Mientras los
partidos políticos, desde el PP hasta Podemos, con mayor o menor entusiasmo,
comparten el diagnóstico del Rey, ya que es difícil no compartirlo, Artur Mas,
¡cómo no!, de nuevo da la nota. Obviamente no se desmarca ni de que el Monarca
pida combatir la corrupción a rajatabla, ni de que la economía se ponga al
servicio de las personas, ni de que es necesaria una regeneración y, ni
siquiera, de que juntos seamos más fuertes, ya que son planteamientos tan
razonables que sólo desde una mentalidad absurda cabría defender lo contrario.
Sin embargo, a falta de mejores argumentos, el Molt Honorable, a modo de
recochineo, valora que por primera vez se reconozca el problema en Cataluña y
se jacta de que Felipe VI vea a Cataluña como “un problema”, exigiéndole que se
“respete el derecho a decidir”, no entendiendo todavía que, al margen de otras
consideraciones, la suma de nuestras diferencias, como decía el Rey, es lo que
hace de España una nación con una fortaleza única. Así lo entendieron Isabel,
Reina de Castilla, y Fernando, Rey de Aragón, consolidando en las postrimerías
de la Edad Media uno de los Estados Modernos más fuertes del mundo. Y, con todo
tipo de vicisitudes, así lo han entendido desde entonces prácticamente todos
los gobernantes de España. Probablemente Artur Mas no entienda que Cataluña no
es un problema y que, por tanto, el Rey no lo ha dicho así, pues el verdadero
problema no es Cataluña, sino gobernantes que no respetan la ley y, como él,
actúan al margen de la Constitución. Esto sí es el problema, no sólo para
España, sino para el mundo civilizado en su conjunto. Y esto es lo que todos
los españoles, incluidos los catalanes, no debemos tolerar de ninguna de las
maneras. Dentro de la ley, todo; fuera de ella, nada. Simplemente la aplicación
de la Justicia.
En cuanto a otros
asuntos, en plena resaca de la Navidad, mientras se conoce el desplome de la
movilidad laboral por la crisis en un 60%, la edad de jubilación se retrasa
desde primero de enero hasta los 65 años y tres meses, en tanto que refinanciar
la deuda en 2015 le supondrá a España 177.000 millones, sobre el 17% del PIB…
y, menos mal, que la prima de riesgo, comparada con la de no hace demasiado
tiempo, está ahora por los suelos. Y, hablando de 2015, el PP plantea abrir el
año con una especie de “maitines” con Rajoy para ultimar la estrategia
electoral, ya que el Presidente está decidido a apostar por un nuevo año que
sea “motivo de celebración”, lo que requiere, no sólo una mejoría económica que
llegue a los ciudadanos (no que sólo se quede a nivel macroeconómico) y, a su
vez, un esfuerzo de pedagogía política que, hasta el momento, ha brillado por
su ausencia en el Gobierno. Y entretanto, según la Policía, “hackers” de la
mafia piratean los archivos de Anticorrupción con ataques que tienen como
objetivo a fiscales de Madrid y Barcelona y desde un servidor ruso han logrado
acceder a datos de investigaciones contra el crimen organizado; un asunto
preocupante sin lugar a dudas. Además, la Junta de Andalucía amenaza con
expropiar la Mezquita de Córdoba si no hay acuerdo en tres meses, empeñada en
que la gestión sea compartida con la Iglesia.
En cuanto a asuntos
exteriores, mientras EEUU niega que el Estado Islámico haya derribado un caza aliado,
Jordania reclama a los yihadistas que liberen al piloto capturado, en tanto que
trescientos cines nortemericanos estrenan la sátira sobre Corea del Norte que
tanto conflicto ha generado a nivel internacional. Y, mientras una familia
cristiana, que logró escapar de los yihadistas, narra desde el Kurdistán iraquí
las atrocidades de los “príncipes terroristas” que sirven al Estado Islámico,
con la única opción de “convertíos o morid” (más o menos como en la Edad
Media), el Papa Francisco denuncia la “persecución brutal” que sufren los
fieles en Siria e Irak y clama contra las “lágrimas” de los cristianos perseguidos,
no sólo en dichos países, sino además en Nigeria o Pakistán, por la difícil
situación que están atravesando.
Jorge Cremades Sena
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