Por fin
acabó la pesadilla en París con un siniestro balance de 20 muertos y 54 horas
de pánico acumulado. Los asaltantes del semanario “Charlie Hebdo” caen en el
asalto de la policía a su refugio en una imprenta situada en Dammartin en
Goële, un pueblo cercano a la capital francesa, mientras en otro asalto
simultáneo a una tienda de comida judía, situada en París, cae un tercer
terrorista atrincherado junto a cuatro rehenes que, al parecer, habría matado
antes del asalto. Al margen de los detalles que se vayan conociendo tras la
investigación policial, cuya actuación es de resaltar y agradecer, parece
confirmado que, tanto los dos hermanos abatidos en la imprenta como el tercer
yihadista abatido en la tienda parisina, formaban una célula, durmiente desde
2010, que actuó de forma coordinada y habrían sido entrenados por el Estado
Islámico y Al Qaeda. “He sido enviado por Al Qaeda. Somos los defensores del
Profeta” fueron unas de las últimas frases pronunciadas por alguno de ellos
poco antes de morir. Se despeja la incógnita de la muerte de la policía local
simultánea al asalto a la revista, se trataba de una operación de distracción
coordinada, al igual que el asalto a la tienda judía, cuyo protagonista se
declara del EI, como una estrategia operativa de actuación para facilitar la
huida de los hermanos terroristas. Así acaba la pesadilla terrorista, de
momento, ya que la amenaza, cada vez más contundente no desaparece. Como
respuesta rotunda de repulsa, para mañana se ha convocado una manifestación
multitudinaria a la que, con Hollande a la cabeza, una serie de líderes
políticos y gobernantes de diversos países han confirmado ya su asistencia,
destacando entre ellos Rajoy, Cameron o Merkel, aunque es una pena que en la
propia Francia, la unidad que pretende su Presidente, quede rota por la
anunciada incomparecencia del Frente Nacional de Marine Le Pen. Hoy, más que
nunca, urge aparcar todas las diferencias ideológicas, todas las estrategias y
todos los legítimos intereses particulares en beneficio de una unidad
democrática inexpugnable ante los riesgos evidentes de la amenaza a la
libertad.
Valga pues como
homenaje a las personas asesinadas, desde esta humilde crónica de los
acontecimientos mediáticos, que en el día de hoy no le dé ninguna importancia a
que EEUU haya creado empleo al mayor ritmo en 15 años (generando tres millones
de empleos en 2014, aunque sigan los salarios estancados), a que el IBEX haya
sufrido la mayor caída desde 2012 al hundirse el Banco de Santander un 14%, o,
a que la Infanta se siente en el banquillo al tumbar el juez Castro el recurso
de Roca, tachando de onírico que se le pida aplicar la “doctrina Botín”,… la
defensa de la libertad y la democracia, desde mi punto de vista, está por encima de cualquier otro asunto por
fundamental que sea, pues sin ella, esencia del ser humano, nada vale la pena,
salvo luchar por ella y, cuando se disfruta de ella, como es el caso, luchar
para que nadie nos la arrebate. Quienes vivimos buena parte de nuestra vida en
tales condiciones, bien sabemos el valor de la libertad y hoy, tan vilmente
amenazada, nada, absolutamente nada, nos parece tan importante y urgente como
manifestar con total contundencia ante los liberticidas que estamos dispuestos
a defenderla con uñas y dientes si fuera preciso, pues, es preferible incluso
morir de pie que vivir de rodillas.
Jorge Cremades Sena
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