Una vez más el Informe PISA nos dice a los
españoles que seguimos estando bastante mal educados al estar casi a la cola de
la OCDE. De momento no nos califica de maleducados, entre otras cosas, porque medir esta negativa cualidad no es su cometido. Cierto que entre unas CCAA y otras hay bastantes diferencias, destacando
Navarra, Castilla-León, País Vasco y Madrid como las que obtienen mejor nota,
frente a Extremadura, Murcia y Andalucía, que obtienen los peores resultados.
En todo caso, sólo Madrid está por encima de la media de la OCDE, quedando
bastante lejos de la misma la media española. Ni consigue España, a pesar de
una ligera mejora, acercarse a lo que debiera ser satisfactorio en términos de
rentabilidad inversora, ni es capaz de superar el abismo entre las comunidades
ricas y pobres, igualando los resultados. Un fenómeno inexplicable si tenemos
en cuenta que en la última década el esfuerzo inversor en educación creció nada
menos que un 35% más. Por tanto se requiere que las soluciones no se busquen sólo
en términos monetarios, sino que hay que buscarlas en términos pedagógicos, organizativos
e incluso hasta filosóficos, para darle la vuelta a un sistema educativo que
hace aguas por todas partes. Que un 28% de estudiantes haga novillos, casi el
doble de la media de la OCDE, que tengamos muchas más horas lectivas, que haya
un abandono educativo prematuro….y otra serie de variables, que nada tienen que
ver en términos inversión por alumno, debe hacernos pensar que, al margen del
énfasis que unos u otros pongan en culpar a la LOGSE o anatemizar a la LOMCE,
tal como estamos no podemos seguir ni un segundo más. Es la exigencia que
tirios y troyanos debiéramos hacer a nuestros gobernantes, incitándoles a que
dejen de usar la educación como arma arrojadiza. ¿Es tan difícil incluso copiar,
con los matices que se quiera, lo que en los países de nuestro entorno
funciona? Si no se tiene mayor imaginación, al menos que tengan valentía para
copiar del vecino, como hemos hecho en otros muchos asuntos.
Y mientras cada uno saca sus particulares consecuencias
sobre los datos de la caída del paro, pero también de los afiliados a la Seguridad
Social, enfatizando sobre la bonanza de la reforma laboral, sigue latente un
asunto que nuestros políticos apenas se atreven a tratar con contundencia. Me
refiero al independentismo, tanto en el País Vasco como en Cataluña. Basta que
alguien con talla suficiente, como Alfonso Guerra, diga que “Si Mas hace una
consulta ilegal será obligado el art. 155 de la Constitución”, para que,
comenzando por sus propios compañeros de partido, se monte la mundial. ¿Es tan
sorprendente y nefasto afirmar lo obvio? Aquellos que se rasgan las vestiduras
debieran al menos decir a la gente con honestidad qué es lo que el Estado debe
hacer si se diera la consulta de forma ilegal. No vale eludir la respuesta con
apelaciones al diálogo con aquellos que han dicho por activa y pasiva que la
harán “sí o sí”, con lo que el diálogo sólo les vale si desde el Estado se
apoya su antidemocrática decisión. ¿Hay que pasarse a la ilegalidad con los
independentistas? Una vez más la honestidad de Alfonso Guerra y su valentía al
respecto queda demostrada. Lástima que otros prefieran nadar y guardar la ropa.
Luego nos extrañamos de lo que sucede, entre otras cuestiones que una ETA,
dispuesta al parecer a entregar las armas pero no a disolverse, asuma la vía
catalana a favor del derecho a decidir, para situarlo “en el centro de la
política como labor prioritaria”. Lo extraño es que, con semejante pasteleo y
permisividad, no se estén planteando la independencia desde el cantón de
Cartagena hasta el Condado de Treviño. Al fin y al cabo, ya ven, las
irresponsabilidades no sólo no se pagan sino que además hay que tratarlas con
delicadeza vaya a que los irresponsables se molesten.
Entretanto la Fiscalía pidiendo que el TS investigue al
senador Goyoaga por “captar terroristas” o la Audiencia Nacional enviando a
Alaya (la jueza de los EREs fraudulentos) la denuncia contra Cándido Méndez y
el Gobierno pidiendo que el asesino de Alcásser vuelva a prisión. Por cierto,
Méndez dice que de los escándalos de UGT se entera por la prensa, lo que, si le
exime de responsabilidad delictiva, no le exime de incompetencia para
desempeñar el máximo cargo del sindicato. Y, en todo caso, todavía está a
tiempo de impedir que UGT se sume al abominable juego del “y tú más”,
desautorizando que desde el sindicato se diga que sus archivos se han borrado “como
los del PP”. Seguramente CCOO estará tomando nota, ya que los medios, saturados
ya de los asuntos de UGT, van sacando algunos asuntos de su sindicato que, en
caso de continuar, espero que no se califiquen como “irregularidades” por parte
de las cúpulas dirigentes. No afrontar la realidad, por cruda que sea, siempre
es peor que enfrentarse a la mentira, que, al fin y al cabo, suele tener los
pies muy cortos.
Jorge Cremades Sena
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