podrían acceder hasta unos 450 millones de usuarios, una verdadera revolución
en el mundo de las comunicaciones.
Jorge Cremades Sena
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