Sin lugar a dudas la
expectación sobre el debate que se celebrará mañana en el Congreso sobre el
plan soberanista catalán ocupa buena parte de la atención de los españoles,
incluidos los catalanes, mientras las imágenes televisivas y los medios
escritos nos informan de los graves altercados en Ucrania, donde los prorrusos,
no conformes con desmembrar ilegalmente Crimea para ponerla en la órbita rusa,
protagonizan nuevos incidentes en la frontera al extremo de proclamar la
República de Donetsk con idéntico propósito, tras tomarla violentamente y
extender su violencia a otras ciudades. El primer ministro ucraniano acusa a
Rusia de querer “desmembrar Ucrania” y “facilitar la incursión de tropas
extranjeras”. Es obvio que, abiertas las puertas del infierno de la ilegalidad
y la violencia, los demonios campan por doquier a su libre albedrío.
En vísperas del inquietante debate
en el Congreso, al que Artur Mas no irá para que no le suceda lo que en su día
sucedió a Ibarretxe, tanto Rajoy como Rubalcaba, intentan hacer un último
esfuerzo para que el President entre en razón, ya que, como no puede ser de
otra forma, mañana le cerrarán el paso a continuar con la ilegalidad. ¿Cómo?
Sencillamente con la aplicación de las reglas de juego democráticas. Justo como
se hace entre demócratas. Incluso el presidente del TC, Pérez de los Cobos,
dice que “habría que desdramatizar la reforma constitucional” y cree que “deben ser los políticos los que
valoren esa medida”. Una obviedad en todo caso ya que las reformas constitucionales
no tienen que ser dramáticas siempre que se planteen dentro de los cauces
establecidos en la propia constitución y no a golpe de desobediencias,
sediciones e ilegalidades que son justo los elemento que dramatizan la
situación. Por ello, mientras los agitadores del independentismo desde la ANC
ya se preparan por si al final el Estado se ve obligado a intervenir en
Cataluña, quien debiera desactivar dicha locura, Artur Mas, en vísperas del
debate se permite manifestar, conociendo de antemano su derrota, que en el
debate “Dirán no a una ley pero no van a poder parar la voluntad del pueblo de Cataluña”.
Menos mal que la voluntad del pueblo, catalán o no, no es esclavizar a los
extranjeros o cualquier otra barbaridad (obviamente fuera de lo que permite la
ley) ya que, aplicando el criterio de Mas, sería suficiente para darle todo
tipo de legitimidad por ilegal que sea.
Y
en vísperas del debate independentista se publica el último barómetro del CIS.
El paro sigue siendo la gran preocupación para el 82´3% de los encuestados
(frente al 81´1% anterior), evidenciando que la población sigue sin percibir
las supuestas mejoras económicas (al menos en lo que al paro respecta), aunque
el 21´1% piensa que la situación mejorará (frente al 19´5% anterior). La corrupción
y el fraude preocupa al 41% (frente al 44´2% anterior); los problemas
económicos, al 28´2% (frente al 28´3%); los políticos, partidos y la política,
al 26% (frente al 24´2%); e irrumpe la inmigración como preocupación para el
5´1% cuando antes era prácticamente inapreciable. Resultados que confirman una
leve mejoría del pesimismo social y un estancamiento en la esperanza de que las
grandes preocupaciones de la gente sencilla tengan pronta solución.
Mientras tanto, Bildu amenaza con
subir el 150% del IBI en Zarauz a las segundas viviendas no alquiladas; es
decir, a los “españoles” que con su esfuerzo decidieron adquirir un apartamento
para disfrutar en vacaciones de tan preciosa tierra como es el País Vasco (y, por
supuesto Zarauz).
Por su parte, el Secretario de Estado,
Beteta, anuncia que “el número de empleados públicos se va a reducir, y mucho”,
mientras que en una oposición para Hacienda en Valencia se da prioridad en caso
de empate al hombre frente a la mujer, y algunos se preguntan si el nuevo
Código Penal permitirá la prisión permanente y para siempre a los enfermos
mentales. Tres asuntos importantes. Del primero, manifestar que no son pocos
quienes consideran un excesivo número de empleados públicos, así como de entes
públicos innecesarios; por tanto, si se hace bien, bienvenida sea la medida.
Del segundo, aunque la justificación sea que hay más mujeres que hombres
trabajando, quienes estamos en contra de todo tipo de discriminación (ni
positiva, ni negativa) por razón de sexo, tal como dice la Constitución, nos
oponemos a que la condición sexual decida el desempate cuando debieran ser
requisitos más objetivos los que inclinaran la balanza para obtener el puesto
de trabajo; por tanto, malvenida sea la medida. Y en el tercer asunto, de gran
complejidad, conviene hilar bien fino, pero teniendo en cuenta, en todo caso,
que los enfermos mentales peligrosos no pueden andar sueltos, salvo que hayan
sido curados de su enfermedad y, desgraciadamente, muchas de ellas son
incurables; baste fijarse en la serie de mujeres asesinadas por sus parejas o
ex parejas, en muchos casos, sujetos enfermos cuyos síntomas se conocen en el
entorno familiar, pero hasta que no se convierten en homicidas nada o casi nada
se hace para evitar tan trágico desenlace. Y como esta tipología de enfermos
mentales, otras tantas que sería prolijo citar aquí. Alguna medida, por tanto,
habrá que tomar.
Por lo demás, mientras el FMI alerta
sobre la débil economía de la UE a causa de la escasa demanda interna y la baja
inflación, en Venezuela la situación se agrava por momentos en tanto que la
represión se acrecienta. Asuntos preocupantes, como el referido en Ucrania, que
se añaden al preocupante ascenso de la extrema derecha en Europa. En Hungría,
mientras el populista Orban revalida su inmenso poder al superar el 44% de
votos en las legislativas de ayer, la coalición de izquierdas aguanta como segunda
fuerza como puede, en tanto que la ultraderecha se coloca como tercera fuerza “in
crescendo”.
Jorge Cremades Sena
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