Después de
53 años de auténtica guerra fría entre EEUU y Cuba, ambos países,
afortunadamente, deciden restablecer relaciones tras año y medio de
negociaciones que concluyen con un pacto histórico sin ningún tipo de dudas.
Desde ahora, ambos países contarán con embajadas, como debe ser, al margen de
las evidentes discrepancias entre ellos y entre sus respectivos sistemas
político-ideológicos. En sendos discursos casi simultáneos, tanto Obama como
Raúl Castro, así lo han anunciado, abriendo una nueva era en las relaciones de
dos pueblos vecinos que llevan tantos años no sólo dándose la espalda sino
enfrentados de forma abierta. Un acuerdo histórico como inicio de todo lo que
queda por hacer para conseguir la recuperación total de las libertades y
derechos de los cubanos, así como su desarrollo económico, que, de entrada,
permitirá la apertura bancaria y dará vía libre a algo tan normal como los
viajes. Es y debe ser, como dice Obama, el inicio de una “nueva relación” sin olvidar
la libertad de los cubanos, o, como dice Castro de mejorar los vínculos entre
ambos pueblos a pesar de las diferencias; en definitiva, el comienzo del fin
del embargo que, como dice el Presidente norteamericano, se ha demostrado a lo
largo de todos estos años que no ha servido para nada. Un acuerdo histórico, en
el que ha jugado un destacado papel como mediador el Papa Francisco, aplaudido
por todos, salvo por los más nostálgicos radicales, como siempre situados en
ambos extremos, pues como dice Margallo, nuestro ministro de AAEE, si se
respeta la democracia (bien podría valer ahora el ejemplo de nuestra
Transición), “abrirá un futuro mejor para Cuba” que, en definitiva, es de lo
que se trata, y ello, sólo es posible con relaciones normalizadas en todos los
campos. Rusia, que por supuesto aplaude el histórico acuerdo
cubano-norteamericano, aunque no sean parámetros comparables, desde que sus
relaciones internacionales se han enturbiado por la crisis de Ucrania, está
sufriendo también sus consecuencias, entrando en pánico por el temor a un
hundimiento económico, al extremo de que la población gasta en masa ante la
depreciación del rublo, mientras Putin estudia un cambio de Gobierno que sea
capaz de atajar la crisis. Para finalizar las noticias internacionales, destacar
la declaración de la guerrilla colombiana de las FARC de un alto el fuego
unilateral e indefinido.
Y ya en asuntos
nacionales, destacar que el Estado pagará los intereses de la deuda de las
autonomías, perdonando así a las nueve CCAA que han sido rescatadas hasta ahora
a través del Fondo de Liquidez Autonómica y ofreciendo el tipo cero a las que
por ahora no se han acogido al mismo. Un buen detalle de Montoro en este año
electoral del que las autonomías más beneficiadas son Cataluña y Valencia.
En cuanto a otros
asuntos, el Tribunal de Cuentas y el juez investigan la gestión de Tomás Gómez
al sospechar sobre el gran proyecto del líder socialista; el clan Pujol suma ya
18 delitos con penas que podrían llegar hasta los 90 años de cárcel, uno de los
hijos del clan, Oriol, investigado por tráfico de influencias en las ITV
declarará en enero de nuevo por cohecho; Torres-Dulce paraliza dos nombramientos
porque está “reflexionando sobre su futuro”; Rosell se impone sólo por 33 votos
como presidente de la CEOE, que queda dividida, saliendo reforzado su rival
Garamendi; el litro de gasóleo cae por debajo de un euro en vísperas de
Navidad; Castilla-León exige miles de documentos del archivo de Salamanca a la
Generalitat de Cataluña; y, finalmente, el Estado ha gastado en tres años 54
millones de euros en abortos.
Jorge Cremades Sena
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