No se puede negar la
alta dosis de imaginación y creatividad que tienen los independentistas
catalanes que están al frente de la Generalitat. Si, tras la sentencia del
Tribunal Constitucional, Jordi Turull, portavoz de CiU, dijo que el fallo de
tan alto tribunal era obra de “agitadores políticos que avivan la
catalanofobia”, ahora resulta que Francesc Homs y, por ende Artur Mas, tras
analizar la sentencia mantienen que “es posible organizar una consulta de
acuerdo con el ordenamiento jurídico” por lo que les valdrá de “gran utilidad
para organizar la consulta” en la fecha prevista. Entretanto el PSOE, que
rechaza la consulta, se aleja de las tesis del PP y, para no desagraviar a CiU,
mantiene su ya conocida oferta federalista, mientras ERC denuncia la
“complacencia” del Govern Catalá con el Constitucional e insiste en que el
fallo “contradice la voluntad de los catalanes”. ¿En qué quedamos? Hay que ver
lo que puede dar de sí una sentencia del Constitucional que, en definitiva,
dice lo único que puede decir, como es que, manteniendo el respeto a la
legalidad establecida y a los mecanismos pertinentes, tan posible es celebrar
la consulta, como diseñar un estado federal o unitario. En definitiva, dentro
de la ley es posible cualquier decisión que decidan los españoles (todos los
españoles), soberanos de su propio destino, incluido, por supuesto, el cambio
de la propia ley. Lo sabe hasta el más ingenuo de mi pueblo. El problema que
callan todos los que con estas cosas prefieren hacer juegos malabares es que,
inevitablemente, hay que contar con la decisión mayoritaria y cualificada del
pueblo español, pues lo contrario sería una ilegalidad manifiesta inaceptable.
Si lo que Mas pretende es buscar una salida al laberinto en el que él solo se
ha metido y ha metido a los catalanes, lo que debe hacer es dejar de mentirles
con este tipo de manifestaciones e interpretaciones peregrinas y, muchas veces,
contradictorias no sólo con sus socios de gobierno, sino también con buena
parte de sus propios compañeros de partido.
Y lo que tanto PP como PSOE debieran
hacer de forma urgente es ponerse de acuerdo en redactar una ley estable de
Educación que nos saque definitivamente del ridículo más espantoso cada vez que
los informes PISA evalúan a nuestros estudiantes. Resulta que si hasta ahora
quedábamos muy mal parados en materias instrumentales como lengua y
matemáticas, ahora resulta que suspenden también en habilidades de la vida
cotidiana, quedando 20 puntos por debajo de la media de la OCDE. Todo ello
supone que, al igual que sucede en el resto de países civilizados, la educación
quede fuera del debate político partidario para que no haya una ley cada vez
que hay una determinada alternancia política, deteriorando el sistema de forma
alarmante. Es obvio que el esfuerzo económico realizado al respecto no se
corresponde con el éxito pretendido.
Tampoco se corresponde la realidad
con lo que tanto el Gobierno como los bancos vienen manteniendo sobre el
crédito, pues, aunque mantengan que “vuelve a fluir” basta contrastarlo con la
gente normal y corriente para saber que a ellos no les llega, por más que la
situación económica esté mejorando, al extremo de que la prima de riesgo haya
caído al nivel del ajuste de Zapatero en mayo de 2010, situándose el
diferencial en 164 puntos, cuando no hace tanto tiempo era más de 500 puntos.
Por lo demás, al igual que sucede
con las interpretaciones de las sentencias en el asunto independentista, sucede con las
encuestas. La última de NC-Report da como vencedor al PP en las europeas a
pesar de que dicha formación política aún no tenga candidato oficial para
encabezarla. Parece que los votantes socialistas andan más preocupados por la
ausencia del cabeza de lista popular que los propios votantes del PP, mientras
se barajan los nombres de Arias Cañete, Esperanza Aguirre o González Pons.
Seguro que cualquier otra encuesta podría mantener todo lo contrario. Siempre
es así. De momento y a la espera de saber el cabeza de lista popular, el PP
populariza una frase, a mi juicio, acertada, aunque nada tenga que ver con las
elecciones en cuestión y sea más propicia para unas elecciones generales. La
frase en cuestión dice “si te preocupa el futuro no dejes que se repita el
pasado”, lo que, teniendo en cuenta la desastrosa gestión de la época de
Zapatero, no está nada mal como propaganda política en esta precampaña ya
iniciada. Por si acaso, el PSM se querella contra González, el presidente
autonómico de Madrid, ante el TS por el ático de Marbella. Como no puede ser de
otra forma, me temo que la corrupción, como en otras elecciones, será moneda
común durante la campaña electoral que se avecina.
Y
fuera de nuestras fronteras, mientras la UE exige al nuevo gobierno de Francia
una serie de reformas encaminadas a estabilizar la economía francesa, cuyo
nuevo primer ministro Valls ha prometido ir “más lejos y más rápido”, los
jóvenes cubanos siguen insatisfechos con las tímidas reformas de apertura del
régimen cubano (de Venezuela, mejor ni hablamos), en tanto que el horror del
brote de ébola se extiende por buena parte de África, generando gran
preocupación en la comunidad internacional. Y para horror el que los
arqueólogos ponen a la luz pública al excavar por primera vez en el campo de exterminio
nazi de Treblinka, para que siempre la Humanidad recuerde que, si realmente le
preocupa el futuro, no deje que se repita el pasado.
Jorge Cremades Sena
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