Queda
suspendida cautelarmente tanto la Ley de Consultas catalana, aprobada ex
profeso para dar apariencia de legalidad al ilegal proceso independentista,
como el ilegal decreto de Mas convocando el referéndum del 9-N. Es la
consecuencia directa e inmediata de la admisión a trámite por parte del
Tribunal Constitucional de sendos recursos presentados por el Gobierno. Los
magistrados paralizan así por unanimidad los actos derivados de la Ley
recurrida, mientras Rajoy exige al President que lo acate y lo asuma como
requisito para negociar siempre dentro de la legalidad, advirtiéndole que no
conseguirá “nada fuera de la ley”, en tanto que Homs, desde la Generalitat,
responde que el paso dado “es un error de consecuencias mayúsculas”, sin
entender que el inmenso error es de quienes pretenden actuar fuera de la Ley en
un Estado de Derecho. El TC aclara a Artur Mas que dar un solo paso más sería
incurrir en la más estricta ilegalidad, quedado así la pelota en el tejado de
la Generalitat. En sendos recursos, con un buen puñado de solventes argumentos,
en que la Abogacía del Estado tacha de “visible insumisión a la Constitución”
el órdago soberanista, se desmonta todo el falso andamiaje urdido por los
independentistas para realizar el referéndum encubierto que, según Rajoy y el
sentido común, “atenta contra todos los españoles”, titulares de la soberanía
de forma indivisa, recordando que la Constitución “no prohíbe” que se proclame
que España sea un “Estado Federal o Confederal en el que convivan varias
naciones”, depositarias de un derecho a decidir o “autodeterminarse
políticamente”, aunque lo único que exige “es que para cambio tan extremo de
cambio constitucional se siga el procedimiento” previsto en su art. 168:
respaldo de dos tercios del Congreso y el Senado y posterior referéndum,
obviamente en toda España. Es tan sencillo que lo entiende cualquiera que esté
dispuesto a entenderlo. Obviamente, tanto Sánchez (PSOE), como Rosa Díez
(UPyD), así como Rivera (C´s) respaldan al Gobierno en esta coyuntura, aunque,
a mi juicio, no toca en este instante matizar, como hace el socialista, sobre
el objetivo de reforma constitucional. Lástima que otras opciones políticas, no
independentistas, sean incapaces de ponerse a la altura de las circunstancias.
Ahora sólo toca atajar esta locura totalitaria y evitar, con la ley en la mano,
que siga adelante.
Y es una verdadera
lástima también que la deuda de Cataluña sea puesta bajo revisión negativa por
parte de la agencia Fitch, que advierte que sin el apoyo del Estado pasaría a
“bono basura”, siendo “improbable que los inversores compren la deuda de
Cataluña”. Es la consecuencia evidente de un gobierno, el de Mas, que,
considerando no ya prioritario sino casi exclusivo objetivo independentista, se
olvida de las verdaderas necesidades de los catalanes que, como las del resto
de españoles, sólo pueden paliarse con un esfuerzo casi exclusivo para salir de
la crisis. Por cierto, hablando de crisis, conviene hacer un reconocimiento sin
lugar a dudas a la labor de Cáritas que en España atiende ya a dos millones y
medio de necesitados, superándose en voluntarios y donantes para, con menos
fondos públicos, atender este año a 600.000 personas más que en 2012. Y eso que
en el resto de España no es necesario gastar en aventuras soberanistas ni
identitarias, pues, en caso contrario, los pocos fondos públicos aportados a
Cáritas se irían, como sucede en Cataluña, por las cloacas. Entretanto, el PP
exige a Mas que aclare en el Parlament si tuvo negocios en Liechtenstein.
En cuanto a otras
cuestiones, sobre el incidente de tráfico de Esperanza Aguirre, los municipales
contradicen a los cinco agentes de movilidad, manifestando que “Ni hubo sirenas
ni persecución”, por lo que la ex Presidenta madrileña dice que “la mentira
tiene las patas muy cortas”. Entretanto, el nuevo Ministro de Justicia, Rafael
Catalá, tras la toma de posesión del cargo, manifiesta que modificará la Ley de
Tasas de Gallardón. Y, obviamente, el pésame a la familia de Miguel Boyer, el
superministro del primer gobierno de Felipe González que a los 75 años de edad
ha fallecido a consecuencia de una embolia pulmonar; descanse en paz.
Para finalizar, fuera
de nuestras fronteras, las protestas de Hong Kong, el mayor reto de China desde
Tiananmen, con decenas de miles de ciudadanos, la mayoría estudiantes, siguen
exigiendo con fuerza mayor democracia, desafiando la represión policial,
mientras el ala más dura del régimen chino pide que los militares intervengan.
Esperemos que lo antes posible se llegue a una situación satisfactoria.
Jorge Cremades Sena
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