Aunque se tenga la
sensación de que algunos prefieran ver todo negro, lo cierto es que de nuevo,
aunque sea tímidamente, se sigue generando empleo en España, encadenando dos
meses de crecimiento del empleo neto y sumando seis meses de caída del paro.
Una noticia buena “per se” al margen de los matices y consideraciones que
cualquiera haga lo que, junto a otros datos positivos, supone que la economía
española repunta sin lugar a dudas. Que el pasado mes haya sido el mejor marzo
para el empleo desde 2006, con casi diecisiete mil parados menos, que en un año
se haya reducido el paro en 240.000 personas y que haya casi 84.000 afiliados
más a la Seguridad Social, debiera ser celebrado por todos, demostrando así que
los intereses generales están por encima de los particulares por legítimos que
éstos sean. Seguro que a la inmensa mayoría de quienes han encontrado empleo y
de aquellos que desesperadamente estén buscándolo lo que menos les importa es
que los contratos temporales hayan subido un 26% desde la criticada reforma
laboral cuando en la mayoría de países europeos el mercado laboral suele ir por
dichos derroteros obteniendo mucho mejor resultado que el conseguido en España
con el rígido sistema laboral anterior que dejó a varios millones de
trabajadores en la cuneta.
Y en el buen camino parece estar la instrucción
judicial del caso Bárcenas, a quien el juez Ruz cita en la recta final de la
misma, asumiendo que el ex tesorero se lucró con la Caja B del PP, robando por
tanto miles y miles de euros de dinero negro para esconderlos en Suiza. Por su
parte, Fiscalía considera que Díaz Ferrán creó una “organización criminal” para
vaciar Marsans. Dos asuntos de gran interés político y mediático que, junto al
resto de casos investigados, deben ser esclarecidos hasta sus últimas
consecuencias en beneficio de todos los que, aun soportando demasiadas
calamidades económicas, ponen su honradez personal por encima de cualquier acto
delictivo aunque éste, como a Bárcenas o Díaz Ferrán, les propiciara una vida
de opulencia.
No se puede decir por el contrario
que vayan por el buen camino los independentistas de ERC y CiU que, imitando a
Bildu, deciden poner la bandera española aclarando que lo hacen por imperativo
legal, tal como han hecho en Sant Sadurní d´Anoia al colocar una placa
explicativa al respecto, contrariando a los productores de cava por temor a un
nuevo boicot que, en todo caso, el resto de españoles no debiéramos hacer.
Sobre otros asuntos destacados en
los medios, mientras el hijo de Suárez reclama que se retire el libro de Pilar
Urbano sobre su padre y el Rey, el hijo del guardia civil asesinado por
Bolinaga, a quien el juez interrogará sobre otros asesinatos, dice,
comprensiblemente: “Bolinaga destrozó a mi familia, que lo sienten en el
banquillo” lleno de lógica indignación sobre todo cuando el etarra ni siquiera
ha mostrado el mínimo gesto de arrepentimiento por todo el daño causado.
Entretanto, casi todos los medios destacan
una curiosa noticia, relacionada de una u otra forma con la Justicia, aunque
sea en su vertiente deportiva. El Barça, siendo como es un gran equipo de
futbol, es sancionado por la FIFA a estar un año sin nuevos fichajes por
irregularidades en anteriores contrataciones de menores de 18 años o traspaso
ilegal de menores extranjeros. También destacan todos el éxito del Real Madrid
en el partido de ida de cuartos de final de Champions frente al Borusia Dormund
por 3-0 que, prácticamente le coloca, salvo sorpresa mayúscula como el año
pasado en Alemania, en semifinales, mientras Barça y Atlético de Madrid habrán de resolverlo en la vuelta al quedar en el Camp Nou 1-1. Conviene en todo caso
que tan magníficos equipos tengan buena dosis de prudencia para evitar
sobresaltos de última hora. Las euforias nunca son buenas consejeras.
Para terminar, mientras Chile, tras
los terremotos sufridos, es objeto de evacuaciones masivas por una alerta de
tsunami, y Valls nombra ministro de Economía a un detractor de la austeridad
(lo que no se compadece con las exigencias de cuadrar el déficit), un nuevo
conflicto diplomático se desencadena entre España y Reino Unido por Gibraltar;
Cameron, presionado por Picardo, protesta por la incursión de un barco español
en Gibraltar. En fin, lo de siempre. Tiene narices que tratándose de aguas
españolas (Gibraltar carece de ellas) se tenga que soportar este tipo de
protestas aunque sólo sea para satisfacer a algunos energúmenos.
Jorge Cremades Sena
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