Como era
de esperar, tras conocerse los resultados de los comicios en Andalucía, andan
los diversos partidos inmersos en todo tipo de sensaciones y movidas. Dejando a
un lado la excesiva euforia, a mi juicio, del PSOE por un triunfo con pérdida
de votos y un mantenimiento de escaños casi de forma providencial, lo que, en
todo caso, más que triunfo sería mantenimiento de la situación anterior, aunque
siempre cabe aquello de “mal de muchos consuelo de tontos”, el resto de
partidos, bien por perder estrepitosamente, bien por no conseguir las
expectativas de voto que se habían hecho, andan enredados en un desasosiego,
salvo Ciudadanos probablemente. En efecto, en el PP, obligado a replantearse su
estrategia de cara a lo que se avecina, tras haber perdido medio millón de
votos, determinados dirigentes (Fabra, Feijóo, Aguirre, Sánchez-Camacho y
García-Margallo, entre otros) apuestan por cambiar de discurso ante las
elecciones de mayo, mientras Rajoy, que no hace autocrítica tras la estrepitosa
derrota, simplemente dice que “es el coste por las reformas para salir de la
crisis” y respalda a Moreno Bonilla, mientras Aguirre pide su dimisión,
desatando la preocupación y la tensión en Génova, ya que lo peor de lo peor es,
obviamente, no admitir errores. En IU un mero reconocimiento del fracaso y poco
más. En Podemos casi un silencio sospechoso tras bajar de las nubes en que se
habían subido, a pesar de los buenos resultados obtenidos, que según Bescansa
ha supuesto un paso importante pero no lo suficientemente largo para lo que
pretendían (al menos así sabemos que no son la voz del pueblo, sino la de menos
del 15% del mismo). Y en UPyD Rosa Díez se atrinchera y, a pesar de que dos de
los cinco diputados dejan la dirección del partido, dimitiendo cuatro
dirigentes del mismo, sigue empecinada en su proyecto personalista que, al
final, acabará con ella. Entretanto Susana Díaz mantiene que gobernará en
solitario, a pesar de que, de momento, carece de apoyos para su investidura,
pues, al parecer, el PP votará “no”, Ciudadanos le pide expulsar a Chaves y
Griñán como condición para empezar a hablar, Podemos exige un proceso de cambio
radical, e IU no quiere ser la muleta, ahora insuficiente. Y ya puestos a
especular, mientras se presume que el 62´9% del electorado de Ciudadanos
procede del PP, se especula con que Podemos obtendría en el Congreso de los
Diputados un 18´4% de los votos si se extrapola el resultado obtenido en
Andalucía.
Y ahora que, una vez
más, sabemos la incidencia que tiene la corrupción en el ánimo de los votantes
a la hora de emitir su voto, en el casi obligado capítulo de corrupciones,
corruptelas y otras especies de irregulares conductas, hoy cabe destacar que el
juez Ruz, cerrando la instrucción del caso Bárcenas, cree que el PP se financió
de forma ilegal durante 18 años y propone juzgar a dos ex tesoreros del partido,
aunque no a sus dirigentes en ese periodo, dando credibilidad a los famosos “papeles
de Bárcenas” en el sentido de que el partido dedicó dinero negro a
sobresueldos, campañas electorales y reformas de sedes, imputando un delito
fiscal al PP pese a la negativa de Hacienda. También hay que destacar que la
Justicia duda de la fortuna de Pujol, por lo que una magistrada transmite a
Andorra sus sospechas, apuntando la juez a los “abusos” del ex President para
solicitar sus datos al Principado. Asimismo, que el fiscal pide 7 años y 6
meses de prisión para Rosell y 2 años y 3 meses para Bartomeu por el fichaje de
Neymar, cuyo coste tras las multas podría llegar a 157 millones cuando se
presumía que era una ganga traerlo al Barça. Y, finalmente, se conoce que
directivos del carbón cotizan como mineros para aprovechar las prejubilaciones….
Por lo que respecta a
noticias del exterior, mientras la oposición de Venezuela celebra la implicación
de Felipe González en la defensa de los presos políticos y dirigentes de
América Latina respaldan el papel del ex presidente, Grecia se acerca a
Alemania para tratar de aliviar su asfixia económica (la realidad se impone) y
Pekín alaba al régimen o modelo de Singapur que combinó el capitalismo con el
control político, cautivando así a la China comunista.
Jorge Cremades Sena
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