La
reacción insolidaria de algunos países miembros de la UE ante los refugiados y
los movimientos secesionistas de algunas regiones, especialmente en España, que
conforman los actuales Estados europeos pone en riesgo el proyecto continental
europeo unido y solidario. Así lo ven los líderes de las mayores potencias de
Europa, y especialmente Hollande y Merkel, que temen que el nacionalismo acabe
finalmente con Europa, mientras que el Rey de España, Felipe VI, defiende en Estrasburgo
una España unida y diversa. Dice Felipe en la Eurocámara de Estrasburgo “soy
europeo porque soy español”, en un discurso calificado por Junker como
“emocionante”, y defiende y ofrece al Parlamento Europeo, ante setecientos
eurodiputados, una “España leal y responsable hacia el proyecto europeo, unida
y orgullosa de su diversidad, solidaria y respetuosa con el Estado de Derecho”,
mientras que los eurodiputados de IU e ICV protagonizan un bochornoso y
esperpéntico abandono de sus escaños, cubiertos por las enseñas republicana e
independentista gallega, durante su magistral discurso. Es la grandeza y la
amplitud de miras frente a la pequeñez y la miopía política. De otro lado,
interviniendo juntas Alemania y Francia por primera vez desde 1989 en Estrasburgo,
sus dirigentes Merkel y Hollande,
ideológicamente tan distintos, reclaman “más Europa, no menos”, concluyendo que
“el nacionalismo es la guerra” (basta indagar en la Historia para constatarlo)
y dar así un portazo a los movimientos secesionistas en la democrática UE, al
extremo de que Hollande incluso va más lejos y dice rotundo a los
euroescépticos que “el camino para los que no están convencidos es salir de la
UE, del euro y de la democracia”. Así Merkel y Hollande, por si hubiera alguna
duda, dan un portazo a los movimientos secesionistas en la UE de forma rotunda.
Y frente a semejante llamada al europeísmo solidario, al margen del lamentable
espectáculo protagonizado por IU e ICV, en España la CUP (antisistema, anti
europeo e hipernacionalista) veta a tres consejeros de Artur Mas para hacerle
presidente de Cataluña, pues los radicales, convertidos en dueños y señores del
futuro de los catalanes (y por tanto de los españoles), ¡quién lo diría!, que
hoy pueden desvelar si apoyan por fin la investidura de Mas, exigen dejar fuera
de la futura Generalitat a Francesc Homs, a Felip Puig y a Santi Vila, hombres
fuertes de Convergència, atrapada inexorablemente en el atolladero en que la ha
metido Artur Mas.
En cuanto a otros
temas cabe destacar que Urkullu advierte de que el Concierto vasco es la línea
roja para futuros acuerdos (otro que en temas de solidaridad anda lo justo);
que Génova fuerza al PP vasco a rectificar su “guiño” a Bildu por las críticas
de las víctimas, después de que el fichaje de una asesora del PNV acercara a la
popular Quiroga a las tesis de los abertzales (sólo faltaba que también el PP
claudicara); que los pactos de izquierda cuentan, según el CIS, con el respaldo
de los ciudadanos, al extremo de que Carmena y Colau logran la mejor valoración
en los Ayuntamientos de Madrid y Barcelona; y que el testaferro de Rato asesoró
a Bankia en el contrato de las comisiones, participando como asesor del banco
en el proceso de selección de Zenith y Publicis para contratos de hasta 50 millones
de euros y, al mismo tiempo, trabajando en privado para ambas agencias de
publicidad.
Y en asuntos del
exterior, mientras el FMI alerta del exceso de deuda de los países emergentes,
Rusia ataca al Estado Islámico con misiles lanzados desde barcos en el Mar
Caspio.
Jorge Cremades Sena
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