En efecto, China se ha convertido en la tercera
potencia que “pisa” la luna, no mediante el envío de alguno de sus habitantes,
sino mediante un robot muy sofisticado que, sin lugar a dudas, nos aportará
bastante información que, añadida a la que ya tenemos, pueda despejar el
horizonte a los terrícolas por si tenemos que salir corriendo algún día de
nuestro deteriorado planeta. Al fin y al cabo es el satélite más cercano que
tenemos. No extraña pues que ante el potencial chino, el Gobierno español se
esté planteando limitar la jurisdicción universal para frenar el proceso contra
su régimen político, planteado en la Audiencia Nacional por genocidio. Tener
conflictos con quien se perfila como la primera potencia mundial, si es que ya
no lo sé si la Argentina de Cristina Fernández,
cuyos policías son los amos de sus calles, tan proclive a procesar a España y
castigar los intereses españoles en su territorio, se dispondrá a recoger el
testigo español contra China que deja España.
Y, mientras China llega a la Luna, España está en la Luna.
No porque se haya anticipado a los chinos, enviando un artefacto, sino porque,
desde hace bastante tiempo está en la Luna y no se entera. Mientras en
Alemania, con Merkel a un paso de obtener mayoría absoluta, se estrena un
gobierno de coalición con el principal partido de la oposición, el SPD, para
estabilizar con un casi total respaldo ciudadano los graves problemas (infinitamente
menores que los nuestros) surgidos con la crisis; mientras Chile acaba de
elegir ampliamente el regreso de Bachelet para intentar asumir el reto de la
igualdad; mientras la propia UE estudia la unión bancaria como receta ante la
crisis, para preservar la unidad del euro, y otros tantos ejemplos que
podríamos seguir enunciando, en España somos incapaces de aprovechar la
estabilidad política que tenemos con el gobierno de mayoría absoluta para
afrontar con solidez los principales y graves retos que en todos los órdenes tiene
planteados nuestro Estado. No extraña pues que ni en el más grave de los asuntos,
el del independentismo, el mayor atentado contra la democracia después del
23-F, seamos capaces de actuar con absoluta contundencia. Es más, hasta algunos
se escandalizan de obviedades como “la democracia española tiene todos los
recursos para impedir la consulta”, dicha por Gallardón en respuesta a la
chulería independentista de que “el Gobierno no podrá hacer nada”. Quienes
piensan que un gobierno democrático, como es el caso, está incapacitado para
afrontar la amenaza de destrucción del propio Estado desde una de sus columnas
vertebrales como es la unidad territorial y la soberanía nacional, tiene un
ramalazo fascista y totalitario sin parangón. No basta, aunque es fundamental,
que los dirigentes de los partidos democráticos, manifiesten que están con el
gobierno en tan trascendental asunto, se requiere además que, en vez de
matizaciones más o menos sutiles, en cada una de estas chulerías hagan una piña
con el gobierno, aunque sólo sea, mientras se combate la amenaza, para disuadir
tentaciones de otros, como la del PNV que se dispone a negociar un nuevo marco
político en sustitución del Estatuto de Guernica. Con tanto chalaneo no extraña
que tras Cataluña y País Vasco, le siga Galicia, Valencia, Baleares…….y el
resto de territorios que conforman el Estado Español. En fin un desmadre que
sólo se entiende si los políticos españoles están en la Luna desde hace tiempo.
Entretanto Mas, enredado ya en el censo, Junqueras a la
suya, mientras entrambos se disputan alrededor del 50% de votos en Cataluña
(24% y 20%, según las últimas encuestas), para imponer un independentismo que
según ERC bastaría con un 26% de apoyos para implantarlo. No extraña que, desde
otros lugares, como Murcia por ejemplo, su presidente diga que “los nacionalistas
fomentan odio en Cataluña al estilo fascista”, especialmente si Artur Mas en su
comparecencia en la televisión pública TV3 veta que se le pregunte por la
crisis (galopante en Cataluña) y por la corrupción (radicada en buena parte en
CDC, su propio partido) para sólo centrarse en el ilegal proceso soberanista
pivotado por él mismo. ¿Es esto democracia? En el resto de países, desde luego,
no. Y desde luego en ningún estado democrático cuyos gobernantes tengan los
pies en la tierra y no en la luna.
Para terminar es imprescindible mencionar un hecho
trágico: la muerte de una pareja y una de sus hijas en Sevilla por supuesta
intoxicación alimentaria. Al parecer, como otros miles de familias, la crisis
económica les llevó a una situación desesperada que les obligaba a usar comida
desechada. A buscarse la vida como pueden. Basta asomarse a los cubos de basura
para constatar la vida indigna a la que este hipócrita “estado de bienestar”
condena cada vez a más ciudadanos. Habían pedido ayuda a servicios sociales de
la Junta en octubre, pero, al parecer, ésta tarda unos diez meses en dar
respuesta. Una incoherencia intolerable si la petición de ayuda es extrema.
Habían llamado a urgencias al sentirse indispuestos, pero falló el diagnóstico
y, cuando regresaron, ya era demasiado tarde. En fin una serie de factores que
endiabladamente encadenados han propiciado tan trágico desenlace. Pero si todo
ello es intolerable, lo que es indecente, desde mi punto de vista, es
aprovechar esta desgracia no para sentarse y buscar una solución urgente a
tanta gente que, como esta familia, lo está pasando fatal, sino para tirarse
los trastos a la cabeza de si el culpable es el Gobierno o la Junta, el PP o el
PSOE, y, como en otros mucho casos, buscar ventaja política ante tamaña
tragedia. No estaría de más que, unos y otros, al margen de ideologías, tomaran
nota de las sabias palabras del Papa Francisco, para quien “el marxismo es una
equivocación”, pero su mayor preocupación ahora es “el sufrimiento de niños
inocentes” y “la tragedia del hombre en el mundo”, exhortando a dar de comer a
los que más lo necesitan. Sabias palabras, pues, en efecto, la primera ideología
humana es la de cubrir las necesidades básicas de los hombres. Las demás son
accesorias. Sobre todo cuando miles de toneladas de comida se tiran a la
basura, demostrando que mientras unos se mueren de hambre, otros se mueren de
colesterol.
Jorge Cremades Sena
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario, gracias