Es lo que refleja el último barómetro del
CIS. En caso de haber elecciones ahora el PP las ganaría con el 30% de votos
(frente al 31´9% del barómetro anterior), incrementando su ventaja frente a un
PSOE, que se hunde con el 21´2% (frente al 26´2% anterior). Los dos principales
partidos, que han protagonizado el bipartidismo a lo largo de todo el periodo
democrático, pierden apoyos, aunque, en buena lid hay que decir que la encuesta
se hizo antes de saber que, por una parte, el paro se coloca por primera vez
por debajo del existente cuando el PP llegó al gobierno, y, por otra, el modo
de resolver el PSOE sus problemas internos tras la dimisión de Rubalcaba y la
incertidumbre sobre quién sería su nuevo líder. En todo caso, salvo Podemos que
se estrenaría como tercera fuerza política con el 15´3% de apoyos y ERC que
obtendría un 3´3% (frente al 3% anterior), el resto de partidos bajarían en
apoyos, excepto CiU que se mantendría en su 3%, pero siendo superada por ERC,
teniendo además en cuenta que cuando se hizo la encuesta no había confesado
Pujol su deplorable comportamiento siendo president. En todo caso, tanto IU con
el 8´2% (frente al 10´9% anterior), como UPyD con el 5´9% (frente al 8´9%
anterior) sufrirían una hemorragia de votos que iría a parar a Podemos, el gran
beneficiario, convertido en el principal aliado involuntario del PP al provocar
la atomización de la izquierda, sus verdaderos contrincantes electorales. Este
es el panorama electoral que nos dibuja el CIS que concluye, en cuanto a los
principales problemas que sienten los españoles, que sigue a la cabeza el paro
(para el 77%), seguida por la corrupción y el fraude (para el 41´5%), las cuestiones
de índole económica (para el 28%), los políticos, partidos y la política (para
el 26´4%) y, ya a gran distancia, la sanidad (para el 11´3%). En su conjunto es
obvia la desafección y la desconfianza de los ciudadanos hacia la política y
los políticos. Un problemón que, o resolvemos lo antes posible, o puede
llevarnos a situaciones de ingobernabilidad indeseables.
Y no es para menos. El comportamiento de buena parte de
nuestros políticos y gobernantes deja bastante que desear. Sus comportamientos
delictivos, sus incoherencias, sus conductas deshonestas, sus ocurrencias y
despropósitos y en muchos casos sus incompetencias provocan el rechazo y la
desconfianza a los mismos, sean del partido que sean, casi a diario. Baste sólo
seguir estos días el escándalo de moda, el del clan Pujol, como podría ser
cualquier otro de cualquier otro partido, para constatar la indecencia de estos
personajes, lamentablemente más abundantes de lo deseado. A todo lo ya
conocido, resulta que Oleguer Pujol, con 39 cargos en 18 empresas y toda una
vida de lujo y ostentación, como sus hermanos, incluidas fabulosas mansiones,
sólo declara en España dos pisos de 60 y 30 metros cuadrados por valor de
50.000 euros. ¿Puede tolerarse tanta desvergüenza? Entretanto la fundación de
su papá (así debe ser en el curriculum de cualquier mecenas y persona
importante que se precie) tenía como objetivo los comportamientos éticos y para
ello la Generalitat aportó unos 150.000 euros, aunque ahora el centro de
estudios haya suspendido sus actos públicos, pues sería el colmo que, conocidas
parte de sus deshonestidades, encima nos quisiera dar clases de ética como
cuando sus comportamientos estaban ocultos. Además, seguramente por contagio o
porque la corrupción es directamente proporcional al poder ejercido a lo largo
del tiempo, el portavoz de ERC y alcalde de Vilaplana, es imputado por
malversación. Obviamente es incomparable, por la razón anterior, con el caso del
fraude de formación en Andalucía, en el que a los ya detenidos se suma el ex
consejero Ángel Ojeda que recibió 48 millones para cursos. Como ven, todo en la
citada proporción debida.
Y por si no fuera poco la corrupción política, la
empresarial y la sindical no se queda corta. Curiosamente Jenaro García, el de
Gowes, se libra de la cárcel tras pagar 600.000 euros de fianza con sus fondos
de Luxemburgo, a diferencia de su auditor Díaz Villanueva que, horas antes de
ingresar en prisión dice que “Gowes ganó hasta 600 millones alterando las
reglas del mercado”, que “la mujer de Jenaro ha movido ahora todos los fondos
en Sudamérica sin problemas” y que él no es “el único auditor” pero “me toca
ser el cabeza de turco”, concluye. Sin comentarios.
Entretanto, mientras España suspende cautelarmente la
venta de armas a Israel, ya era hora, tras cuatro semanas de ofensiva en Gaza,
son detenidas en España dos jóvenes de 14 y 19 años, reclutadas por la yihad y
el Gobierno español es condenado por la ONU por no asistir a una maltratada,
mientras en lo que va de año ya han sido asesinadas por violencia de género
casi cuarenta mujeres. Otras noticias a destacar: desgraciadamente el ébola
hace mella en un español, se trata de un sacerdote toledano, misionero en
Liberia que confía en que “España flete un avión para volver”, es lo menos que
se puede hacer por este tipo de personas, ejemplo ante tanto sinvergüenza como
los citados anteriormente; el Gobierno piensa introducir la elección directa de
alcalde en las elecciones de 2015, aunque negociará en septiembre con la
oposición; y los “ertzainas” quedan obligados a usar primero el euskera en sus
intervenciones.
Y con todo este panorama tan preocupante, Europa, en la
conmemoración del centenario de la primera guerra mundial, alerta de la amenaza
para la paz de los nacionalismos que, como entonces, sobrevuela por demasiados
rincones del mapa europeo. No está nada mal recordar el horror de aquella Gran
Guerra, sobre todo para no repetir los errores cometidos por nuestros
antepasados recientes.
Jorge Cremades Sena
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