Pablo
Iglesias pone a Pedro Sánchez (ya hay quienes los identifican como Pedro y
Pablo Picapiedra) entre la espada y la pared, justo cuando éste, ignorante de
lo que se le venía encima, comparecía ante el Rey a efectos de la designación
de candidato a ser investido Presidente del Gobierno, esperando a que le tocara
el turno a Rajoy, que comparecía después, a que el Rey designara a éste
candidato por haber ganado las elecciones, a que se celebrara la pertinente
sesión de investidura y a que, tras negársela el Parlamento, fuera él el
encargado de intentarlo y ¡qué le vamos a hacer!, por cuestión de responsabilidad
tras el fracaso de Rajoy poder venderle a los españoles su pseudo gobierno
progresista de izquierdas, que, ni por asomo, votaron los españoles. Sin
embargo, mira por donde, el más importante de sus presuntos socios en la
estrategia del cordón sanitario a los populares, Iglesias, le lanza un órdago
publicando su predisposición a conformar un gobierno de coalición
PSOE-Podemos-IU (aún le faltaría la colaboración de otros como PNV, ERC, CiL),
presidido por Sánchez, en el que Iglesias se autoproclama como Vicepresidente,
exige seis ministerios (los más importantes) para Podemos, uno de ellos para
Garzón, y la creación de un nuevo Ministerio de Plurinacionalidad que
gestionaría su socio En Comú Podem para arreglar el conflicto de Cataluña. Y
tras dictar incluso las medidas urgentes a tomar en Economía, Defensa, Interior
y Exteriores (ya ven, un buen talante negociador), reta a Sánchez a que
demuestre quién manda en el PSOE, partido del que no se fía, mientras le
recuerda que Podemos, con no muchos menos votos que los socialistas, más el
millón largo de votos de IU, supone “que Sánchez pueda llegar a ser presidente
es una sonrisa del destino que me debe agradecer” dejando claro de quien
depende la hipotética investidura del socialista, mientras un sorprendido y
sumiso Sánchez se justifica diciendo que “los electores no podrían entender que
el PSOE y Podemos no llegaran a entenderse”. A pesar de la puñalada trapera de
Iglesias, Sánchez se aviene a negociar y provoca una tormenta entre dirigentes
socialistas que tratan las propuestas y las formas de Podemos de “humillantes”.
Y mientras Iglesias es tajante y despiadado con Sánchez diciéndole que “o se
está con el cambio o con el inmovilismo; hemos venido a gobernar”, el líder
socialista mantiene que “es el turno de Rajoy; si él fracasa intentaremos un
gobierno progresista” por lo que los socialistas no negociarán hasta que Rajoy
renuncie o fracase, única forma de vender este acoso y sometimiento a Podemos
de cara a los ciudadanos.
Pero cuando le toca a
Rajoy comparecer ante el Rey, cerrando la ronda de comparecencias, Rajoy se
retira y deja que Iglesias y Sánchez intenten un gobierno, pero no lo hace de
forma definitiva, pues, consciente de que tiene una mayoría parlamentaria
absoluta en contra de su investidura (cuestión distinta es que ello posibilite
una investidura responsable de Sánchez), dice “mantengo mi candidatura, pero en
este momento no tengo votos suficientes para ser investido” por lo que “aún no
estoy en condiciones de presentarme a la investidura” y a ella “no iré mientras
otros negocian ya el reparto del gobierno”. Declina así por ahora la
investidura, traslada la presión a Sánchez, que esperaba disfrutar de su
fracaso en la sesión parlamentaria para postularse como candidato, y gana
tiempo, ya que nada le obliga a someterse en minoría a la votación del
Parlamento, mientras espera que el PSOE detenga las ansias de Sánchez y reitera
su oferta de un pacto moderado para la gobernabilidad y que cada palo aguante
su vela. Y ahora a comenzar de nuevo con una nueva ronda de comparecencias para
que quien se considere con los votos suficientes para ser investido que se
presente.
Y, aunque
mediáticamente casi todo lo ocupa este espectáculo bochornoso de
ingobernabilidad, cabe citar además que el PP será investigado por la
destrucción de los archivos de Bárcenas por lo que Carmen Navarro, sucesora del
ex tesorero, declarará como investigada, mientras que en el “caso Acuamed”
dimite el número dos de la Vicepresidenta Santamaría. Y destacar que el
Ministro de Educación presenta su Plan Estratégico de Convivencia Escolar que
contempla la formación del profesorado para luchar contra el acoso
escolar.
Jorge Cremades Sena
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