Hoy, a
pesar de todo lo que está cayendo, es un gran día. Los españoles, aunque en
esta ocasión sea a consecuencia de un lamentable fracaso, estamos convocados a
ir a las urnas, que es al final el sancta sanctorum de la Democracia. Bien lo
sabemos quiénes, como yo, no pudimos hacerlo durante una buena parte de
nuestras vidas ya que nos consideraron súbditos y no ciudadanos. Por eso bien
sabemos lo que significa un día como hoy. Por tanto, todo el mundo a votar.
Cada uno a la opción política que considere mejor para liderar los designios de
los españoles en los próximos cuatro años. A votar tras un largo bloqueo de
seis meses y sin pactos claros que pueden abocarnos a otro periodo de
incertidumbre… Pero eso es la democracia. A votar por más dudas que se hayan
generado en una campaña electoral polarizada y, en general, con cierta escasez
de propuestas que generan dudas sobre el tan ansiado acuerdo de gobernabilidad
y en una situación agravada por la crisis europea tras la salida de Reino
Unido. A votar para romper el bloqueo, a pesar del cansancio ciudadano, de la
amenaza de ingobernabilidad, que nuestros políticos se empeñan en mantener como
incógnita, y del “shock” del Brexit. A votar porque todo voto es útil, lo
inútil es quedarse en casa para que otros decidan por nosotros, haciendo así
dejación de un derecho que tanto costó garantizar en España. Más de 36´5
millones de españoles elegimos hoy quién queremos que nos saque de este inútil
bloqueo político en momentos bien difíciles tanto para España como para Europa,
por lo que hay que decidir entre la estabilidad y las aventuras populistas que
generan más incertidumbre. Pero es pueblo español es soberano, como lo ha sido
el británico, para apostar por lo que considere más oportuno. El Rey, como la
inmensa mayoría de los españoles, quiere un pacto antes del 19 de julio, es
decir, lo antes posible, y que el nuevo presidente tome posesión en agosto,
para que España supere lo antes posible este tiempo de interinidad
gubernamental, siempre negativa para nuestros intereses como pueblo. A votar
pues y reventar las urnas de votos para que luego nadie tenga que lamentarse
del resultado si no es de su agrado. A votar porque se lo merecen quienes tanto
lucharon para que España volviera a ser un Estado democrático y los españoles
libres. Y a votar porque las generaciones venideras necesitan que les dejemos
un país mucho mejor que el que lamentablemente nos dejaron a nosotros. Hoy los
españoles tenemos la última palabra. ¡A votar!
Y, coincidiendo con
este gran día para España, la resaca del “Brexit”, pasados los primeros
momentos de euforia o tristeza infinita por los inesperados resultados, hacen
mella en la sociedad británica y europea. Los ministros de Exteriores de los
seis países fundadores de la UE (Italia, Bélgica, Francia, Alemania, Holanda y
Luxemburgo) analizan en Berlín la crisis abierta por la salida del Reino Unido
y quieren negociar cuanto antes su materialización, por lo que Europa presiona
a Londres para que acelere su salida de la UE lo antes posible, mientras el
Gobierno británico dice que se tomará “unas semanas de reflexión”. En
definitiva, la UE exige ya la cabeza de Cameron (no para dentro de unos meses),
es decir, su dimisión inmediata, porque necesitan un nuevo interlocutor para
negociar cuanto antes la salida de Reino Unido que han querido los británicos.
Entretanto ya ha renunciado el Comisario Europeo de Finanzas, que era británico,
por pura coherencia, mientras Gran Bretaña sigue conmocionada por el resultado
del irresponsable referéndum. Es lo que suele suceder cuando se juega con
fuego. Ahora, a toro pasado, tanto Johnson como Farage, los líderes
irresponsables del Brexit, admiten sus graves falacias en la campaña electoral
con lo que sus mentiras para ganar el referéndum indignan las islas británicas,
mientras los europeístas se movilizan a favor de otro referéndum ante la cruda
realidad en que los demagogos, los vendedores de humo, han sumido al país. En
efecto, una iniciativa ciudadana reúne más de dos millones de firmas en tan
breve espacio de tiempo para repetir la consulta, acuñando el término “Bregret”
con la “B” de Britain y “regret” (arrepentimiento) frente al famoso “Brexit”
que tanta conmoción ha causado, mientras que desde la UE se pide a Cameron que
active la salida, que voluntariamente han decidido, “en pocos días” ya que lo
que toca es apechugar con las consecuencias clarificando la nueva realidad lo
antes posible. Que Johnson y Farage, como sus seguidores, afronten ahora ante
el pueblo británico las consecuencias de sus irresponsables demagogias y
mentiras durante la campaña y, además de tener que asumirlas como ya han hecho,
se quiten la careta populista mostrando su arrepentimiento por todo el daño
causado… lo grave es que algunos asuntos lamentablemente son prácticamente
irreversibles. Que les pregunten a los griegos, por ejemplo. En fin, ¡cómo para
no reflexionar y mucho antes de depositar el voto!
Cabe citar además que
el rechazo social y otros grupos armados lastran el proceso de paz en Colombia.
Y es que cuando se pierde la paz, como la libertad, cuesta mucho recuperarla,
lo que hace incomprensible que los pueblos que disfrutan de ellas, como el
español por ejemplo, no se afanen de forma sobrehumana para defenderlas y a
veces arriesguen en ponerlas en peligro. Ya ven, sólo cuando se pierden, se
valoran en su justa medida las cosas más importantes.
Jorge Cremades Sena
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