El portazo
a Rajoy sin alternativa alguna por parte de Pedro Sánchez aboca a los españoles
casi irremediablemente a nuevas elecciones consecutivas para decidir sobre lo
mismo, es decir, sobre la investidura de un Presidente de Gobierno. Esta es la
triste realidad, al margen de las interpretaciones que hagan unos u otros y de
las acusaciones de irresponsabilidad que unos u otros se hagan. Lo cierto es
que Rajoy pierde por 180 votos afirmativos y 170 negativos la primera votación
en el debate de investidura, mientras el PP descarta la remota posibilidad de
conseguir mañana los apoyos necesarios por mayoría simple (más síes que noes),
dado que, al margen de Ciudadanos y CC, nadie está dispuesto ni siquiera a
abstenerse, que no a apoyarle, para permitir el inicio de una nada fácil
gobernabilidad posterior en nuestro país. El PSOE (de los demás mejor ni
hablar, pues ya se esperaba que cada uno fuera a lo suyo y la gobernabilidad de
España les importa un pimiento), que es quien realmente tiene la llave del
desbloqueo, cierra así la puerta a la abstención y a cualquier otra opción de
formar Gobierno y así lo anunció ayer de nuevo. El apoyo responsable de
Ciudadanos y de CC no es suficiente para conseguir el objetivo y, por tanto,
tras el debate, estamos peor todavía de antes de iniciarlo. Con un duro
discurso de Sánchez como respuesta al ponderado discurso inicial de Rajoy, que no
rehuyó obviamente el reto que le lanzaba el socialista en su respuesta, quedó
zanjada cualquier esperanza de que el resto del debate sirviera para algo. La
ya conocida demagogia de los portavoces de Unidos Podemos, ERC, PNV, CDC, Bildu
y compañía lo anegó todo y sólo sirvió para que Rajoy se luciera con sus
respuestas cargadas de ironía y para que Iglesias le lanzara el regalo
diabólico a Sánchez de que, para evitar las elecciones, siempre le quedaba la
opción de apoyarse en Unidos Podemos, a la que se sumaban obviamente los
independentistas catalanes de izquierdas y derechas, eso sí, siempre que les
prometa garantizarles el ilegal derecho a decidir. Por lo demás, sólo destacar
la intervención responsable de Rivera, probablemente la mejor de todas,
intentando tender puentes al entendimiento entre populares y socialistas, así
como la de Rafael Hernando, el portavoz popular, que cerraba el debate cargando
contra las contradicciones de Sánchez y la demagogia descarada de Iglesias.
Y a la espera de
asistir mañana al segundo episodio de semejante espectáculo sólo cabe preguntarse
qué va a proponer el PSOE a partir de ahora una vez ratificado el mantenimiento
de su “no” rotundo y reiterado (Rajoy le dijo haber entendido ya todas las
partes del mismo), pues sólo le queda ya la alternativa de presentarse él mismo
a la investidura si es que quiere evitar la convocatoria de nuevas elecciones
que, por activa y pasiva ha dicho que no tendrán lugar, aunque también ha dicho
que no cabe una alternativa viable, lo que ayer quedó más que evidente, salvo
que el líder socialista esté decidido a inmolarse embadurnándose con las
demagogias y con las propuestas irresponsables e incluso antidemocráticas, que es lo que le exigen de antemano sus
voluntariosos e hipotéticos socios para que tan nefasta investidura tenga una
mínima posibilidad de salir adelante. Ante ello, ya se especula sobre
culpabilidades de Sánchez en caso de nuevos comicios, al no comer ni dejar
comer, mientras el líder socialista radicaliza su postura en vez de moderarla
sin ofrecer alternativas y fija así la posición para frenar a los críticos del
partido, en tanto que Rivera, que advirtió a Rajoy que a pesar de apoyar su candidatura
no se fía de él, invita a los socialistas a que se sumen al desbloqueo
gubernamental para poder legislar juntos luego desde la oposición a un gobierno
minoritario, que nada tiene que ver con al pasado gobierno popular de mayoría
absoluta. Rajoy, en todo caso, confía en sumar apoyos tras el 25-S (elecciones
gallegas y vascas) y, de momento, la incertidumbre de si Sánchez intentará ese
hipotético Gobierno de izquierdas (apoyado por las derechas e izquierdas
independentistas, comunistas, populistas y radicales) que desata las alarmas
entre los barones socialistas, que exigen negociar la abstención, pero se
resignan a que “Sánchez ya está en campaña” mientras las elecciones navideñas
cada vez están más cerca… o la claudicación de Sánchez.
En cuanto a otros
asuntos cabe destacar que se montan batidas ciudadanas para rastrear la senda
perdida de Diana Quer, la joven desaparecida en Galicia hace once días; que en
Madrid se bate el record de quejas en julio por la suciedad pese a reforzar la
plantilla de barrenderos; que el déficit del Estado crece hasta julio un 20%
más que el año pasado; y que los bufetes esgrimen una ley de 1968 para exigir
hasta 15.000 millones a la banca en concepto de pérdidas por el “pinchazo”
inmobiliario y la quiebra de promotoras.
Y en el exterior
resaltar que el Senado brasileño destituye a Dilma Rousseff pero no la
inhabilita; que Colombia devolverá tierras a las víctimas; que Trump viaja a
Méjico y no pide perdón a la tierra que más ha humillado; y que el líder
opositor venezolano desde la cárcel dice por carta que “Venezuela está a las
puertas de una gran victoria democrática”.
Jorge Cremades Sena
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