Sin lugar a dudas la
noticia más destacada de ámbito nacional es la comparecencia de Montoro, el Ministro
de Hacienda, en el Congreso de los Diputados para tratar sobre el “caso Pujol”.
Con una contundente intervención, el ministro promete “llegar hasta el final” y
poner cerco a “30 años de clandestinidad fiscal” por parte del ex President
catalán, sobre quien se sospecha, según los datos, que puede haber cometido
“uno o varios delitos”, pues “estamos ante uno de los casos más graves de
fraude fiscal que ha habido en España” y “no podemos creer a quien ha engañado
a la sociedad catalana durante 30 años”. Además, añade el ministro sobre Pujol
que, desde que comienza a percibir la persecución fiscal, “su postura política
se radicaliza”, convirtiéndose en adalid del independentismo desde que Hacienda
comenzara allá por el año 2.000 a investigar su fortuna familiar, cuando él era
ministro con Aznar, y desvela que no se ha acogido a la reciente amnistía
fiscal y que ha confesado cuando se ha visto acorralado por la Justicia. Una
intervención que, al margen de otras consideraciones, no debiera generar
crítica alguna sino todo lo contrario, aunque, como era previsible, en este
país no es posible. Para unos, el ministro se ha pasado tres pueblos,
arremetiendo con semejante alegato político; para otros, no ha llegado ni al
primero, al no desvelar si la familia de Pujol tampoco se ha acogido a la
amnistía, desvalorizando su comparecencia porque todo obedece a la amenaza
independentista o invalidándola incluso achacándole que dentro del PP hay
muchos Pujol. En fin, que, mezclando churras con merinas, olvidando las
limitaciones legales sobre secretos fiscales que pueden incluso hacer incurrir
al ministro en conducta delictiva si se pasa de la raya, utilizando la
estrategia del “y tú más” y otras prácticas filibusteras, para que se entienda
la comparecencia en un ataque a las políticas independentistas de Cataluña, si
te descuidas dan la sensación de que quien merece el rechazo generalizado es el
ministro mientras la víctima es Pujol. Y luego nos quejamos de la corrupción
generalizada y de las conductas poco edificantes de nuestros políticos y
gobernantes. No obstante, el Parlament, ante la decisión de Pujol de retrasar
su comparecencia hasta el día 22 en vez del próximo viernes como estaba
previsto, abrirá una investigación.
Por lo demás, mientras un testigo
dice que el cuñado de Matas cobraba las comisiones del PP balear (espero que
los alegatos contra el ex president de Baleares nadie los considere como saña
contra él al igual que hacen algunos con Pujol), más de la mitad de los jóvenes
españoles está a favor de la pena de muerte (espero que nadie reivindique el
sacrosanto derecho a decidir que esgrimen algunos) y sólo un 16% de españoles
está dispuesto a usar armas para defender a España (espero que nunca tengamos
la necesidad de hacerlo). Entretanto el mes de agosto se cierra con 8.070
parados más, invirtiendo la tendencia de los últimos meses, aunque siendo a la
vez el mejor agosto, siempre pésimo en asuntos de empleo, de la última década
pues en todos ellos la destrucción de empleo fue significativamente superior en
dicho mes.
Y, sin lugar a dudas la noticia más
destacada de ámbito internacional es la decapitación de otro periodista
norteamericano, Steven Sotloff, compañero de cautiverio del ya decapitado
Foley, por parte del autodenominado Estado Islámico. La misma puesta en escena
y el mismo horror. Es un nuevo chantaje a Obama por parte del yihadismo radical
que amenaza ahora con la decapitación de un tercer reportero, en este caso
británico. El yihadismo redobla así su desafío, vuelve a difundir el macabro
ritual de ejecución para que el mundo se aterrorice, repite el mismo verdugo de
origen inglés y hace caso omiso a la petición de misericordia que públicamente les
había hecho la madre de Sotloff. Habría que saber qué % de occidentales están
dispuestos a usar armas para defender Occidente, pues como sea el mismo que el
de españoles para defender España lo tenemos claro.
Por lo demás, mientras el
inmovilismo de la UE frena la carrera digital de las “telecos” europeas, la
Comisión Europea presenta medidas extrema para el aislamiento de Rusia,
endureciendo Bruselas las sanciones económicas, restringiendo el comercio de
armas y tecnología, y boicoteando actos culturales y deportivos como la Copa del
Mundo de 2018. Entretanto, la persecución a un presunto enfermo de ébola en las
calles de Monrovia provoca escenas de espanto (se había escapado de un centro
hospitalario), poniendo en evidencia el miedo a la epidemia existente en
Liberia. Y, para finalizar, Cameron, desoyendo a Picardo, decide que en octubre
el tipo impositivo de las empresas del Peñón pasarán del 1% actual al 15%,
dando así el Reino Unido un verdadero golpe al paraíso fiscal del juego online
en Gibraltar; bueno, algo es algo.
En cuanto al deporte, Contador,
asustando en la crono, lidera la Vuelta Ciclista tras la aparatosa caída de
Quintana.
Jorge Cremades Sena
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