Los
atentados yihadistas en Bruselas y las primeras investigaciones que se están
haciendo al respecto, ponen en evidencia la inseguridad de Europa, al igual que
ya sucediera con los atentados de París. Juncker, el Presidente de la Comisión
Europea, culpa a los gobiernos de pasividad ante el terrorismo, de no estar
preparados ante semejante amenaza, y responsabiliza a los países miembros de no
aplicar las propuestas antiyihadistas del Ejecutivo Comunitario, por lo que
Bruselas pide más colaboración entre los servicios de inteligencia y anuncia
una reunión urgente de ministros del Interior. Por otro lado, Turquía asegura
que arrestó en junio y deportó en verano a Bélgica a uno de los dos suicidas en
los atentados y avisó a Bruselas de su peligrosidad y sus vínculos yihadistas,
pero, al parecer, la Justicia belga no vio peligro y no lo detuvo. Y por otro
lado, el Primer Ministro de Francia, Manuel Valls, pide a la UE “gastos masivos
en seguridad”, mientras en España PP y Ciudadanos arremeten contra Podemos por
negarse a integrar el pacto antiyihadista, cuando el Estado Islámico, según se
publica, tiene en España dos células del eje París-Bruselas, que habrían sido
adiestradas por Abaaoud, el mismo que adiestró a Abdeslam y al comando que acaba
de atentar en Bruselas, por lo que la Policía investiga si pasaron por España
con anterioridad a la masacre, ya que ha sido cometida por el mismo equipo que
atacó en Francia. Lo cierto es que, mientras Bruselas ahora llora la matanza,
lamenta los fallos de seguridad y planta cara al miedo, manteniendo sus hábitos
a diferencia del cierre ocurrido tras los ataques de París, y mientras miles y
miles de personas depositan flores en las calles y una pancarta expresa de
forma clara “unidos contra el dolor”, se tiene la sensación de que dicha unidad
no se corresponde con la prevención del mismo. Según se publica y nadie
desmiente, los asesinos eran belgas, criminales conocidos e identificados,
fichados por la policía, el instigador de los atentados, que se cree huido,
dejó sus huellas en los artefactos de París, los kamikazes habían estado en
prisión por robo y por disparar a un policía y no cumplieron íntegra su
condena, quedando la policía belga en evidencia, cuando tenía identificados a
los asesinos…. ¿Qué hay que cambiar en Europa y, desde luego, en España, para
que todo lo anterior deje de ser tan incomprensible? Háganse ustedes la
respuesta.
Por lo demás, ante
tanto dolor y lamento por lo que viene sucediendo en esta vieja Europa, cuna de
tantas cosas, sólo cabe destacar en otros asuntos que Obama respalda en
Argentina la transición de Macri después de años de kirchnerismo populista, en
fin, ya ven, cada pueblo elige su destino, a veces equivocado, aunque es peor
aún que se lo impongan. Y en esta España nuestra, tan zarandeada y amenazada
por tantas irresponsabilidades, cabe citar que los concejales de Rita Barberá
se niegan a entregar a Génova sus actas (el sillón es lo primero y principal);
que los hoteles están repletos por el turismo de Semana Santa (y los municipios
de la “nueva política” se la quieren cargar); que Errejón hace patente su
alejamiento de Iglesias (las “purgas” en el mundo leninista tienen estas
consecuencias); que Rajoy limita los despachos con Felipe VI desde que está en
funciones (el proceso de investidura está haciendo estragos); y que nadie
reclama unos fondos de 74 millones de Banco Madrid un año después de la
intervención, que están buscando dueño (¡la corrupción! ¡Dios mío de mi vida!
¡la corrupción!).
Jorge Cremades Sena
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