En efecto,
es la noticia por excelencia. A bombo y platillo, con toda solemnidad, Artur
Mas, tras publicar la Ley de Consultas que, en todo caso, no le habilita
legalmente para convocar un referéndum sobre la independencia de Cataluña,
rubrica el decreto convocándolo, como había anunciado, para el 9-N, mientras
pide a los soberanistas que le ayuden a llevarlo a buen término y a todos los
demás que “nadie se asuste porque se exprese la opinión en una urna”. Esta es
por lo visto la “astucia” que anunciaba hace unos días, como si se tratara de
un juego de niños. Un referéndum camuflado como encuesta, como si fuera tan
fácil saltarse la legalidad y salir indemne. Ni la sensata advertencia de Rajoy
sobre el “lío” en que se mete le ha impedido llevar a cabo la materialización
del desafío a la legalidad constitucional y, por tanto, al Estado de Derecho.
Según el decreto podrán votar los mayores de 16 años (la búsqueda de sensatez y
madurez por encima de todo), los catalanes que vivan en el extranjero pero no
los que residan en el resto de España (al enemigo, ni agua) y los ciudadanos de
la UE que estén en Cataluña desde 2013 y los no comunitarios desde 2011. Por su
parte el Gobierno de forma urgente interpondrá, tras el inminente dictamen
desfavorable a la consulta por parte del Consejo de Estado, un recurso al
Tribunal Constitucional para, activando el Estado de Derecho, tumbar el
fatídico 9-N en Cataluña con todas las consecuencias, pues la peor de todas
ellas sería mirar hacia otro lado, sabiendo que si no se cumple la ley no hay
democracia, como bien sabe o debe saber el mismísimo Artur Mas y sus colegas
totalitarios. El Gobierno, por tanto, garantiza que el “referéndum no se va a
celebrar” simplemente porque vulnera la ley, tal como a todas luces dictaminará
el Constitucional, suspendiendo de forma inminente la convocatoria del 9-N.
Otra cuestión es las consecuencias que se deriven de este lío en que se ha
metido Mas y en el que ha metido a Cataluña y al resto de España. Los grupos
soberanistas, intuyendo ya lo que se avecina, anuncian manifestaciones para
defender la ilegalidad y desacreditan al TC y al resto de instituciones del
Estado, como argumento pueril, aunque peligroso, para justificar la
desobediencia civil, el desacato y la barbarie totalitaria, añadiendo más leña
al fuego a la premeditada división entre catalanes y españoles y entre catalanes
entre sí que, en cualquier momento, hasta se pueden materializar en episodios
violentos.
En cuanto a otros
asuntos, el acto de beatificación de Álvaro del Portillo, sucesor de Escrivá de
Balaguer al frente del Opus Dei, concentra en Madrid a unos 200.000 peregrinos,
procedentes de unos 80 países. Además, llega al Carlos III, como agua de mayo,
la sangre de la religiosa Paciencia, que milagrosamente venció al virus de
ébola, cuya transfusión a otros infectados se considera como una especie de
tabla de salvación para otros enfermos. Y, entretanto, la primera víctima del
pederasta de Ciudad Lineal hace 16 años, ha reconocido, nada más ver su foto,
al monstruo, manifestando: “era el mismo que me cogió a mí; hay cosas que no se
te olvidan”; y andaba suelto por la calle.
Y los servicios de
seguridad inquietos por la aparición del iPhone 6, el teléfono de Apple, ya que
con su blindaje espectacular, al extremo que sólo el usuario tiene acceso a los contenidos protegidos, se convierte en el
primero a prueba de espías.
Los deportes aportan
hoy pocas sorpresas, en futbol los grandes (Barcelona, Atlético y Real Madrid,
con permiso de los demás) cumplen con las expectativas y golean holgadamente a
sus rivales (Granada, Sevilla y Villarreal, respectivamente) en esta jornada
liguera.
Jorge Cremades Sena
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