A medida
que avanzan las investigaciones y aportan datos sobre los entresijos de los
horripilantes atentados en París, donde la psicosis terrorista desata nuevas
estampidas ante cualquier falsa alarma de nuevos atentados en las masivas
concentraciones de duelo, Francia, a la caza del terrorista, como es más que
lógico, lanza un ataque en toda regla contra el mal llamado Estado Islámico,
bombardeando Raqqa, la capital del IS en Siria y su bastión sirio sin lugar a
dudas, respondiendo así Hollande, tal como prometió tras los atentados, con
absoluta firmeza y rapidez a esta declaración de guerra contra víctimas
inocentes e inofensivas que ha materializado el terrorismo yihadista en suelo
francés. Los objetivos del ataque galo, en coordinación con otras fuerzas, han
sido un depósito de armas, un centro de reclutamiento y un campo de entrenamiento
que han quedado destrozados tras el bombardeo. Es la respuesta de Francia al
Estado Islámico que se hace responsable de los atentados. Y entretanto, la investigación
de los intolerables y trágicos sucesos en la capital francesa, se centra en
tres hermanos conectados a Siria y confirma a Bélgica como el epicentro del
yihadismo europeo, por lo que la Policía sigue la conexión ente Siria y
Bélgica, el “cuartel general” de la yihad en la UE, donde los terroristas
fueron reclutados para evitar que estuvieran fichados por la policía francesa,
lo que demuestra la urgente necesidad de cooperación entre todos los países para
combatir el terrorismo yihadista, pues se sabe que el Estado Islámico creó en
Europa un grupo de comandos suicidas a principios de 2015, con el fin de
consolidar una nueva estrategia del terror, afirmando las Fuerzas de Seguridad
que, además de los lobos solitarios, los islamistas tienen ya una
infraestructura con células de información dentro de la mismísima UE. No hay
que buscar sólo en aquellos personajes que proceden o han viajado a Siria o
Irak, pues, como parece confirmar la identidad de los terroristas de este último
atentado de París, el enemigo está dentro, con identidad europea, al igual que,
salvando todas las distancias, en los prolegómenos de la invasión violenta en
el Imperio Romano por parte de los bárbaros, éstos ya estaban instalados dentro
del Imperio, con identidad y ciudadanía romana, tras muchos años de una
invasión lenta de varias generaciones, mientras las autoridades imperiales,
instaladas en la comodidad del bienestar, ni se enteraban de lo que estaba
sucediendo.
Es pues más que lógica
la alerta en las fronteras de Francia, incluida la española, en busca de un
terrorista que, al parecer, ha huido, tratándose de Abdeslam Salah, nacido en
Bruselas, presunto autor de la masacre y hermano de uno de los kamikazes, que,
al parecer, ha conseguido esquivar un control, provocando un despliegue en toda
Europa para intentar detenerlo. Y es lógico que la lucha contra el IS
protagonice la cumbre del G-20, que urge una solución al conflicto sirio,
aunque aún no acuerda cómo sería la transición política con Asad. Es obvio que
cuántas más discrepancias haya a nivel internacional para resolver los
conflictos, mayor terreno abonado para los violentos; y cuantas más
discrepancias haya entre las fuerzas políticas internas de un país, mayor
exposición de riesgo de su territorio para ser terreno abonado de futuros
atentados. Sólo así se puede entender que la comunidad internacional sea
incapaz de acabar con la amenaza terrorista global, ya sea del Estado Islámico
o de cualquier otro signo; y sólo así se puede entender que los totalitarismos
sigan proliferando con cierta esperanza de éxito en muchos de los Estados que
conforman la vieja Europa o el mundo civilizado. Pero, ya ven, el hombre es el
único animal que tropieza y seguirá tropezando no dos sino muchas veces más en
la misma piedra. Y luego, con sangre, sudor y lágrimas a intentar enmendar el
entuerto.
Jorge Cremades Sena
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