Es lo que hay. En vísperas de la celebración
de la Diada de Cataluña el Presidente de la Generalitat no tiene nada mejor que
hacer y vaticina que la participación a su llamada (que ni siquiera ya es suya)
para el independentismo catalán superará con creces a la que, hace cincuenta
años, participó en Washington para apoyar a King en su sueño por la igualdad y
la no discriminación de los negros en EEUU, jactándose además de que “en un
país más pequeño” reunirá a “muchos más”. ¡Casi ná!, que diría cualquiera de
los cientos de miles de andaluces, entre otros tantos españoles no catalanes,
que han ido conformando la sociedad catalana, plural y cosmopolita, aunque los
independentistas les llamen “charnegos” en tono despectivo. Pero, teniendo en
cuenta que Trías, alcalde de la Ciudad Condal y colega convergente de Mas,
acaba de decir que “sólo Barcelona podría competir con Estambul y Tokio”,
menospreciando a la capital de España tras ser rechazada por el COI, cualquier
desmesura o desprecio a lo que consideran ajeno cabe en las calenturientas
mentes de este tipo de personajes que, a diferencia de King, en vez de albergar
un bello sueño por una noble causa, albergan verdaderas pesadillas de
segregación ciudadana, alimentadas en la contracultura y en la confrontación,
para imponer su pensamiento único. Pesadillas como la vivida últimamente por
Mas que, intentando negociar lo innegociable con Rajoy para salir del atolladero,
ha tenido que plegarse finalmente a lo que le impone Junqueras desde ERC, su
ancestral enemigo ideológico y único beneficiario de esta locura
independentista. NI el mismísimo Junqueras, después de la fracasada experiencia
gubernamental de su partido en el nefasto tripartito del inolvidable Montilla y
su socio Rovira, hubiera soñado jamás que, tras el consecuente batacazo
electoral sufrido por su partido en las urnas al disolverse el tripartito y
tras asumir el liderazgo de la maltrecha ERC, aparecería el triunfador Artur
Mas con CiU para, siendo el nuevo Presidente de la Generalitat, disolver Les
Corts a mitad de legislatura y, echándose en los brazos del independentismo
representado por ERC, concederle todo el protagonismo, al extremo de poner en
sus manos no sólo su futuro político personal, sino también el de CiU. Comparar
el sueño de King con la pesadilla de Mas es mera fantasía, como toda su
trayectoria política. Lo pésimo es que el precio es demasiado caro ya que la
próspera Cataluña, desde que comenzó la pesadilla independentista pivotada
ilegalmente desde las propias instituciones catalanas, ha pasado a ser una de
las CCAA socialmente más castigadas, superando en recortes sociales a las demás
con el beneplácito de ERC que, en sintonía con CiU, priorizan las políticas
identitarias frente a las sociales, conformando una infernal simbiosis
antinatura entre una derecha y una izquierda radicales para consolidar un
proyecto desideologizado cuyo único objetivo es el independentismo. Sólo faltaría
que a sus hechos, añadieran sin reparos el grito de “¡catalanes, por encima de
vuestras diferencias (culturales, sociales o económicas), uniros y sacrificaros
por el bien de la patria”!, sería lo más parecido al mensaje que durante mi
juventud difundían los gobernantes del nacionalcatolicismo español. Entonces, tampoco
importaba si eras rico o pobre, del norte o del sur, de derechas o de
izquierdas. Es más, hasta los partidos políticos estaban prohibidos. Para
consolidar semejantes proyectos las ideologías que cada uno pudiera representar
eran lo menos importante, incluso un estorbo.
No extraña que en vísperas de la Diada se releguen a
segundo término otras noticias, incluso algunas buenas. Entre ellas, merece
comentar al menos, desde mi punto de vista las siguientes:
Justo cuando la jueza Alaya decide imputar a altos cargos
de la Junta de Andalucía por el escándalo de los EREs, entre ellos a sus dos
últimos presidentes, Chavez y Griñán, toma posesión el nuevo gobierno andaluz,
presidido por Susana Díaz que, al menos, ha tenido el acierto de eliminar a
todo el equipo económico de Griñán, conformando el nuevo ejecutivo con personas
que nada tienen que ver con tan lamentable asunto. Un gesto positivo de Susana
que ojala no le tiemble el pulso a la hora de poner a cada cual en su sitio,
sea quien sea.
Nuevos datos confirman que la economía española mejora.
No es casualidad que la deuda española haya mejorado respecto a la italiana al
extremo de que la prima de riesgo de los bonos del Tesoro Español se sitúa en
247 puntos, superando levemente a los italianos. Tampoco que la OCDE, basándose
en el indicador de tendencias, vea una cierta recuperación en España, al igual
que vaticinan Morgan Stanley o FUNCAS previendo que la economía española
crecerá muy pronto. Aunque todos estos datos y previsiones hay que tomarlos con
mucha cautela (todo puede cambiar en un momento) conviene que la ciudadanía los
conozca, pues uno de los peores síntomas de la crisis es el pesimismo
generalizado que ha provocado y cualquier dato positivo, por evanescente que
pueda ser, puede aportar una pequeña dosis de optimismo, imprescindible para
que volvamos a creer en nuestras posibilidades, aunque, obviamente, sin
expectativas exageradas que puedan frustrarse a la primera de cambio.
Y si además de todo lo dicho, se confirma la posibilidad
de que haya un entendimiento entre Rusia y EEUU para evitar el temido ataque
militar a Siria, obligando a Asad a entregar o poner bajo investigadores de la
ONU su supuesto arsenal de armas químicas, así como para imponer un severo
castigo en el marco de Naciones Unidas a quien haya hecho uso de ellas, podemos
sentirnos moderadamente tranquilizados. El gesto de acercamiento entre los dos
bandos (Rusia y EEUU) para buscar una respuesta mínimamente digna para la
comunidad internacional apunta a que se pueda superar la controversia de quién
gaseó a la población. El informe de HRW, afirmando la responsabilidad del
régimen sirio en el uso del gas a las afueras de Damasco, puede aportar luz a
la investigación, pues se trata de la primera organización no afiliada a ningún
bando que lo hace.
Jorge Cremades Sena
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