En esta Unión Europea a medio hacer, aunque
seguramente, según algunos expertos, lo que procedería es la compra de deuda
por parte del BCE que, de momento, parece lejana, Draghi ha decidido apostar
por un estímulo a la economía de la eurozona sin precedentes. En efecto, el BCE
aprueba una histórica inyección de dinero, nada menos que 400.000 millones de
euros, con la finalidad de que se reactive y fluya el crédito, tan necesario para
las pequeñas y medianas empresas, forzando así a la banca a desbloquear la
parálisis crediticia con penalizaciones a las entidades que no concedan
préstamos. Una medida, criticable como cualquier otra, que ha de recibirse con
cierto optimismo, si los eurófilos queremos despejar en el futuro los fantasmas
eurófobos que se han asomado peligrosamente en las recientes elecciones al
Parlamento Europeo. Y, obviamente, este plan de estímulo desata la euforia en
los mercados, justo cuando EEUU consigue recuperar todo el empleo que perdió durante
la gran recesión. O Europa funciona y prospera, o Europa se hunde. Y nunca
mejor momento para recordarlo que en el 70 aniversario del desembarco de
Normandía que inició la esperanza definitiva a la consecución de la libertad.
Basta echar un vistazo a aquella Europa en armas y a todas las causas que años
antes provocaron la tragedia para decir ¡nunca más!. Si para eso, después de la
guerra, se inició precisamente la construcción de esta nueva Europa que, cada
vez más, ha de ser la Europa del entendimiento, la cooperación en todos los
niveles y las libertades, no olvidemos jamás que los errores se pagan bien
caros y, cuanto más mayores, mucho más costosos. En la ruptura jamás está la
solución de las dificultades compartidas.
Por cierto, la conmemoración del desembarco de Normandía,
ya ha propiciado alguna que otra buena noticia, entre ellas el encuentro ente
Obama y Putin, el de Putin con el nuevo presidente ucraniano, así como otra
serie de diálogos entre los aliados y el ruso que, al final, han desembocado en
un principio de acuerdo de negociación que ponga fin a la violencia en Ucrania.
Una gran noticia sin duda ya que el desencuentro flagrante es malo para todos,
se mire como se mire. Si hace setenta y tantos años los europeos no lo supieron
ver así, ahora deben tener presente que tropezar de nuevo en la misma piedra es
la por herencia que se les puede dejar a nuestros hijos y nieto,
España, por lo que le toca (justo antes de la citada
guerra ya tuvo su particular calvario en la suya propia), sigue enfrascada en
los pormenores y detalles de la entronización de Felipe VI, que será
definitivamente el día 19 de junio. Todo apunta a que será un acto austero,
como corresponde a la situación económica que atravesamos, ya que se pretende
que no suponga gasto adicional al Estado. Ni habrá invitados extranjeros, ni
miembros de otras casas reales y, al parecer, no se celebrará misa. Todas
ellas, novedades insólitas que generan, como siempre sucede, críticas en quienes,
se haga lo que se haga, buscan los tres pies al gato. En todo caso, un gesto
llamativo con las lógicas lagunas que cada uno quiera destacar. Parece ser que
ni los actuales reyes asistirán a la proclamación de Felipe VI, en que, al
parecer, cada diputado votará de forma nominal, tras ser llamado al efecto. Por
su parte Rajoy y Rubalcaba andan buscando cerrar urgentemente una ley para
aforar a don Juan Carlos que es lo razonable en estos casos, en ningún país civilizado
del mundo el Jefe de Estado saliente, ya sea rey o presidente republicano,
queda sin trato judicial especial, aunque algunos descerebrados, como Homs,
digan que “el motivo de abdicar es mantener el negocio familiar” y otros
independentista tengan hasta el mal gusto de comparar a la nueva princesa de
Asturias, Leonor, con la “niña del exorcista”, evidenciando la catadura moral
que tienen. Seguro que si alguien dijera que sus proyectos independentistas son
para mantener y proteger sus negocios familiares o clánicos, así sean legales o
ilegales, se lo tomarían como el mayor de los insultos, no a ellos, sino a
Cataluña. En fin, es lo que hay.
Mejor
destacar que el Gobierno, que acaba de iniciar la devolución de los primeros
1.300 millones de euros del crédito para el rescate bancario, ha puesto en
marcha un Plan de unas 40 medidas para mejorar la competitividad y animar la
economía española a base de impulsar el consumo en plena euforia de los
mercados, movilizando nada menos que 11.000 millones de euros. Entre otras, la
idea es reducir las comisiones a las tarjetas de crédito, ayudas para coches y
más préstamos para las pymes, justo cuando la Bolsa rompe la barrera de los 11.000
puntos, la deuda cae por debajo de la británica y marca su mínimo, en tanto que
la prima de riesgo, inasumible no hace mucho tiempo, baja hasta los 129 puntos.
Buenas noticias que sería injusto no destacar y que ojalá se sigan repitiendo.
Y, por el contrario, ojala que se
acabe de una vez por todas con las nefastas noticias sobre corrupción que tanto
daño están causando a España en todos los niveles. Al parecer, mientras Hacienda
y la Policía ratifican que el PP pagó en B obras de su sede, al escabroso
asunto de los ERE se añade la petición de imputar a altos cargos de la Junta de
Andalucía por el ERE de Altadis, justo cuando todo el PSOE busca la unidad en
torno a Susana Díaz. Menos mal que, al menos, acaba de ser desarticulada una
red delictiva que se dedicaba a adulterar gasóleo para venderlo en diferentes
gasolineras, un negocio que, sólo en los últimos ocho meses, defraudó más de
cinco millones de euros en el impuesto de hidrocarburos ya que en su catálogo
delictivo se añadía además falsificación de documentos y fraude en otros
impuestos derivados del consumo y muy especialmente el IVA. Como ven, en esto
del choriceo al por mayor en España el que no corre vuela.
En otros asuntos de interés,
mientras Hacienda avala que la Mezquita de Córdoba es de la Iglesia, la
Sociedad Civil Catalana emprende una ofensiva internacional para desmontar el
desafío de Artur Mas y envía al respecto cartas a todas las embajadas;
entretanto Obama defiende que Escocia no se separe, argumentando en nombre de
los norteamericanos que “queremos que uno de nuestros socios más cercanos siga
fuerte y unido”. Unidad y fortaleza que, obviamente, se deterioran con la
separación territorial a pesar de que el asunto de Escocia sea totalmente
legal, asunto que nada tiene que ver con el caso catalán como ya se ha dicho por
activa y pasiva.
Jorge Cremades Sena
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