A medida
que se van conociendo detalles del escándalo por las tarjetas B de Caja Madrid
a disposición de los ejecutivos y consejeros de la entidad, el asunto, uno más
del elenco de episodios de corrupción en esta España negra en la que los
sinvergüenzas campan a sus anchas, apunta a convertirse en un verdadero
escándalo mayúsculo que, lamentablemente, ni es el único ni es anecdótico. El
desfile de dimisiones y ceses ha comenzado, ya van siete y los que quedan, al
margen de la responsabilidad penal en que puedan haber incurrido. Esperemos que
también comience el desfile de la devolución de todo el dinero supuestamente
malversado, aunque sólo sea para compensar moralmente a tantos y tantos
preferentistas y accionistas engañados y estafados que reclaman con toda razón
un mínimo de justicia. Lo que también ha comenzado es el desfile de
explicaciones, a cual más increíble, ya que, al parecer, pensaban que su
actuación era totalmente correcta y legal, al extremo que un ex cargo de Caja
Madrid dice que Hacienda conocía las tarjetas opacas ya que “era una práctica
sabida y legal en todas las corporaciones” (lo de legal me parece excesivo, lo
demás, probable). Lo cierto es que cada ejecutivo podía gastar hasta 4.000
euros al mes sin justificar (ya quisieran millones de españoles ganar la cuarta
parte y justificarlo), al margen de sus desorbitados sueldazos y del blindaje
de sus mastodónticas pensiones. Y como todo les parecía normal (eran tontitos)
y como en el botín participaban todos los colores políticos y sindicales, así
como la patronal, entre todos la mataron (en este caso, la hundieron; me
refiero a la Caja) y ella sola se hubiera muerto de no ser porque todo el
pueblo acudió al rescate, pagando el pato, como siempre sucede cuando se
permite que los sinvergüenzas actúen impunemente. En definitiva, los altos
cargos, sólo entre 2009 y 2011, los años previos al rescate de la entidad,
despilfarraron más de cuatro millones de euros. Blesa, uno de los principales
protagonistas, en su último mes en la Caja, sabiendo que iba a dejar la
presidencia de la entidad, dilapidó nada menos que 19.000 euros, cuadruplicando
sus gastos con su “tarjeta B”. Bienvenida, por tanto, la decisión de Ignacio González
de destituir al director de Economía de Madrid, uno de los implicados, mientras
que dimite la Presidenta de la Fundación de Caja Madrid (otra que tal baila).
Pero no basta. Esperemos que la Justicia llegue hasta las últimas
consecuencias.
Esperemos también que
la Justicia actúe cuanto antes e impida el desafío intolerable de Artur Mas
que, al final, ha firmado la creación de esa especie de Junta Electoral
catalana que habrá de velar por la limpieza (cuando todo es suciedad) de la
ilegal consulta del 9-N. Una vez más, atrapado entre la presión intransigente
de Junqueras y la barrera de la ley, ha optado por saltarse ésta en vez de
romper de una vez por todas con el proceso ilegal independentista. Es demencial
que, para intentar salir del atolladero, Artur Mas diga que el decreto de
nombramiento de la ilegal Comisión de Control del 9-N no entrará en vigor hasta
que se pronuncie el TC y sea legal. Al parecer es un ejemplo más de su auto-anunciada
estúpida “astucia” que, siguiendo su lógica, nadie entiende que, de paso, se
autoproclame “a priori” presidente de la futura República de Cataluña y nombre
su primer gobierno independiente, sobre todo, porque, como se descuide, nunca
podrá hacerlo, pues según las encuesta ERC ya le sacaría casi siete puntos de
ventaja a CiU si hubiera elecciones y, por tanto, correspondería a Junqueras
tan alto honor. Entretanto el alcalde de Barcelona patrocina un 15-M
independentista. Por su parte Fiscalía y Abogacía del Estado, al parecer,
estudian los posibles delitos y actuaciones contra esta burla grotesca al
Tribunal Constitucional y al Estado de Derecho. Y, por si fuera poco, viene
ahora Urkullu a aclarar sobre lo suyo, es decir sobre el País Vasco, que “el
debate no es sobre el derecho a decidir, sino sobre el autogobierno”. Sin
comentarios.
En cuanto a otros
temas que, aunque no lo parezca, también los hay, los obispos critican que se
retire la reforma de la ley del aborto por “cálculos políticos” en tanto que el
75% de los españoles apoya la retirada. Por su parte Sánchez quiere prohibir
que los diputados cobren por ir a las tertulias y así lo pedirá en las Cortes,
anunciando que, de no prosperar, lo aplicará al Grupo Socialista. Y,
finalmente, el fiscal cree que Agapito Iglesias, cuando estaba al frente del
Zaragoza, usó 400.000 euros para amañar el Levante-Zaragoza que le salvó del
descenso.
Y fuera de España, un
estudio revela que la enfermedad del sida surgió en Kinshasa, la capital de la
República Democrática del Congo, en 1920, desde donde se extendió al resto del
mundo; en China, donde los estudiantes de Hong Kong siguen insistiendo en la
democracia, el líder de las revueltas Joshua Wong, dice que “el Gobierno chino”
les “tiene miedo, no sabe qué hacer”; y, en Brasil, de cara a las
presidenciales, la candidata a la presidencia Marina Silva manifiesta que su “objetivo
es volver al camino trazado por Lula”.
Jorge Cremades Sena
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