Al final
parece ser que Rajoy se quiere salir con la suya en lo que respecta al
cumplimiento de su programa electoral. Con el adelanto de la rebaja fiscal
(desde el 1 de julio se rebaja el IRPF, lo que supondrá una inyección de 1.500
millones de euros al bolsillo de los españoles), la elevación de la previsión
de crecimiento en 2015 al 3´3% (avalado dicho crecimiento por todo tipo de
observadores económicos nacionales e internacionales) y el aumento de
cotizantes a la Seguridad Social, que vuelve al nivel de la llegada del PP al
poder (la cifra de cotizantes ya es de 26. 473 más que cuando ZP dejó el
Gobierno), la genérica promesa electoral de menos paro y menos impuestos parece
un objetivo fácil de conseguir cuando agoniza ya la legislatura, a pesar de que
la cifra de empleo de este pasado mes de junio sea peor que la de junio de 2014.
Hasta aquí, guste o no guste, los datos estadísticos que permiten a Rajoy
reivindicarse a sí mismo, aclarando que dicha realidad “no es producto de una
conjunción astral, ni de palabras mágicas”. Cuestión distinta es la serie de
críticas o alabanzas que se quieran o puedan hacer al respecto, que si Rajoy
rebaja el IRPF a tiempo de obtener rendimiento electoral (¡faltaría más!, dirán
otros), que si dicha bajada es una prueba de desesperación (otros dirán que de
realismo), que si uno de cada tres nuevos contratos es temporal y a tiempo
parcial (mejor que estar en el paro absolutos, contestarán algunos), que si
todas estas medidas las toma el Gobierno por razones electoralistas
(bienvenidas sean, mantendrán muchos), que si es señal de un adelanto electoral
inmediato o para tener suficiente tiempo de consolidar los efectos agotando a
tope la legislatura, que si…. En fin, lo indiscutible, al margen de todos los
pros y contras que se quiera, es que la situación de España en estos momentos
nada tiene que ver con la que tenía hace apenas cuatro años, al margen del reparto
de méritos que cada cual quiera darle a cada quien (medidas gubernamentales,
coyuntura internacional, medidas de la UE, condiciones naturales o
medioambientales……), pues es infinitamente mejor ya que en vez de ser, como
éramos, un problemón para la UE, hemos pasado a ser, guste o no guste a tirios
o troyanos, parte de la solución de la misma. Y ello es altamente positivo para
todos, por lo que al menos debiéramos estar dispuestos a no estropearlo. ¿No
les parece?
En cuanto a otros
asuntos se refiere, mientras Ada Colau congela las licencias a todos los nuevos
hoteles en Barcelona (se ve que va sobrada de inversores e inversiones con sus
pertinentes puestos de trabajo), detienen en Andalucía a la Directora de Minas
y a doce cargos más de la Junta (el rayo de la corrupción que no cesa) en tanto
que Bárcenas implica a todos los presidentes del PP en la caja B, al sostener
que desde 1982 existió “un sistema perfectamente institucionalizado” de cobro
de donativos y que él se considera “un mero amanuense” que siempre reportó a
sus jefes. Nada mal debe estar el oficio de “amanuense” cuando con él se pueden
acumular cientos y miles de millones de euros en cuentas en Suiza y otros
paraísos fiscales. Bárcenas aporta a la Audiencia Nacional justificantes de dos
transferencias realizadas en 1990 por Álvarez Cascos por un total de 15
millones de pesetas al PP de Galicia, así como una nota manuscrita por Arriola,
asesor personal de Rajoy, en la que indica al partido que le abone sus
servicios en pesetas “blancas” y “negras”. Vergonzoso que, después de tanto
tiempo, (aún vivíamos en la peseta), estas intolerables tramas corruptas sigan
vivitas y coleando cuando desde hace ya bastante tiempo debieran estar
resueltas, con los chorizos en la cárcel por sentencia simple y buena parte del
botín reembolsado en las arcas públicas.
Y en el exterior,
mientras en Alemania un robot mata por accidente a un empleado en una planta
automovilística de Volkswagen (esperemos que no vaya a más esta especie de
rivalidad mortal entre máquinas y humanos), el FMI estima que Grecia necesita
51.900 millones más y quita de deuda, mientras el país se queda sin billetes de
20 euros y sólo se pueden sacar 50 euros. La estimación del FMI es considerada
por unos como un aval a Varufakis y por otros como un serio aviso de
inviabilidad de un país, dividido por el referéndum y con grandes dudas de
futuro, cuyo Gobierno se “plantea” dimitir si gana el “sí” a las propuestas de
la UE (el “no” que propugna Tsipras sería el caos total), mientras que las
empresas helenas ordenan a sus filiales en España (y supongo que en los demás
países) que “congelen” las transferencias a Grecia. El pueblo griego, desde lo
malo, está abocado a decidirse por lo peor y lo pésimo, ya que lo bueno queda
lejos aún como para pensar en lo mejor o lo óptimo; y llegar aquí requiere de
sacrificios, que no de demagogias.
Jorge Cremades Sena
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