No es
exagerado afirmar que el panorama político español actual se puede calificar
como un laberinto de desencuentros políticos a todos los niveles. Desencuentros
internos en los partidos políticos y de éstos entre sí en temas esenciales para
hilvanar, de un lado, un discurso político ideológico-organizativo capaz de
ofertar un proyecto creíble a la ciudadanía, y, de otro lado, un compromiso
capaz de asegurar las políticas básicas de Estado y consolidar las reglas de juego
democráticas para que dichos proyectos (lamentablemente inexistentes) puedan
desarrollarse dentro del juego político alternativo de gobierno-oposición
asegurando el futuro de nuestra democracia. Basta echar un vistazo a la prensa
para darse cuenta de la escasa altura de miras que acompaña a las élites
políticas de los distintos partidos y, en general, a nuestros gobernantes,
incapaces de distinguir entre los intereses generales, que todos debieran
defender, y los legítimos intereses particulares, que siempre debieran estar
supeditados a los anteriores. Un laberinto de desencuentros que debiera ser el
manantial para generar un caldo de cultivo enriquecedor de nuestra democracia,
cuya esencia reside precisamente en la pluralidad ideológica y en la diversidad
de proyectos, pero que, lamentablemente, se ha convertido en un campo de
batalla abonado por todo tipo de intransigencias irreconciliables, que imposibilitan
distinguir lo esencial de lo accesorio, lo urgente de lo aplazable, lo
conveniente de lo inconveniente, lo categórico de lo anecdótico y, si me apuran
un poco, lo democrático de lo totalitario. Crisis internas de identidad
política y organizativa en los partidos, luchas fratricidas por el poder a
costa de lo que sea, deslealtades y traiciones a los valores democráticos,
relativismo y parcialidad a la hora de valorar los comportamientos
inapropiados, ausencia de honestidad intelectual y altura de miras, falta de
liderazgo político, entre otros fenómenos indeseables, se han convertido en
moneda común de nuestro sistema democrático cada vez más amenazado. Como
prueba, sin ir más lejos, las noticias que a diario, por ejemplo hoy mismo,
aparecen en los medios.
En lo que respecta a
crisis internas de los partidos, destaca en estos días la crisis desatada en
Podemos, donde Errejón, a cuya costa ganan poder los anticapitalistas, prepara
el contraataque por el control del partido, mientras Iglesias, que refuerza el
sector más izquierdista y radical, busca el apoyo de los líderes territoriales
para reafirmar su poder dentro de la organización y rematar definitivamente su
golpe de mano. En todo caso, Errejón, que está muy molesto, pide un gesto a
Iglesias, consistente en pactar el sustituto de Pascual y no aceptará que
coloquen a un “pablista”, intentando al menos que el responsable de
Organización y su equipo sean de consenso. También cabe citar las
discrepancias, no resueltas internamente en el PP, al extremo de que tres
diputados populares se rebelan contra Cifuentes en la Asamblea, votando en
contra de la propuesta de C´s sobre “vientres prestados” que apoyaba la
Presidenta de la Comunidad de Madrid. Asuntos que se suman a los ya conocidos
casos de rebeldías en las votaciones de otras formaciones políticas en asuntos
sobre el independentismo, derecho a decidir, etc, evidenciando la falta de
unidad de criterio y acatamiento a las decisiones internas mayoritarias
democráticamente decididas.
Por cierto, en asuntos
de nacionalismos e independentismos, cabe destacar hoy que, mientras la
izquierda “abertzale” recupera la “kale borroca”, que reaparece con fuerza en
las calles de Vitoria y Pamplona como arma de presión para protestar contra la
Lomce y los grados de tres años, con un saldo de 12 detenidos (violencia
callejera que últimamente parecía haber remitido), en Cataluña las autoridades
independentistas exigen dinero al Estado a la vez que impulsan su Hacienda
ilegal, pues, mientras Montoro adelanta 350 de los 1.050 millones que pide
Junqueras, para que la Generalitat pueda pagar a sus proveedores, Junts pel Sí
acelera su ilegal Agencia Tributaria, en tanto que la prima de riesgo catalana
sube 95 puntos en dos días; así se da la paradoja de que, mientras Junqueras
pide el “rescate” a Montoro al desbordar el bono catalán ya los 282 puntos, el
Parlament vota leyes de “desconexión” de España un día antes de que el estado
le adelante 350 millones del mismo. En fin, insólito en cualquier país
civilizado del mundo. Y los partidos políticos sin ponerse de acuerdo en cortar
de forma tajante esta amenaza a la unidad de España y a las reglas de juego que
los españoles nos hemos dado.
Entretanto PP y PSOE
arrastran a las instituciones a su particular batalla política, propiciando un
conflicto de poderes sin precedentes. El Congreso llevará al Gobierno en
funciones al Constitucional, tras no comparecer el Ministro de Defensa en una
sesión de control de la Cámara, lo que provoca una tensión inédita y muy
peligrosa entre los poderes del Estado. Una verdadera “guerra institucional”
avivada por Patxi López tras el plantón del Ministro Morenés, mientras Sánchez
a la desesperada pide a Tsipras que le ayude a mediar con Podemos para que
ayude a su investidura y el griego le contesta que “no le compete”.
Y en asuntos de
corrupción, mientras el gestor de los Pujol pone en duda ante el juez que la
fortuna venga de la dichosa herencia, la número tres de Rivera en Madrid dimite
por el “caso Púnica”, pues, en efecto, la diputada del Grupo Parlamentario de
Ciudadanos en la Asamblea de Madrid Eva Borox no sólo dimite sino que además
entrega su acta de diputada “por decisión personal ya que no quiere interferir
ni perjudicar al partido”; al menos una decisión plausible por su parte que
debieran imitar el resto de políticos relacionados o investigados con feos
asuntos de corrupción.
Por lo que respecta a
asuntos del exterior destacar que la UE trata de rebajar la oferta de
compensación a Turquía para que frene a los refugiados; que Cuba está lista
para la llegada de “san Obama” cuyo viaje causa gran expectación en la isla; y
que Lula toma posesión como ministro entre fuertes protestas y una orden
judicial de anulación, pues los tribunales intentan evitar que el abrazo de
Dilma libre a Lula de prisión, anulando un juez su designación como ministro
con la finalidad de ser aforado.
Jorge Cremades Sena
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