Cuando,
según todos los indicios, la CUP se dispone definitivamente a investir a Artur
Mas, no de forma gratis sino gracias a una serie de concesiones impresentables
que diluirán el supuesto poder del futuro President en la nada, el Parlament de
Catalunya nos ilustra sobre el famoso procés independentista y su desarrollo
por vías totalmente antidemocráticas y totalitarias, restándole valor a su
pomposa y chulesca declaración de independencia. En efecto, con el más repugnante
cinismo, la Cámara legislativa catalana alega ante el Tribunal Constitucional (que
los independentistas catalanes ni reconocen ni respetan y así lo proclaman a
diestro y siniestro) que la resolución sobre el independentismo es más “un
deseo que una disposición vinculante” y, por tanto, “sólo” es una aspiración.
Con semejante majadería pretende eludir las responsabilidades, incluso penales,
en que podrían haber incurrido con semejante disposición totalitaria, y con
semejante sinvergonzonería se burlan de los ciudadanos, que, obviamente, creían
que los Parlamentos y Cámaras Legislativas están para legislar y no para
expresar los deseos de sus señorías emitiendo juicios de intenciones en vez de
elaborar leyes conforme a las competencias y procedimientos que la ciudadanía
constitucionalmente les haya otorgado. Así, a los despropósitos desde el
Ejecutivo, dirigido por Mas y apoyado por Junqueras y compañía, se añade
también el desmadre total desde el mismísimo Parlament, devaluando
tremendamente su credibilidad con semejantes excusas al exhibir su cobardía y
no asumir sus decisiones, libremente adoptadas, con el objetivo de eludir las
responsabilidades en que hayan incurrido ante un alto tribunal, el TC, que ni
siquiera reconocen como válido. Una burla repugnante y permanente de los
independentista, que ahora van de deseos y no de realidades, un paripé
indecente y progresivo en el tiempo, que está sumiendo a Cataluña en un caos
que no hay por dónde cogerlo. Menos mal que la Generalitat empieza a pagar a
las farmacias con los 319 millones de euros que Montoro le ha transferido
después de aceptar el control de sus facturas por Hacienda para que lo gasten
en lo que han de gastarlo y no en otras historias o “deseos”, aunque,
obviamente, Artur Mas haya despotricado contra esta injerencia del Gobierno en
Cataluña para seguir poniendo a los catalanes contra el resto de españoles en
vez de decirles que gracias a la solidaridad constitucional entre todos los
pueblos y regiones que conforman España se están pagando las deudas que
irresponsablemente el dejó a muchos catalanes, a quienes vergonzantemente desde
la Generalitat contestaron, más o menos, que para cobrar pusieran una vela a la
virgen. ¿Era esto también deseo de la Generalitat o era disposición vinculante?
¡Quién sabe! Cualquier cosa es posible en el desorbitado e intolerable
irrealismo en que se han instalado los independentistas.
En cuanto al
antiyihadismo, mientras Occidente asume que necesita al régimen sirio para
vencer al ISIS, Rajoy no prevé reunirse con Hollande para ofrecer apoyo militar
a Francia, que tampoco lo pide formalmente, y Rivera e Iglesias calientan el
debate electoral a cuatro del lunes con un cara a cara ante 1.500 jóvenes en la
Universidad Carlos III, el primer “cara a cara” de la democracia abierto y con
preguntas no pactadas, en el que han discrepado, entre otras, sobre las medidas
antiyihadistas, evidenciando las diferencias entre ambos en una verdadera
batalla campal al respecto; asunto sobre el que Felipe González concluye: “Veo
a demasiada gente mirando hacia otro lado”. Entretanto, según NCReport, el 69%
de los españoles apoya ayudar a Francia contra el yihadismo, el 87´5% aplaude
que Rajoy haya consultado con todos los partidos, el 54´3% valora muy bien el
pacto antiterrorista y el 51´1% critica que Podemos no quiera firmarlo. En fin,
saquen ustedes sus propias conclusiones.
Y
todo ello mientras España se entrega al frenesí del “Black Friday”, la
tradición importada de EEUU, como otras muchas que progresivamente van desplazando
y sustituyendo a las tradiciones españolas implantándose con éxito en España.
En definitiva, el “Black Friday” llena las tiendas y enciende la Navidad,
celebrando los comerciantes de toda España incrementos de ventas hasta del
200%, gracias al insólito tirón de esta curiosa jornada de descuentos y del
encendido eléctrico en algunas capitales, al extremo de que, por ejemplo,
Amazón-España logra el mejor registro de ventas de su historia en un día de
“fiebre” consumista, batiendo así su propio record. Algo para bien está
cambiando en España, al menos en lo económico, lo que honestamente hay que
reconocer, pese a quien pese, pues las buenas noticias no debieran pesar a
nadie. Y todo ello en esta España con ansias de renovación y regeneración en la
que el mismísimo Rey Felipe VI ha enterrado el “juancarlismo” marcando
distancias con el reinado, muy positivo, de su padre para adaptase a los nuevos
tiempos; esperemos, por el bien de España, que todos los partidos hagan lo
propio, lo que no supone romper con todo lo positivo anterior.
Jorge Cremades Sena
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