Justo un día antes de los Santos Inocentes el
Presidente Rajoy, tras el último Consejo de Ministros del año, ha sido pródigo
en su última rueda de prensa a la hora de contestar a todas las preguntas que
se le han hecho. Una especie de balance donde los principales asuntos han
salido a relucir, desde la recuperación económica a la última subida de la luz,
pasando, entre otros asuntos, por el aborto y el referéndum catalán. Sin echar
las campanas al vuelo, tras proclamar el futuro 2014 como el año de la “recuperación
económica”, sí ha enfatizado, como era de esperar, los logros conseguidos en
2013, como la salida de la recesión, que dibuja un mapa esperanzador en lo
económico de cara al futuro. Inmediatamente, como era de esperar, Rubalcaba ha
salido al paso, manifestando que el año que acaba ha sido en el que Rajoy ha
mentido al Parlamento y el PP ha destruido pruebas, sobre asuntos como el caso
Bárcenas, que el presidente ha pasado de largo señalando explícitamente que él
y su partido siempre colabora con la Justicia. En fin, dos formas de ver la
situación en blanco y negro, cuando ambos, debieran observar toda la gama de
tonos grises. Si de un lado es innegable que ha habido una evolución positiva
en lo económico tal como ponen de manifiesto los expertos (como último dato el
propio Banco de España constata una “mejora” del PIB en el último trimestre),
no es menos cierto que los trabajadores siguen sin ver la salida del túnel,
mientras que las cifras del desempleo no se reducen en proporción directa con
los tremendo sacrificios que en derechos laborales, salarios, etc. han tenido
que soportar por la reforma laboral. Por cierto que el salario mínimo interprofesional,
tras ser congelado en 2012 y sufrir una leve subida en 2013, quedará de nuevo
congelado en 2014.
Por su parte Artur Mas, que, al final, no ha tenido más
remedio que reconocer que si Cataluña se independizase quedaría fuera de la UE,
sigue utilizando cualquier evento, como el concierto del Orfeó, para hacer propaganda
ilegal independentista. Ni las acertadas palabras del Rey sobre la legalidad,
ni las acertadas de Rajoy, bajan del pedestal de la locura al President de la
Generalitat. Una vez más, Rajoy, reitera que ni él mismo es depositario de la
soberanía y que Mas no le puede pedir cosas que bien sabe que no dependen de él,
aunque le vuelve a decir “sí a dialogar, pero no a dividir España”. El tema del
independentismo de Cataluña sigue siendo uno de los más graves problemas que
tiene hoy España y, por si no fuera suficiente, en el País Vasco, el mismísimo
PNV se sube al carro para recorrer el camino de la búsqueda de un nuevo Estatuto
de Autonomía. Al igual que CiU en Cataluña, el PNV no quiere dejar en manos de
los radicales, que rozan la legalidad o pasan de ella, el proyecto político de
conformar un futuro de sus respectivos territorios al margen de lo que siempre
fueron, una parte importante de la vieja España. Como dice el número dos del
CDC en respuesta al Rey, amenazando con “segar las cadenas con la hoz” para
conseguir una “Cataluña libre y Gloriosa”. ¡Cómo me recuerda a la anacrónica
España franquista!
Frente a temas tan
trascendentales casi pasa desapercibido que, en momentos que la sociedad exige
transparencia, el Tribunal de Cuentas dice que el PSOE cuadruplicó en
donaciones al PP en los últimos tres años de su gobierno, lo que pone en
evidencia que, más allá de ideologías, el tema de las donaciones a partidos
políticos es un asunto trascendental, para acabar, entre otras cuestiones, con
personajes como el mismísimo Bárcenas, entre otros.
Tampoco importa si el problema de las
eléctricas viene de lejos, entre otras cosas del asunto de las renovables, lo
que importa es que, de una vez por todas, se abarate el precio de la luz que,
tras el sobresalto del “tarifazo” al final subirá de media un 2´3% tras la
intervención del Gobierno. Al margen de si es un “precio político” o no, la
intervención gubernamental es bienvenida y lo que toca ahora es buscar un
amplio consenso, desde la transparencia, para fijar fórmulas fiables al respecto,
pues, como dice Rajoy “no podemos tener la electricidad tan cara”.
Y por si todo lo
anterior fuera poco, el año se despide con el inicio de una polémica que, sin
lugar a dudas, ocupará buena parte del 2014. La nueva Ley del Aborto, como era
previsible, genera críticas dentro y fuera de la mayoría de los partidos
políticos, incluido el PP, por tratarse de un asunto delicado. Si ya en un
artículo específico (Ver “Acerca del aborto” en el blog Ojo crítico, http://jcremadesena.blogspot.com.es/,)
exponía algunos de los requisitos a tener en cuenta, desde mi punto de vista,
para no confundir más aún a la gente, ahora vuelvo a insistir en que se
requiere un sereno debate popular y parlamentario para no sacar de quicio a
tanta gente que, al margen de su ideología, se posiciona personalmente ante el
fenómeno desde su más íntima convicción ética o moral. No es cuestión de que
Gallardón diga “Mi ley es la más progresista de Gobierno” o que “Yo sí tendría
un hijo con malformaciones graves”, que, al fin y al cabo, es “una convicción
personal”. Tampoco es cuestión de que como contrapunto le tachen de retrógrado
o se diga que España está haciendo el ridículo internacional con la nueva ley
(aún sin aprobar) cuando hace dos años tenía una bastante similar. Es cuestión
de resolver un grave problema social de la forma menos traumática para la
mayoría de la población como sucede en otros tantos países al margen del modelo
de “plazos” o “supuestos” por el que en cada lugar hayan optado. Que la
delegada del Gobierno en Madrid, o Feijóo, no estén de acuerdo con lo planteado
por Gallardón, es pura anécdota que se puede encontrar en cualquier otra formación
política. Lo que no es anécdota es que uno de cada cinco embarazos acabara en
aborto en 2012. Algo debe estar fallando para que, con tantos métodos
anticonceptivos, haya tantísimos embarazos no deseados que, al final, por razón
de “plazos” o “supuestos” acaban en una intervención quirúrgica que, aunque en
su día la ministra Aído dijera que es como “ponerse tetas”, no es plato de buen
gusto para ninguna persona medianamente sensata. Una buena Ley de Interrupción
Voluntaria del Embarazo va mucho más allá de determinados tópicos que
irresponsablemente se utilizan de forma frívola tanto a favor o en contra de la
misma. Y me temo que no van por ahí los tiros ante este proyecto de ley que
acaba de aprobar el Gobierno.
Jorge
Cremades Sena
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