Más o
menos lo que le dijo Sánchez a Rajoy, tras ganar éste las elecciones del 20-D
sin mayoría suficiente y perderlas él de forma estrepitosa, es lo que acaba de
decirle ahora el Congreso al líder socialista sobre su autopretendida
investidura. El “no” de Sánchez a la propuesta de gran coalición de Rajoy,
aclarado con el famoso “no; n, o… es no”, por si al líder popular le quedaba
alguna duda, es lo que el pleno del Congreso de Diputados le dice a él y a su
acuerdo insuficiente con Rivera (sólo siete escaños más entre los dos de los
que tiene el PP por sí solo) tras finalizar el más esperpéntico debate de
investidura de toda la historia de nuestra democracia reciente, pues la Cámara
ha rechazado la investidura de Sánchez nada menos que por 219 votos en contra,
sólo 130 a favor y una abstención. Es decir que en todo este tiempo Sánchez
sólo fue capaz de sumar a sus noventa escaños los cuarenta de Rivera a pesar de
sus autoproclamas como negociador y sus descalificaciones a Rajoy precisamente
por su incapacidad para encontrar socios y poder gobernar. Pero lo más grave
(ya que en el peor de los casos se vuelve a convocar elecciones y que decidan
los ciudadanos de nuevo) no es que Sánchez sea pionero en pretender ser
investido sin ganar las elecciones, en negarse a dialogar con el partido más
votado desde el primer día, en tener los peores resultados electorales de toda
la historia del PSOE, en ensimismar a los ciudadanos con la posibilidad de un
gobierno progresista de izquierdas, que no eligieron los españoles, y pactar
después con Ciudadanos, vendiendo su proyecto con otros diversos nombres…. ni
en otros tantos despropósitos por el estilo del líder socialista; lo más grave
es que su empecinamiento personal, a nivel interno de su partido y a nivel
político en general, siendo un claro perdedor electoral, se haya basado en
descalificaciones personales ya desde la campaña de elecciones, en artimañas
para pactar con todos a la vez (menos con el PP que es con quien en todo caso
habría que pactar para un gobierno estable y sólido, matemáticamente posible),
engañando a tirios y troyanos, en elogios o desprecios a sus contrincantes
según iba la negociación con ellos y, en definitiva, en comportamientos
incoherentes e irresponsables, tanto de él mismo como de su comparsa de
palmeros, que han convertido el deplorable debate de investidura en un sucio
espectáculo, preñado de insultos personales, de golpes bajos, de trucos de
trileros y de tantas otras mañas de pícaros (todo menos un debate de política
con letras mayúsculas) que lo convierten en el más duro, que no profundo, de
todos los debates habidos hasta la fecha y, en definitiva, para nada positivo,
sino para dificultar aún más las posibilidades de un acuerdo futuro de
gobernabilidad.
En efecto, algunas de
las perlas del debate, por parte de unos y otros, no dejan lugar a dudas,
alejando de momento toda esperanza de una investidura de Sánchez. El PSOE y
Ciudadanos son incapaces de sumar ni un solo voto para su supuesto acuerdo de
gobierno, Rajoy renuncia a cualquier intento de aproximación y califica de
“farsa” la sesión, mientras Iglesias rompe los puentes con los socialistas con
una serie de graves acusaciones y ensañados ataques. Y Rivera, que, a mi juicio
se equivocó al desviarse de su inicial propuesta de gran coalición pactando
sólo con Sánchez, se sigue equivocando al invitar a los dirigentes del PP a “tener
el coraje” de romper con Rajoy, metiendo las narices en los asuntos internos de
un partido ajeno cuando en el suyo ya tiene bastante tarea por delante que
arreglar. Y Sánchez, que además es pionero y hace historia, como el candidato a
presidente con menos votos a favor, queda noqueado por Rajoy e Iglesias, al
extremo de que el líder podemita, en su habitual exceso verbal, ataca incluso a
Felipe González resucitando la “cal viva” de los GAL en su sucio ataque a cara
de perro contra Sánchez. Así, sustituyendo las propuestas políticas por mera
basura verbal, el ataque de Iglesias a Felipe rompe puentes con el PSOE,
mientras Rivera evidencia su veto a Rajoy (a pesar de que en su primera reunión
con él tras las elecciones le pareció razonable su oferta de gobierno de gran coalición)
y aleja cualquier posibilidad de acuerdo futuro de gobernabilidad.
En cuanto a otros
asuntos cabe destacar que Urdangarín declara en el “caso Nòos” que sus impuestos y los de la Infanta los
supervisaba el asesor de Juan Carlos I ya que su yerno “no daba un paso sin hablarlo
con la Casa del Rey”; que febrero deja otros 63.300 nuevo empleos; y que en
EEUU el supermartes consolida al millonario Trump y Clinton se destaca entre
los demócratas.
Jorge Cremades Sena
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