Mientras
van acabando las comparecencias ante el Rey de los distintos grupos
parlamentarios para que éste pueda tener toda la información al respecto antes
de decidir a quién propondrá como candidato a la investidura, se va enredando
más la madeja ya que, prácticamente, ninguno de los aspirantes da su brazo a
torcer poniendo en evidencia que aquello de dialogar, dialogar y dialogar era
un mero pose electoral y, en todo caso, no para elaborar un programa de
gobierno en beneficio de todos los españoles sino para imponer cada uno sus
particulares criterios anteponiendo sus propios intereses. Mientras hay quienes
opinan que, teniendo en cuenta que nadie quiere entenderse con Rajoy (por
cierto, uno de los más dispuestos al diálogo, salvo con quienes muestran claros
síntomas totalitarios), éste debiera renunciar a una fallida investidura, el
presidente en funciones dice categóricamente “presentaré mi candidatura porque
me veo con fuerzas” (supongo que no se referirá a la fuerza de los votos),
despejando dudas de propios y ajenos al reiterar “evidentemente, me voy a
presentar” al ser la fuerza más votada por los españoles y que cada quien
apechugue con sus responsabilidades. Y mientras Sánchez reitera su no rotundo a
cualquier entendimiento o dialogo con Rajoy y con el PP, empeñado en cosechar
votos y apoyos de cualquier otro grupo, tengan o no síntomas de totalitarismo
antidemocrático, para lograr un pseudo-gobierno “progresista de izquierdas”,
uno de sus más probables socios, el PNV, ni progresista ni de izquierdas por
cierto pero uno de los que tienen menos síntomas antidemocráticos, condiciona
públicamente su apoyo a que el candidato a investir acepte el “derecho a
decidir” del País Vasco, a que se le conceda un “nuevo estatus político sin
ninguna subordinación” a España y a que se le transfiera las políticas
penitenciarias que les negó Rajoy, es decir, el control de los presos de ETA, a
cambio de sus seis votos, hoy por hoy imprescindibles (junto a los podemitas,
mareas, compromís, en comú… y ¡vaya usted a saber!) para investir a Sánchez, siempre
que además concurra la interesada abstención activa de ERC y DiL, por lo que
habrá que preguntarse si Pedro Sánchez, en esta nueva política que los pseudo-progresistas
propugnan, estará dispuesto a practicar la vieja política con los nacionalismos
(hoy independentismos declarados) consistente en cambiar apoyos gubernamentales
por competencias autonómicas, que nos han conducido al desmadre territorial que
hoy sufrimos, con la agravante actual del pulso ya claro del independentismo
unilateral contra el Estado Español. No en vano, visto lo visto, Rivera se
ofrece a Felipe VI a mediar para “desencallar la guerra fría entre el PP y el
PSOE”, aunque me temo que sus esfuerzos caerán en saco roto, sobre todo por el
empecinamiento de Sánchez de dialogar con cualquiera menos con Rajoy y el PP.
Y mientras los
políticos que se disponen a gobernarnos muestran su escasa altura de miras y su
extrema preocupación por sus respectivos intereses particulares, cabe destacar
que testigos del “caso Acuamed” implican a Federico Ramos, número tres de
Santamaría, quien siendo Secretario de Medio Ambiente, dirigió la reunión con
la empresa para “vestir” un amaño; que Carmena prohibirá los coches si se
dispara la contaminación; y que, según el colegio donde estudiaba el niño que
se suicidó por acoso escolar, a quien el centro describe como “brillante y muy
autoexigente”, “ni sus padres ni el Colegio detectamos que se acosara a Diego”.
Y mientras el BCE
prepara más estímulos monetarios para marzo, anunciando ayudas “sin límite”
para reactivar la economía, Reino Unido culpa a Putin del asesinato de
Litvinenko, el ex espía envenenado con polonio en 2006, concluyendo la
investigación británica que el responsable es “probablemente” el Presidente
ruso a quien Cameron acusa de “crimen de Estado” tras considerar “probable” que
Putin aprobara su envenenamiento. Por su parte en Venezuela la Asamblea
Nacional, mayoritariamente opuesta a Maduro, investigará la financiación a
Podemos, mientras el Ministro de Interior español cree que hay base suficiente
para que el viaje en avión oficial venezolano de Podemos, la CUP y el entorno
de ETA sea investigado.
Jorge Cremades Sena
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