Es la promesa del Príncipe Felipe tras la
prometida abdicación de su padre que en breves días le elevará al trono de
España, servir a “una nación única y diversa” mientras reclama a los españoles “anteponer
el bien común a los intereses individuales”. No podía ser de otra forma, como
uno de los primeros estados modernos europeos, surgidos tras el largo periodo
medieval, España siempre ha sido una nación única, unida y diversa, por más que
algunos hayan pretendido dividirla y romperla mientras otros han querido anular
su diversidad. Hoy, como nunca a lo largo de su historia, la diversidad está
más que consolidada y el peligro viene de quienes pretenden romper su unidad,
el principal reto del futuro reinado de Felipe VI. Rajoy por su parte, como
Presidente de Gobierno, pide a los partidos que no hagan “política pequeña”,
mientras resalta la actitud “ejemplar de Rubalcaba y el PSOE”, y especialmente
solicita a CiU, que, al final, se va a abstener incomprensiblemente, que actúe
con “altura de miras”, pues como bien dice Felipe de Borbón, sólo con estos requisitos
citados se superan “periodos de dificultades como los que atravesamos”. En fin,
remar con el viento a favor siempre es fácil, pero la valía de los navegantes
se demuestra precisamente cuando los vientos soplan en contra. Allá cada cual
con sus irresponsables comportamientos que, al menos, tienen de positivo, saber
con qué personajes nos la estamos jugando los españoles. De entrada, algunos,
como Durán i Lleida, que se llena la boca de sensatas propuestas, tendría que
explicar a todos los españoles por qué su sensatez oral no se corresponde con
sus actuaciones posteriores. No se puede actuar como un alto representante del
Estado Español en el exterior al ser un alto representante parlamentario en la
Comisión de AAEE del Congreso y esconder la cabeza sin dar la cara cuando se
ponen en marcha procesos constitucionales como el que nos ocupa. Y, como él,
otros tantos personajes que los ciudadanos debiéramos desenmascarar en sus
intolerables contradicciones, para que, al menos, cuando haya que ejercer la responsabilidad
de votar cada uno obre con conocimiento de causa. Y entretanto el Rey Juan
Carlos con su habitual espontaneidad y para despejar determinadas
especulaciones dice que “o abdicaba ahora, o tenía que esperar dos años” ya que
quería hacerlo cuando estuviera bien y sin interferir en el calendario
político, aunque también valoró por lo visto la marcha de Rubalcaba.
Y sobre otros asuntos, destacar que, al parecer el
arquitecto del PP ingresó en su caja de seguridad dinero en b que le dio
Bárcenas; que Trías ofrece a los “okupas” que se queden 30 meses más en Can
Víes; y que se vislumbra una huelga en CCOO por despedir con 20 días a 18
asesores legales, pues el sindicato recurrió en Cataluña a una artimaña legal
para esquivar un ERE. En fin, actitudes todas ellas que obviamente no están a
la altura de las circunstancias, haciendo de la función pública un ejercicio de
bajura de miras que empequeñece la política en general. A algunos, en todo
caso, no creo que les importe demasiado todo este tipo de asuntos ya que están
elevados por encima del bien y del mal, como, por ejemplo, los futbolistas españoles
que, curiosamente, serán los que más cobren si ganan el mundial. ¿Qué les
parece? A mí, fatal. Y que conste que soy un forofo del futbol.
Fuera de nuestro país, mientras la Fiscalía de Alemania
va a investigar las escuchas de EEUU a Merkel, que tanta polémica suscitó
lógicamente en su momento, Obama y el G.7 acentúan el aislamiento de Putin a
causa de su actitud en la crisis de Ucrania.
Jorge Cremades Sena
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