Sin lugar
a dudas los españoles estamos perdidos; PP, PSOE y Ciudadanos son incapaces de
defender unidos la unidad de España, el problema más grave que tiene hoy
planteado el Estado Español, tras como demuestra el primer pleno de la legislatura,
constatando la escasa voluntad de acuerdo entre los tres partidos, supuestamente
constitucionalistas, en temas esenciales de Estado. Y entretanto Patxi López
amenaza con acudir al Tribunal Constitucional si Rajoy se niega a someterse al
control del Congreso de los Diputados, mientras Sánchez proclama por su cuenta
el inicio del “deshielo” con Puigdemont por el mero hecho de reunirse con él
para que el totalitario President de la Generalitat de Catalunya le reitere que
su plan antidemocrático secesionista sigue adelante. Con semejante altura de
miras de quienes debieran defender por encima de cualquier otro interés el
amenazado Estado democrático de España, cabe poco margen a la esperanza. El
grave contencioso entre el Legislativo y el Ejecutivo, al extremo de que sea el
TC quien dilucide quien lleva razón sobre el control o no del Gobierno
provisional es un petardo a la l´ñinea de flotación de nuestra democracia,
mientras PSOE y Podemos se comprometen a volver a intentar un acuerdo de
gobernabilidad, que, según el objetivo antisistema de Iglesias y los suyos,
sólo puede traer más problema a España de los que ya tiene. Una crisis sin
precedentes entre Congreso y Gobierno, una amenaza separatista desde la
Generalitat de Cataluña y la activación de un falso pacto de izquierdas, que
los españoles no han elegido, son amenazas muy serias no ya a este o aquel
proyecto gubernativo de derechas o izquierdas sino a la solidez futura de
nuestro sistema democrático. Si a todo lo anterior añadimos que el Gobierno
intenta evitar que S&P sitúe a Cataluña en impago, pidiendo a la agencia de
calificación que suavice su informe y no degrade la deuda de 72.000 millones de
la Generalitat hasta el escalón más bajo del “bono basura”, cuando la
autoridades ctalanas acusan de ser el Estado Español el causante de todos su
males, y si Margarita Robles, magistrada del Tribunal Supremo, dice que “Carlos
Lesmes dirige el CGPJ de una forma totalitaria”, cuando desde las instituciones
autonómicas se pide desacatar las resoluciones judiciales de las máximas
instancias del Estado, podemos entender a qué niveles de degradación
institucional nos estamos moviendo.
Entretanto, mientras
las demoras en investigar los ERE salvarán del juicio a decenas de sospechosos,
que podrán presumir de no se chorizos gracias a la ineficacia de la Justicia, el
PP expedienta a Barberá y a todo su equipo en Valencia, siendo la primera vez
que el partido toma esta medida de forma colectiva, en tanto que la ex
alcaldesa declarará ante el juez voluntariamente pero o piensa dimitir, así
como los nueve concejales imputados en el “caso Taula” que se niegan a dejar
sus cargos. La actitud de Barberá agrieta al PP, que, aunque Rajoy apoya a la
ex alcaldesa, abre un expediente contra ella y su equipo tras la rebelión de
los vicesecretarios Maroto y Casado, mientras la senadora se niega a dimitir y dice
que la avala el partido, tras intentar presionar a Génova para que no la
expedientaran, pidiendo por SMS al vicesecretario de organización que defiendan
“a la gente del partido que no ha hecho nada” y criticando a la presidenta del PP
valenciano ya que “lo que quiere hacer nos perjudica”. Sin comentarios.
Y mientras el Congreso
de la Lengua en Puerto Rico arranca con una errata, con “g” de “Magestad” y la
meta de tutear al inglés, en Brasil Lula considera entrar en el Gabinete para
evitar su imputación, maniobrando para lograr ser ministro y estar aforado ante
el cerco de la Justicia. En todos los países y en todas las ideologías, ya ven,
cuecen habas.
En cuanto al fútbol se
refiere, una agónica tanda de penaltis da el pase al Atlético de Madrid a
cuartos de la Champions frente al PSV,
Jorge Cremades Sena
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