Prosigue la guerra civil
en Ucrania, pues de eso se trata, alentada por Rusia que, sin ningún respeto a
la integridad territorial del país vecino, refuerza con tropas y materiales la
insurgencia de los separatistas pro-rusos del este ucraniano, con el objetivo
de defender sus propios intereses económicos y estratégicos, generando un
peligroso ambiente en Europa que, como en tiempos pasados, sólo puede acarrear
violencia, desestabilización, ruina económica e inseguridad. Mientras el
Presidente Poroshenko advierte de represalias por la invasión terrestre, que
confirman tanto la OTAN como los milicianos rebeldes, Putin desmiente lo que, a
todas luces, es evidente, pues cientos, cuando no miles, de soldados rusos
combaten con los separatistas para evitar la caída de Donetsk, aumentando la
tensión, no sólo en Ucrania sino también a nivel internacional. Es un hecho
indiscutible, al margen de que desde Rusia algunos lo asuman como la
participación voluntaria y gratuita de dichos soldados en época de vacaciones o
de descanso. Una situación intolerable desde el punto de vista del derecho
internacional ya que, por muchas razones políticas que se esgriman, la invasión
extranjera de un territorio supone la violación de los más elementales pilares
de la convivencia pacífica entre los diversos estados y el fracaso rotundo de
la diplomacia y las relaciones exteriores, como medios de poner fin a los
desencuentros. ¿Qué sucedería si cualquier territorio ruso fuese invadido en
apoyo de sus habitantes rebeldes o descontentos con su estatus
político-jurídico? Contéstenlo, ustedes.
Pero si el conflicto ucraniano va de
mal en peor por las injerencias de Rusia, el conflicto en Irak y en Siria con
el Estado Islámico radical va de peor a pésimo por la no injerencia contundente
de la Comunidad Internacional. La consolidación de un régimen de terror que
amenaza tanto a musulmanes moderados como a practicantes de otras religiones,
que no respeta las más elementales normas de conducta internacionales ni para
tiempos de paz ni para tiempos de guerra, que abomina de los más elementales
derechos humanos y que amenaza con extender su macabro régimen hasta el viejo
Al-Andalus, es inasumible e inaceptable tanto para cristianos, como para
musulmanes o judíos; tanto para ateos como para agnósticos o creyentes; tanto
para oriente, como para occidente, para el norte como para el sur. Es nada más
y nada menos que una amenaza insaciable contra la condición humana. Y la
Humanidad no puede ni debe tolerar que se siga pisoteando su propia esencia, no
puede ni debe tolerar que continúen las decapitaciones o las ejecuciones
masivas como las de los 250 soldados masacrados en Siria, últimas víctimas de
una serie de salvajadas por el estilo. Y menos aún si los verdugos, escondidos
cobardemente con pasamontañas o alardeando de su fuerza entre armas de fuego,
exhiben sus crímenes como amenaza al mundo entero de lo que puede sucederle a
quien no se someta a sus maléficos designios. ¡Y EEUU buscando aliados para
acabar con el asunto!
No estaría de más que la ONU, el
Consejo de Seguridad, la OTAN o ¡vaya usted a saber quién!, cogiera el toro por
los cuernos y adoptase medidas para acabar con episodios como los citados. Por
cierto, hablando de la ONU, que se reúne en septiembre, Felipe VI, acompañado
por Leticia, aprovechando la ocasión, se entrevistará con Obama, mientras que
Zarzuela quiere que el discurso del Rey en Naciones Unidas sea su espaldarazo
internacional. Y Cameron cada vez más metido de lleno en la campaña del no en
Escocia.
En fin, ya en España, Gallardón
propone que España pase de tener 17.621 aforados a tener sólo 22 y defiende
asimismo la reforma del poder judicial; aunque me temo que todo quedará en el
capítulo de las buenas intenciones, ya que, sobre el aforamiento, habría que
reformar la Constitución y, a todas luces, no queda mucho tiempo en esta
legislatura, aunque, en todo caso, como propuesta programática podría ser
recogida por todos los partidos para las próximas elecciones. Por su parte Mas,
en una nueva vuelta de tuerca hacia el sometimiento a ERC, celebrará este año
la Diada donde los radicales acostumbran a quemar fotos del rey y banderas de
España; pensará que mientras se lo permitan…(cualquier otro país no lo
permitiría). Y entretanto los partidos minoritarios a la gresca, como UPyD,
cuyo portavoz europeo Sosa Wagner dice que “Rosa Díez considera tabú hablar de
acuerdos con Ciudadanos” y exige a Gorriarán, el número dos del partido, que
rectifique los ataques que le viene haciendo en Twitter. Ya ven, pocos y mal
avenidos.
A destacar también que Telefónica se
impone en la puja por GTV y por casi 7.500 millones gana la batalla para
liderar la telefonía en Brasil, que hay una esperanza contra el Alzheimer a
base de corrientes eléctricas, y que, Lope de Vega ocupa el teatro de
Shakespeare pues el Globe Theater de Londrés acogerá por vez primera un clásico
de habla no inglesa. Entretanto, el Papa Francisco sustituye a Rouco Varela en
el Arzobispado de Madrid y nombra como tal a Carlos Osoro y a Cañizares, que
regresa de Roma, para que se haga cargo de la diócesis de Valencia.
En cuanto a temas deportivos, el
sorteo de Champions ha sido benévolo para los cuatro equipos españoles, dejando
a cada uno un solo hueso duro de roer, al Real Madrid el Liverpool; al Barça el
PSG; al Atlético la Juve; y al Athletic el Oporto, que “a priori” serían los
que como primeros o segundos pasarían a la ronda siguiente. Eso sí, con el
permiso de los otros dos equipos que completan cada grupo.
Jorge Cremades Sena
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