No
hay duda, la noticia por excelencia, que prácticamente todos los medios llevan
en portada, es la investidura de Susana Díaz como presidenta de la Junta de
Andalucía, tras la dimisión de su mentor Griñán. Nada extraño si tenemos en
cuenta que la corrupción, fenómeno recurrente casi a diario en todos los medios
de comunicación, planea en dicha investidura, en la renuncia de Griñán y sobre
toda Andalucía, que, junto a la Comunidad Valenciana, encabeza el ranking de
tan repugnante fenómeno que, como ven, al igual que el dinero carece de color
político. Casi todos los medios destacan que en su discurso haya manifestado
que se “avergüenza” de la corrupción, ¡faltaría más!, pero sin mencionar el
caso concreto de los EREs fraudulentos que es el que le afecta directamente y
que en su interminable ristra de imputados entre quienes fueron sus compañeros
como cargos de la Junta, no deja de sorprendernos a diario con nuevos datos,
poniendo de relieve, no sólo la dimensión del mismo, sino también la forma chabacana
que utilizaban para delinquir malversando los fondos públicos. Asimismo es de
destacar su anuncio de ofertar a Rajoy un “pacto ambicioso que regule la
limpieza de la vida pública” y su propuesta de acabar con las donaciones
privadas a los partidos políticos. No está nada mal, pero le hubiera bastado
con haber dicho simplemente que apoyaba la propuesta del acuerdo anticorrupción
de Rajoy (quien tampoco anda como para tirar cohetes) a la oposición y que
Rubalcaba no apoya, aunque entendemos que quiera presentarlo como una
iniciativa innovadora que sólo a ella se le ha ocurrido. Tampoco está nada mal
lo de las donaciones privadas aunque, visto lo visto, ya nos podríamos
conformar con que los gobernantes hicieran simplemente un uso honesto y
correcto de los fondos públicos que ponemos en sus manos. En fin, aunque Susana
ha pretendido presentarse como un relevo de lo hasta ahora acaecido en
Andalucía, lamentablemente (y espero y deseo equivocarme), se trata de una continuidad
de lo que viene sucediendo desde hace décadas. Sin relevo de proyecto en el
PSOE-A, ni en el PSOE, sin relevo de la cúpula dirigente que ha provocado y
permitido el fiasco, no cabe un verdadero cambio en la Junta sino simplemente
una continuidad, un relevo con apariencia de cambio a base de presentar una
cara nueva, nombrada a dedo por la vieja guardia a la que también ella
pertenece con menor protagonismo o relevancia. Una simple apariencia de cambio
para que todo siga igual. En todo caso Susana, como primera mujer que va a
presidir la Junta, merece, como cualquier otro nuevo gobernante, un plazo de
confianza suficiente para ver si es capaz, al menos, de demostrar que, aun
siendo heredera de una ruina, está dispuesta a cambiar de rumbo.
Por
cierto que el PSC se desmorona en mil pedazos. Entre sus veleidades
soberanistas y el derecho a decidir, así como el asunto del espionaje a
políticos en Cataluña, cada día hacen más estragos en una formación que lleva
mucho tiempo a la deriva, que el PSOE no controla (ya tiene bastante con
controlarse a sí mismo), y que, de seguir así corre el riesgo de dejar de ser
el primer partido de la oposición en España. La dimisión de Zaragoza como miembro de la
Ejecutiva Federal del PSOE es el último y más reciente episodio de un
descalabro anunciado que, tras la Diada catalana, puede convertirse en
irreversible si es que ya no lo es. Por cierto, una Diada en que la Generalitat
no tiene ningún reparo en tirar la casa por la ventana, incluyendo al propio
Barça que presta su estadio para tal evento, mientras la crisis económica en
Cataluña se hace ya prácticamente insoportable con casos graves de malnutrición
infantil, colas de espera hospitalaria insoportables y tantos y tantos asuntos
que evidencian el declive de una sociedad, modelo de modernidad y tolerancia
hasta hace bien poco. Lástima que sus dirigentes políticos no estén a la altura
de las circunstancias. No obstante el propio Mas, seguramente en algún momento
de lucidez, ha dicho que puede que la consulta soberanista sea aplazada si
Rajoy (es decir el Gobierno) no lo autoriza, o, dicho de otra forma, si el Gobierno
español se ajusta a la legalidad, lo que ha provocado las iras de su socio ERC
que amenaza con romper la baraja. En fin, quien juega con fuego, al final,
acaba quemándose.
Menos
mal que Rubalcaba anuncia que el proceso de renovación de su partido “ya está
en marcha” y que el PSC debe tomar decisiones en el caso del espionaje
político, y que las declaraciones del sucesor de Bárcenas prueban que el PP
pagaba en B y tenía una financiación irregular. Lástima que se olvide, como
Susana Díaz, de los EREs fraudulentos. Le hubiera quedado perfecto el discurso
de no haber padecido tal amnesia. Como a Soraya Sáenz de Santamaría le hubiese
quedado perfecto si, al anunciar un Plan de ajuste para agilizar la
Administración (suprimiendo sólo 57 organismos públicos, de los centenares
existentes, para eliminar duplicidades) hubiese anunciado una profunda reforma
de una Administración sobredimensionada, costosa e ineficaz que, comparada con
la de nuestros socios europeos, es prácticamente obsoleta e insostenible.
Jorge Cremades Sena
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